Contracultura el webzine se considera la primera publicación cultural generalista de la internet española.
El sitio Déjà Vu mantiene una reedición del webzine. Allí Joan Jorba describe su memoria como lector, y realiza una entrevista conmemorativa.
Aquí mantenemos una reedición de la última versión online de Contracultura el webzine (circa año 2000).
También tienen disponbiles todos los números de contracultura el infrazine en formato CBZ/ZIP y JPG, listos para su lectura en nuevos dispositivos.
También pueden navegar por el pasado usando Internet Archive y su Wayback Machine [Contracultura, El Coaxial (15 sept 95)].
Contracultura, por Joan Jorba
El Contracultura nace en 1996 como suplemento a EL COAXIAL, el semanario estudiantil de las facultades de ingeniería de la Universidad de Zaragoza.
La necesidad de un grupo de amigos de comunicar sus inquietudes culturales, y mediante la realización del fanzine, poder servir de gancho a otras personas de la comunidad de estudiantes, que seguramente jamás habían oído hablar de los grandes referentes de la cultura ‘no-oficial’.
La presentación del fanzine mediante una performace, fue toda una declaración de intenciones, el mundo del cómic underground, el cine porno, las fotografías de Joel Peter Witkin, entrevistas variopintas y mitificar a personajes bajo el lema de ‘vidas ejemplares’ entre otros artículos, era lo que se podia encontrar en sus páginas.
Con un diseño fanzinero, y decorado con mascaras antigás para prevenir al lector de la toxicidad del material que se tenia entre las manos, juntando en la misma sección Paco Martínez Soria con William S. Burroughs. El artefacto era capitaneado por Raúl Minchinela, pero era la conjugación de las personalidades de todos sus miembros lo que hizo grande el fanzine, echando mano de todos los medios disponibles para hacerlo crecer.
Es por ello que se creó la página web, aprovechando el poco espacio que se les ofrecía en el servidor de la universidad, y la conexión a internet de la misma, para gestionar los contenidos.
Hay que hacer un poco de memoria y recordar lo que significaba tener una web en el año 1996 en España, poca gente podía acceder a internet, los que lo hacían era con unas velocidades de transferencia irrisorias, y tener acceso para publicar algo era aun más limitado. Ese fue el motivo por el que en los buscadores de la época, la página del contracultura fuera una de las primeras en aparecer, cuando alguien buscaba sobre escritores beatniks o directores de cine de serie B. Así fue como di con ella hace años, y ahora, después de mucho tiempo he podido charlar con su creador, para que me contara lo que fue contracultura y como recuerda esa época.
Entrevista con Raúl Minchinela
Nota: Como Déjà Vu pretende hacer disfrutar al máximo la experiencia, va albergar la ‘reedición’ de la página original de contracultura, para que los lectores puedan disfrutar de nuevo ella. Así mismo, también está disponible en la red, la lista de correo ‘Enamorado de mi modem juvenil’ por parte de Raúl Minchinela. Actualmente pueden seguirle leyendo en su weblog personal o en la nueva ‘reencarnación’ del contracultura.
Nota 2: Como no podia ser de otra manera, ha tenido que ser nuestro amigo Raúl, quien en un ejercicio de clarividencia, ha parido un nuevo proyecto que pretende llevar un paso mas adelante la forma de comunicar en el entorno web. Se trata de las Reflexiones de Repronto, y pueden seguirlo aceptanto del reto de Repronto
Entrevista con Raúl Minchinela
¿Cual es tu visión después de los años, de lo que fue contracultura y qué representó para ti?
Probablemente contracultura es lo más loco,
divertido y desenfadado que he hecho en mi vida. Contracultura era no
solo el fanzine y la web. Era una (des)organización que hacía
intervenciones artísticas, actuaciones de teatro, ciclos de cine,
exposiciones a base de fotocopiadoras,… Era una diversión completa.
Era increíble. Esa foto es necesaria para responder a tu pregunta, que
se limita –y con criterio- al webzine.
