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Mi generación - Televisión - página 2

 

 

11.- Fútbol en acción

Lo único recordable del mundial de fútbol 1982 es este programa protagonizado por Naranjito, un cítrico resultón de aventuras sosas e intrascendentes, acompañado por sus amiguitos Zruspa, Citronio (un limón), Coco y el robot Imarchi, todos de coeficiente intelectual nulo.

El zumo del mundial


 



Un programa para promover la lectura, decían.

12.- El desván de la fantasía

Animación barata con el objeto de hinchar el ego de José Ramón Sánchez, ilustrador a la postre de los programas electorales del PSOE en los tiempos del cambio -żvan captando...?-. José, Lola, Patata y su abuelo se perdían literalmente entre los librajos del viejo, dejando entrever el consumo fuera de pantalla de sustancias estupefacientes.

Literatura sin dimensiones


 

13.- La bola de Cristal

Mientras los programas "culturales" de la TV nacional no servían para nada, un programa infantil de la mañana de los sábados les daba sopas con onda. Los tediosos gordos gafotas hablando sobre clásicos incontestables eran sustituidos por rockeros de nueva ola aleccionando "a lo mejor deberías ver menos la tele". Un programa 100% aprovechable que no nos resistimos a analizar, nunca mejor dicho, parte por parte.



De izquierda a derecha: el orejas de Maese Sonoro, la pillina Hada Video, el empollón Maese Cámara y la creida del Hada Truca, todos con unos faradios extra de revoluciones.


El contrapunto lo daba la Bruja Avería, con idéntica mala leche a la que gasta tu vecina.

Parte uno- Los Electroduendes

En un mundo de cables y fusibles la lucha entre el bien y el mal tomaba cuerpo en geniecillos eléctricos que sustituían los estereotipos bíblicos por manuales de reparación de monitores. Los nombres atestiguan la especialidad de cada uno: las orejas estereofónicas de Maese Sonoro, las lentes de culo de vaso de Maese Cámara, la capacidad de rebobinado del Hada Video, la pasión por el cine de la Bruja Truca y la inclinación hacia el cortocircuito de la Bruja Avería condensaban el viejo lema de "a la felicidad por la electrónica". Los muñecos, más allá de las aventuras propias, interactuaban con la presentadora Olvido Gara, rojeras incombustibles como el ilustrador de El Pais Amechazurra, y no se privaban de poner de los nervios a la directora Lolo Rico. Olvido se resarcía realizando entrevistas que caen sin pena ni gloria en el nombre de pila de la entrevistadora.

Parte dos- La Pandilla Basura

En esta parte nos esperaban cortinillas aleccionadoras deudoras del Mayo del 68 y del Libro Rojo de Mao a partes iguales. Frases como "sólo no puedes, con amigos sí", "si no quieres ser como estos, lee", "queremos que nos cuenten cuentos", "menos mal que me mantengo en forma; ella empezó cuando era como yo", tienes quince segundos para imaginar; si no se te ha ocurrido nada, a lo mejor deberías ver menos la tele" y especialmente el eslogan que resumía todo el espíritu del programa: "voy a desaprender para desenseñar cómo se deshacen las cosas".



Olvido Gara, alias Alaska, luciendo esa moda ochentera que tan buenos recuerdos nos trae, incapaz de ver en la Bola que iba a terminar remezclando la Macarena de Los del Río.


La directora Lolo Rico (mamá) iba loca entre el comportamiento poco normal de los organizadores y las protestas telefónicas conservadoras.

Para que quedaran bien grabadas en nuestro subconsciente, modernillos de pro se dedicaban a tararearlas hasta el hastío. Mientras nuestros problemas existenciales eran resueltos con mantras como "soy un electroduende y nadie me comprende", neoflamencos con alzas nos recordaban que el mundo es más peligroso de lo que cuenta el telediario. Haciendo incapié en ello, se aderezaba el programa con sketches incomprensibles a cargo de Carbonell, Reyes, Auserón y otros que pillaban borrachos la noche anterior. Entre los guiones escritos de empalmada y las actuaciones nihilistas de todo a cien, se nos iniciaba a coste cero en la contracultura nacional.

