CONTRACULTURA el webzine
INSTRUCCIONES DE USO
La cultura oficial murió con los reproductores: las fotocopiadoras evitan encontrar
un editor, los aparatos de música ahorran traslados de orquestas de cámara a
poblaciones de 200 habitantes. La cultura oficial era (es) sectaria y elitista.
La cultura no oficial no es considerada por los grandes manuales, pero es ineludiblemente
cultura, e irrevocablemente arte. El Pop Art mostró que todo podía convertirse
arte en las manos apropiadas: desde latas de conserva hasta cajas de embalaje.
El Punk llegó más lejos: todo ES arte lo haga quien lo haga, y no sólo lo realizado
por la élite que quería vender el Pop. A partir de la revolución punk, las colecciones
de libros de arte incluyen recopilatorios de anuncios publicitarios, de maquetaciones
de página, de escenarios para conciertos... Hoy en día está prácticamente generalizado
el sentimiento de que, si bien unas obras son más válidas que otras, todo es
arte.
Las culturas no-oficiales (la subcultura, la
contracultura y la cultura de masas), englobadas
bajo el nombre común de contracultura -la más interesante de todas ellas-, serán
las que abordaremos con el máximo rigor posible en estas páginas. Los contenidos
serán radicalmente diferentes a aquello a lo que la gente está acostumbrada,
aunque a veces la variación sólo sea de perspectiva sobre un mismo suceso o
un mismo medio. Y los cambios no suelen ser bien acogidos. No todo lo que aparecerá
en esta revista será del agrado de todo el mundo, y más aún, habrá quien opine
que ciertas palabras y ciertas imágenes no deberían ser incluídas. Pero no atenderemos
a eso. Si un autor decide colocarse un seudónimo hiriente o ha titulado su obra
de un modo insultante, no seremos nosotros quienes modifiquen el título o el
seudónimo para hacerlo más agradable para unos supuestos ojos o unos supuestos
gustos. Todos los autores, textos e imágenes incluidos en estas y próximas páginas
están aquí porque de una forma u otra han impactado a los redactores y éstos
desean hacer llegar ese sentimiento a tanta gente como sea posible. No podremos
abarcar todo cuanto deseamos, tanto por razones de espacio como por razones
de conocimientos e investigación: siempre serán agradecidas las sugerencias
y los recordatorios sobre temas, medios y autores que, por cualquier razón,
sean ignorados.
El vehículo base o la dirección esencial de esta publicación es la subversión.
Y que nadie se deje asustar: subvertir es modificar, desordenar, trastornar,
destruir... la moral. Para aquellos que consideren que la moral no ha de ser
trastornada ni modificada, que piensen en la mentalidad de principios de siglo
y convenzan a la chica que tengan al lado de que tiene menor capacidad intelectual
que un varón o a cualquier persona de distinta raza de que está en un estado
evolutivo inferior. Con los conocimientos revolucionarios, con la subversión,
las mentiras se derrumban. Y para ciertos círculos, las mentiras han de mantenerse
a toda costa, y las defienden mediante legiones de borregos fanáticos. Como
estamos en contra del fanatismo estamos obligados a defender la subversión,
a propagar tantos conocimientos como sea posible,... a defender la contracultura.
El verdadero objetivo de este suplemento de contracultura es que cuando el
lector haya terminado la última página, haya descubierto una forma distinta
de expresión o una sensación nueva, o haya modificado levemente su visión sobre
algo que siempre había percibido de forma nítida y/o monótona.
La gente que cree conocerlo todo o que concibe sus ideas como verdades absolutas
puede ahorrarse estas páginas. La gente que quiere censurar aquello que no comprende
o no le interesa comprender, también.
El resto, sean bienvenidos.
Comienza Contracultura.
Aquí está relatado cómo presentamos
Contracultura el 7 de Noviembre de 1995, con un montaje teatral del que hay quien
todavía sigue hablando a pesar de que muchos no lo han visto. Incluye espectaculares
fotos de la propia presentación.
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