Contracultura el webzine fue probablemente la primera «revista de
Internet» en español en tratar los temas de los que habitualmente
tratan los fanzines. Eso que englobábamos en cultura de masas,
subcultura y contracultura. Era la versión digital de un fanzine
(Contracultura el Infrazine») que repartíamos en la universidad de
Zaragoza y en los bares más activos de Zaragoza. En cierto sentido, era
un fanzine más, tal vez mejor redactado, más juguetón en el aspecto
visual, pero uno más. Lo que lo hizo especial fue que fue el primero en
aparecer en la Internet, gracias a que en el Centro Politécnico
Superior de Ingenieros de Zaragoza se permitió el acceso a Internet de
las asociaciones de estudiantes a partir de 1995. Y vivió hasta 1998,
el año en el que abandoné el CPS.
La web de contracultura, vista con perspectiva, ofrece dos fotos
opuestas. Una es un cierto sabor a trabajo bien hecho: agradecimientos,
reseñas en diarios nacionales, comentarios halagadores en papel y a la
cara,… La otra es que a causa de esa explosión inicial, hubo un
instante en el que el feedback que recibíamos nos hacía pensar que
Contracultura podría ser una base sobre la que otros, que no tenían un
acceso tan abierto a Internet, podrían construir. Una «república
independiente del fanzine digital». Eso nunca sucedió. Y es un cierto
regusto amargo. A eso hay que añadir, con toda la sinceridad
pertinente, que Contracultura probablemente tuvo más seguimiento del
que merecía. El llegar el primero hace mucho.
Luego está la parte puramente personal. El grupo con el que creé
Contracultura han terminado siendo mis amigos más cercanos, más que los
que formé en el colegio o en el instituto o entre los vecinos. Con todo
lo que sudamos y con todas las noches que no dormíamos para hacer la
revista, ese detalle –totalmente personal, y que al lector le es
irrelevante- ya justifica la experiencia.
Desde contracultura, abristeis las puertas de la cultura
‘underground’ a mucha gente que no conocía muchos de los temas que
tratasteis, y por otro lado reivindicabais la importancia de estos
personajes, que no se les solía, ni se les suele dar en los medios de
comunicación masivos. Suelen ser, pues recomendaciones de amigos, o
referencias aparecidas en artículos o entrevistas, las que para el que
esté interesado sirven de llave de acceso a estos personajes
contraculturales. ¿Como te adentraste en el mundo de la contracultura?
¿Y cuales fueron los medios mediante los accediste a ella?
Siempre se accede a estas cosas del mismo modo: de prestado. Dejas
cosas, te prestan cosas, pierdes cosas que se prestan a terceros, te
llegan otras tantas que vienen de terceros…
Es oportuno señalar que mi hermano es once años mayor que yo. Eso
significa un salto cualitativo en tu estantería. Mientras crecía,
lo que compartía con él era siempre en su territorio. Así, con
diez años discutes sobre personajes y argumentos que le interesan a
alguien de veinte. Con quince, a alguien de veinticinco. Yo leía El
Víbora mucho antes de la adolescencia. No es que lo entendiera todo,
pero eso servía para construirte modelos en la cabeza. Cuando eres muy
joven, buscas lógica en el surrealismo, y siempre aparece algo.
Construyes con la cabeza. Y casi siempre te equivocas, lo que significa
que te has inventado algo nuevo. Entre El Vibora y La Bola de Cristal,
tu concepto del mundo era muy, muy particular.
La juventud con estantería grande no es fácil. De pequeño ya había
notado que lo que a mí me molaba era guay o era rechazado (por mis
compañeros de juego) de una manera aparentemente aleatoria, con algo
que nunca he sabido si era la edad o las modas. Un año yo era gracioso
y al siguiente no. Un año lo que leía molaba, y al siguiente era una
mierda, a ojos de los demás. Ante esa situación, o te abandonas a esa
extraña inercia ajena, o te resistes y aprendes a aguantar el temporal
con aquello que te gusta. Un poco como los que juegan la lotería al
mismo número, año tras año, esperando que más tarde o más temprano
salga premiado. Decides que sabes lo que te gusta y empiezas a
construir argumentos para defenderlos. Eso crea carácter. Un fanzine es
eso mismo, pero pasando mucho más rato en elegir las palabras y las
fotos. Lo mismo.
Cada numero de contracultura, era un pequeño monográfico sobre un
ámbito
contracultural, el mundo del cómic, del cine porno, el de serie B,
literatura de la generación beat, introduciendo a los grandes
nombres de dicho genero. Hace 10 años, sin la facilidad de conseguir
contenidos mediante internet, que hay ahora, y en una ciudad como
Zaragoza, ¿como se lo hacia la gente para conseguir ese material?