Parte tres- Valore usted los Clásicos

Así como los programas culturales tradicionales partían de Aristóteles y se iban acercando, en la Bola partíamos del punki ye-ye para afrontar con sabiduría los clásicos más defendibles. De este modo, llegados a esta parte del programa, estábamos plenamente educados para apreciar en toda su magnitud series como La Pandilla, Embrujada y Los Munsters, pese a que el blanco y negro o el color mugriento hubiera hecho huir despavoridos a telespectadores menos iniciados.

La Cuarta Parte o la esquizofrenia de Javier Gurruchaga

Tras toda la vacunación anterior ya estábamos preparados para las drogas duras, y teníamos al camello más apropiado. Los corn-flakes pasaban a ser tripis, el azucar era polvo sospechoso y la nocilla venía de Marruecos, todo subvencionado por papá y mamá Gurruchaga, el propio hijo Javier y la tía norteamericana -todos interpretados por ya se imaginan quién-. Los personajes no tenían inconveniente en animarse con negritas, enanos, clónicos y demás carne de freak-show. Completaba el cóctel una brillante selección de imágenes de archivo cedidas en pleno plan Marshall, un criterio musical impecable y una aparente carencia de guión supeditada a la fluctuante mentalidad del presentador.

Como bajón del mono, TVE nos plantaba Gente Joven. Tras el viaje, la metadona folklórica del conjunto de tunas no funcionaba.

Seso, drogas y Rock and Roll
(qué tiene la Bola, que a todo el mundo le mola)


14.- Vacaciones en el mar

Yate de placer, con la siguiente tripulación, todos de confianza: el capitán, que nunca estaba al timón y era el perfecto anfitrión para cualquier fiesta de asilo; Su hija, en edad escolar, que se criaba en las cubiertas con compañías poco recomendables; el doctor "amor" que mojaba siempre; y finalmente el impagable camarero negro de sonrisa profident.

Nunca tan poca gente llevó a tanta



Si estos estaban de farra todo el día, ¿quién diablos conducía el barco?

 

15.- M*A*S*H*

Crónica médica en Corea, donde los hospitales de guerra -manda narices- se convertían en lugares perfectos para las bromas pesadas.

Heridos de risa



Un experto equipo de cirujanos para evitar a toda costa

 

16.- Los Angeles de Charlie

Investigadoras escogidas a dedo por un Charlie al que nunca conocimos -nunca salía en pantalla- pero al que le elogiamos el criterio de selección.

Las 3 Masqueperras



Charlie, pillinnnn...

 

17.- La Casa de la pradera

Epopeya rural, colosalmente aburrida, realizada en el campo para tener buenos fondos a cuatro duros. En la serie, la familia Ingalls le da un nuevo significado a la palabra gafe: ceguera, hambre, discapacidad síquica,...

Mucho pasto y poca pasta



La familia Ingalls sólo sonríe cuando le sacan fotos.

 

18.- Bonanza

De bonanza nada. Mal rollo en el este, en un Far West unifamiliar. Medio revelado en colores cutres para disimular los decorados de brocha gorda.

Coñanzo



La familia Cartwright de camping

 

19.- Colombo

Impecable higiene personal, nutrido guardarropa, excelente dicción, bellísima esposa y tiempo libre son las grandes carencias de este teniente que, pese a sus éxitos, no ascendió jamás. Para alivio de la tensión del televidente, siempre salía el asesino al principio de cada capítulo, con lo que la intriga se iba al suelo.

Yo lo adiviné antes que tú



Colombo, un dechado de virtudes persiguiendo casos sin suspense

 

20.- Heidi / Marco

Aventuras sin padres: Heidi vive de su abuelo y Marco de su mono Amedio. Animación japonesa de clásicos europeos para lagrima fácil, con planos fijos donde solo se movía la boca y el brillito de los ojos. En fin.

De los apeninos a los Alpes



Hermanos gemelos, separados al nacer


Peligro!  La portada!
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