Ray Harryhausen fue uno de los pocos que convirtió los efectos especiales en arte. Fue un prestidigitador de las imágenes, capaz de superar guiones lamentables, sobadas historias y actores infumables. Su genialidad para crear mundos extraños y criaturas alucinantes nos ha dejado momentos inolvidables e insuperados.
Aunque parido en 1920 en California, su verdadero nacimiento no se produjo hasta 1933, cuando asistió a un preestreno de la película que cambiaría su vida: King Kong. A partir de ese momento su obsesión por el trucaje, las miniaturas y los efectos no hizo más que crecer. Después de sus estudios y de diferentes trabajos algo primitivos fue llamado por el viejo maestro Willis O-Brien (el "padre" de King Kong) para que fuese su ayudante. Sus primeros años en la industria se desarrollaron en producciones modestas hasta que a mediados de los 50, hizo "The beast of 20000 fathoms", una película sobre un monstruo que destruye buena parte de EEUU (luego vendría Godzilla) . Después de este éxito empezó a hacer películas personales, lo que le sirvió para afianzarse en la industria. Pero su cenit como artista absoluto llegaría de la mano de su personaje favorito, Simbad. A finales de los 50, comenzó un ciclo de aventuras exóticas mostrando especial predilección por el mundo árabe y mitológico.
Poco a poco había ido adquiriendo las riendas de los proyectos donde trabajaba, llegando a ser el auténtico motor creativo. En este maravilloso ciclo aparecieron sus creaciones más recordadas. Son inolvidables sus cíclopes inocentones, la impresionante estatua de bronce andante o la extensa galería de gigantescos bichos que pueblan sus aventuras. Pero su auténtica obra maestra son los espectrales esqueletos andantes. Es imposible olvidar el extraordinario duelo de Simbad contra el esqueleto en el "El 71/4 viaje de Simbad". Delicioso, innovador y técnicamente perfecto.
Pero desgraciadamente la genialidad no es infinita y aunque siguió realizando buenos trabajos, fue perdiendo algo de su chispa creativa.
Si a esto le añadimos la paulatina desidia del público hacia el tipo de cine que practicaba, se puede entender su progresivo alejamiento del cine durante los 70 (aunque siguió viajando con su inseparable Simbad), que culminó con su adiós definitivo en 1981 . Desde entonces está retirado y recibiendo premios. Después de habernos regalado tantos buenos momentos de puro e imaginativo arte. Que descanse en paz.
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