Dando el callo. Dando la brasa. “Yo sé de alguien que lo tiene”. “Ya
le preguntaré”. “¿Dónde diablos leí aquello?”. Era un caos. Los temas
te venían porque en tal revista o tal libro te había seducido. Pero el
tema hacía “clic” mucho más tarde, y luego tenías que rastrear dónde lo
habías visto que, en general, era material prestado. La Internet del
95-98 (que fue la vida real de Contracultura) no tenía colgadas
imágenes con tamaños para imprenta. Alguna usábamos para la edición
impresa, pero se notaba en seguida.
Ahora la Internet ha compensado todo eso, claro. Ahora no necesitas
una semana para saber cómo era aquella portada de disco “porque sé de
un amigo que”. Un buscador o un pool de imágenes te lo solventa en
segundos. Yo creo que esa misma dinámica, que yo disfruto y me sigue
asombrando, ha hecho que el internauta medio no acuda a los fanzines. Y
es muy complicado hacer fanzines si no consumes fanzines. La mayoría
hacen blogs porque leen blogs, pero el blog tiene un formato más
inconexo. Yo mismo tengo un blog; y es, lógicamente, inconexo. Que el
fanzine haya desaparecido de la Internet tal vez le da a Contracultura
mayor peso, a posteriori.
¿Como era la cultura del fanzine en la época en que
publicabais contracultura? ¿Teníais algún fanzine como referente antes
de empezar?
Yo en particular estaba enamorado de 2000 Maníacos, un fanzine
cinéfago de Valencia dirigido por Manuel Valencia, y donde colaboraban
primeras espadas de la categoría de Jordi Costa, Alex Cinéfilo, Jesús
Palacios o Pedro Calleja + Sandra Uve. Maníacos molaba porque hablaba
de películas de serie B y serie Z que no podías ver (eran tiempos muy
pre-emule). En principio, que te hagan crítica de obras que no puedes
consumir es una frustración. Pero ellos las comentaban con tanta
ilusión, tanta energía, y tan buen humor, que te contagiaban. Yo la
mitad del fanzine la leía sin saber de qué me hablaban. Te lo juro.
Eso, y que tenían coletillas espectaculares. Tal actriz “está más buena
que tu madre”. Cosas así. 2000 Maníacos fue un modelo porque yo quería
hacer eso mismo: seducir a la gente a que leyera sobre cosas que no
conocía y que no eran fáciles de conseguir. Y que, pese a todo, leyeran
los textos y se divirtieran y se quedaran con algo del mensaje que
pretendías transmitir. También estaba la sección “No me judas Satanás”,
que César Martín escribía en la revista Popular Uno. También eran
artículos de la cuerda, igual de exhaustivos, con el mismo humor
agresivo. Lo encontramos más tarde, pero también coincidía en la forma
y en parte del fondo.
2000 Maníacos es un cimiento claro y un modelo sobre el que
construimos, pero la mayoría de nuestras lecturas eran
Zaragozanas. Fanzines de bar. Hacíamos lo que leíamos, o mejor dicho,
lo que echábamos en falta en lo que leíamos. A mi me gustaba mucho
Kaspa de Rata, un fanzine de Tebeo donde nacieron SuperMaño, de Calvo,
y Cultass, de Calpurnio. Casi nada.
Por otra parte, el material más fácil de conseguir eran las ruinas
del fanzine subvencionado. Era fácil encontrar ejemplares de Madriz, de
Madrid me Mata, los asombrosos libros de Neuróptica que publicaban los
de Bustrófedon, una cosa sesuda sobre cómic que convertía el Comics
Journal en lectura para el retrete. Unas cosas tremendas, que daban a
entender que hubo un tiempo en el que este tipo de cosas eran
relevantes. Tardamos mucho en descubrir que no fueron relevantes, sino
subvencionadas. Pero nuestra arqueología de rastro se construyó un
mundo fanzinero en el que esa parte también tenía cabida. Nos
inventamos un sistema para encajarlo. Era como construir a partir de
unos restos toda una civilización, y una lógica, que de hecho nunca
existió.
Entre los fanzines de Bar, los de tiendas de tebeo, y los del rastro
nos construimos un sistema general de los fanzines, en genérico, con el
que construimos Contracultura. Seguro que nos equivocamos, y por tanto
lo que construimos era una cosa nueva. Y de ahí que a mucha gente
Contracultura le haya parecido original.
Faemino y Cansado recuerdan la entrevista que les hicisteis
como una de las mas interesantes de su carrera… ¿Cuales fueron las
entrevistas de las que conservas un mejor recuerdo? ¿Y bajo que
criterio os regíais para decidir a quien entrevistar? ¿Como lo hacíais
para contactar con la persona?
La primera entrevista que hicimos fue con J de los Planetas. Lo
asalté veinte segundos después de un concierto, y me dió el teléfono de
su casa. Yo fui el primer sorprendido. Los primeros bocetos de
Contracultura se construyeron con el insistente sonido del primer EP de
los planetas, el que en la portada tenía un dibujo de Starlin o de
Shawn McManus, porque a Joaquín en particular le apasionaba. Tal vez
fue el primero para obligarnos a pensar las entrevistas en grupo, para
involucrar a Joaquín en el cuestionario. La hicimos por teléfono, y se
convirtió en una costumbre.
El asalto –después de una conferencia, de una actuación, etc-
funcionaba muy bien, porque los entrevistados sabían con dos frases vas
a sintonizar con ellos o no. Casi de inmediato. Y solíamos sintonizar
con los personajes que nos interesaban. Incluidos los que peinaban
canas. La alternativa al asalto era el teléfono, y astucia con las
guías, y amigos con amigos de amigos. Mauro Entrialgo fue muy generoso
con su agenda.
La única entrevista en la que seguimos el “trámite institucional”, a
través del representante y tal, fue con Manolo Escobar. Y fue un
infierno. Aprendimos la lección: evita los trámites. Evita los
intermediarios, la gente que quiere fingir que es esencial.
De
todas las entrevistas, las que más me enriquecieron personalmente
fueron la de Albert Boadella y la del desaparecido Luis Carandell. Fue
increíble. Parecía que me leían la mente, que sabían exactamente lo que
les estaba preguntando. Boadella tardó un poco, porque empezaba muy
defensivo, pero cuando vio que era sincero desplegó un arsenal que me
dejó asombrado. Esos dos encuentros son los que más me han marcado,
personalmente. Esos, y una entrevista con Gustavo Bueno que nunca pasé
a limpio, y que colgaré cualquier mes de estos. Esas experiencias
fueron espectaculares.
Sobre qué nos hacía elegir unos en lugar de otros… Cuando
definíamos los contenidos de la revista, sobre el tema que tratase en
ese número, si alguien era español considerábamos más honesto hacer una
entrevista que un artículo. Y de la lista de españoles elegíamos al que
nos parecía ideal para ilustrar tal o cual cosa. Sobre todo nos decidía
saber que queríamos escuchar a cierta persona en particular. Por eso
planeabamos las entrevistas para que fueran exhaustivas, para que
fueran una especie de resumen del personaje. Ahí creo que acertamos.
El formato de vuestro fanzine en internet, vivió 2 versiones, la
primera era muy colorista y la segunda que quedó incompleta tenia la portada toda oscura.
Mientras
que el fanzine en papel tenia el texto muy apretado, en la web las
fuentes eran grandes y destacadas. ¿Cuales eran las sensaciones
que queríais transmitir mediante el formato que le dabais?
Uno de los principales problemas al montar la web era que no existía
ningún arquetipo con el que jugar. Un fanzine en papel tiene
arquetipos: basta echar un vistazo para saber de qué trata y cómo lo
trata. En las webs no había esa cultura. Hoy sí, ya ha habido
diseñadores que han desarrollado con mucho acierto el medio. Pero
entonces dábamos palos de ciego.
La versión azul era una herencia de una norma no escrita de las
presetaciones de powerpoint de la época: la legibilidad es máxima con
letras amarillas sobre fondo azul. Por supuesto, era mentira, pero en
la facultad era una especie de saber infuso. Nosotros hicimos una
variante de esa idea aplicando colores casi puros e intentando hacer
nuestra la combinación de colores de la portada de “Never Mind he
Bollocks” de los Sex Pistols. Hacíamos cosas que hoy son inimaginables,
como colorear las imágenes. Un cierto horror. Conocíamos la obra de os
diseñadores Neville Brody y Milton Glaser, eran nuestros maquetadores
modelo. Pero no la aplicamos con todo el acierto necesario.
La segunda versión que apuntas buscaba hacer uso de las nuevas
tecnologías, que permitían movimiento en la página. Fue una aplicación
de DHTML, una cosa moderna en su momento, en la que recorrías un
celebro escaneado a lonchas. Era juguetón. Mucha gente preguntaba si
estaba hecho en flash; aún no conocíamos el flash entonces. Estábamos
demasiado entretenidos con el principio del MP3.
La continuación del contracultura, por tu parte, fue una columna
escrita
en yahoo titulada ‘Enamorado de mi modem juvenil’. ¿Como se produjo
este cambio de publicar en una web a usar una lista de distribución de
correo? Así mismo empezaste a publicar artículos en Mondo Brutto…
como tuvo lugar ese cambio y cual era el panorama nacional de los
fanzines en ese momento, y que tenia el mondo brutto para que te
hiciese decantar para allí?
En 1998 me mudé a Barcelona
a vivir con mi novia y decidí tomarme un año sabático después de la
carrera. Una de las cosas esenciales en ese año sabático fue que decidí
no ver la televisión y no usar el ordenador. Ponía música, leía libros,
pasaba un tiempo enorme en exposiciones. Pero me desconecté de la
internet, y en general del mundo de los monitores. Esa etapa me llevó a
un regreso a las viejas maneras. En el diario El Coaxial de la
universidad había escrito la columna de la contraportada – “El
observador novel” -, y se sumó la inercia del artículo semanal con la
distancia de los amigos y del entorno de toda la vida. . Así nació
“Enamorado de mi Modem Juvenil”, una especie de canto al regreso de la
Internet y esa ideal mente colectiva, y también una reflexión sobre la
ficción, que era lo que me unía a mi “vida anterior” La ficción incluye
necesariamente la política y cualquier elemento que frecuente los
medios de masas. Era una válvula de salida de una situación nueva y
anómala. Y una forma de mantener el contacto con el teclado, de poner
una cierta disciplina. Hace mucho obligarte a un numero determinado de
caracteres. En el modem eran 4500.
El tema de Mondo Brutto es más curioso. Conocí Mondo Brutto en El
Fantasma de los Ojos Azules, el Bar que regentaban la mitad de El Niño
Gusano, cuando repartía por los bares el que terminó siendo el último
numero de Contracultura el Infrazine. Cuando lo ví me quedé alucinado.
Lo que nosotros pretendíamos con “Los intocables de Francisco Franco” o
con “40 maneras de cambiar de gafas”, que era resumir todo un recorrido
cultural de la forma más telegráfica posible, ellos lo hacían con
textos exhaustivos, larguísimos, y en general muy bien documentados. Y
muy divertidos. Me di cuenta de que nosotros hacíamos las cosas
telegráficas porque queríamos construir una introducción para el lector
novato en una serie de campos. Pero lo que venía después de la
introducción, era Mondo Brutto. Me quedé encantado. Empecé a colaborar
enviando textos, pero su modelo de texto exhaustivo es agotador de
escribir. En términos literarios, ellos son corredores de fondo y yo
soy un sprinter. A mi me gustan las distancias cortas, ceñirme al
máximo. He estado un tiempo sin enviarles nada, pero el próximo número
(el primero de 2006) tiene un texto mío. Y sigo sidariamente la lista
de correo de Mondo Brutto. Hay gente muy brillante ahí dentro.
En la actualidad, contracultura ha renacido con el formato de
webblog,
recuperando de vez en cuando artículos ya clásicos, y siendo canal para
expresar las inquietudes de los que formáis parte de ello. Y además
seguís reivindicando a los artistas contraculturales de antes, Joel
Peter Witkin por ejemplo… ¿crees que la gente es mas receptiva a la
contracultura ahora que antes? O quizás la gente prefiere conocer las
nuevas tendencias antes que conocer a los clásicos.
No apuesto por una mayor receptividad, pero es cierto que ahora es
mucho más facil acudir al material de origen. Esas películas extrañas
que comentaba 2000 Maníacos, esos discos oscuros que aparecian en Ruta
66,… todo eso está a un tiro de programa P2P. Basta con que alguien,
en alguna parte, quiera compartirlo. Por no hablar del Youtube, o el
Google Video. El regreso de contracultura como Blog no es formalmente
un regreso. No tiene una organización, ni reuniones. No hay una
voluntad de continuar un modelo que sí que pretendimos conscientemente
seguir. De momento es un corcho donde gente que estuvo en aquel sitio y
en aquel momento cuelga sus impresiones. No sé dónde derivará, pero a
fecha de hoy es un juego y un vínculo. Si cuelgo textos del pasado es
porque de lo que se hablaba en esos textos sigue siendo ”viejo”:
contracultura no era una revista de tendencias, sino de resumen, de “de
donde ha venido todo esto”. Hablábamos de animadores de los cuarenta,
no del corto que ganaba el óscar. Así que colgamos esos textos para que
la gente escuche a la velvet underground o vea piezas de Ladislas
Starevich, que sigue siendo algo que tiene que ser voluntario, que no
es fácil cruzarte viendo la tele.
Los imprescindibles de Raúl Minchinela
Libros imprescindibles:
Celtiberia Show, de Luis Carandell
La guía del autoestopista Galáctico, de Douglas Adams
Mondo Bulldog, de Jordi Costa
Archipiélago Gulag, de Alexander Solzhenitsyn
Asfixia, de Chuck Palahniuk
Ulises (libro 2 en adelante)- James Joyce (sí, en serio)
La flecha del Tiempo, de Peter Coveney
El libro del convaleciente, de Enrique Jardiel Poncela
Permíteme añadir una parte de Tebeos:
Paracuellos/Auxilio Social, de Carlos Giménez
Maus, de Art Spiegelman
Acme Novelty Library, de Chris Ware
From Hell, de Alan Moore
La obra pop de Gallardo (por ejemplo, Perro Nick)
Discos imprescindibles:
Nova Bossa- Red Hot on Verve
Cualquier volumen de Spanish Bizarro
El efecto lupa- El niño Gusano
Una semana en el motor de un autobús- Los Planetas
The Velvet Underground- The Velvet Underground
Goo- Sonic Youth
Mars Audiac Quintet- Stereolab
Electr-O-pura – Yo La Tengo
Future Sound of UK vol 3 – Bentley Rhythm Ace
As Heard on Radio Soulwax vol.1- 2 Many Djs
La Consagración de la Primavera – Igor Stravinsky
Películas imprescindibles:
Un perro andaluz, de Luis Buñuel
La parada de los Monstruos, de Tod Browning
La vida de Brian, de Monty Python
Santa Sangre, de Alejandro Jodorowsky
El vientre del Arquitecto, de Peter Greenaway
La Naranja Mecánica, de Stanley Kubrick
Apocalypse Now, de Francis Ford Coppola
Akira, de Katsuhiro Otomo
El club de la Lucha, de David Fincher
Lugares imprescindibles:
Una fiesta Universitaria (en particular, un San Pepe)
Un macrofestival de rock
Un concierto de El Niño Gusano (uups, muy tarde)
Una actuación de Faemino y Cansado
Un tren nocturno por Europa del Este
Un barco de pescador en las islas de Croacia
Las cuatro horas que hay después de que una fiesta se da por disuelta
Webs imprescindibles:
Youtube/Flickr- Youtube.com, Flickr.com: el mundo audiovisual como
lo intuíamos (aquí podriamos incluir mytv2go o cartun.com, de donde
salió buena parte de La Hora Chanante)
Boing boing- Boingboing.net: un canto a la autorregulación de la red
Filosofía en la red: Filosofía.org, Gustavo Bueno (fgbueno.es)y Esponjiformes.com
Bizácoras.net: un gran intento de articular el mundo fanzinero sobre
los blogs, de recorrer el camino inverso e intentar articular la
blogosfera (o la burrosfera, específicamente) en un tronco cohesionado.
No es estrictamente una web, pero creo necesario mencionar “Blender”,
una revista norteamericana que se distribuía en CD-Rom y que fue de las
primeras cosas interactivas “no-arty” que vimos. Su espíritu se
conserva hoy en multitud de webs que combinan la actualidad musical y
contenidos de ficción creados por ellos mismos. Con Blender vi lo que
sería la web cinco, diez años después.