CONTRACULTURA
El Webzine
MONTAJES ESCENICOS EN CONMEMORACION DEL PATRÓN
por Raúl Minchinela
MONTAJE CONTRA EL TERRORISMO
(Aparece una única persona, micrófono en mano, que comienza a recitar el texto).
Hay quien piensa que el terrorismo no tiene ningún objetivo tangible. Falso. El objetivo del terrorismo soy yo. Cada acto terrorista está destinado a mi, aunque no sea mi carne la perforada ni mi cuerpo el secuestrado. Cada trozo de metralla, cada gramo de explosivo, cada disparo en la nuca ha de ser visto por mis ojos y temido por mi cerebro.(Aparece un grupo de enmascarados, que le van rodeando lentamente). Esa es su guerra. Sus muertos son muertos al azar porque todas las sangres son igualmente rojas. (Uno de los enmascarados, preferiblemente una chica, encañona al orador y le coge el micrófono, si bien sigue dirigiéndolo hacia su boca para que se oiga el resto de su parlamento. No dejará de encañonarlo durante el resto de la obra).Todos con la misma estrategia: el terrorismo racial, de idioma, de religión, de palabra, obra o pensamiento. (Violentamente, le quitan el jersey al orador; debajo lleva una camiseta blanca. Tiran el jersey, y le cogen las manos para atárselas detrás de la espalda. Mientras, uno de los enmascarados escribe en el pecho del orador las palabras “OTRA VÍCTIMA”. El orador no modifica en ningún momento el ritmo de sus frases). Todos la misma guerra a la que no pienso acudir. Porque temo las balas en manos de cualquier hombre, como temo la metralla impulsada por cualquier explosivo. (Una vez atadas las manos. le dan con un bate de béisbol en la parte trasera de las rodillas, con lo que le obligan a arrodillarse. La persona que sigue encañonándole también continúa apuntando con la pistola hacia su boca). Me da igual quien empuñe el arma ni qué quiera de mí. Mi instinto de supervivencia no entiende de ideologías. Pero mi pánico a morir no es una rendición a los criterios impuestos. No me plegaré a sus exigencias aunque mi cuerpo sea apresado y mi sangre vaciada de mis venas. (Le atan la última parte de su cuerpo, los bíceps al torso, con una cuerda alrededor de todo su cuerpo). Cada muerto es mi hermano, mi padre y mi amigo. Cada atentado a la vida es una deuda de sangre que sólo quiero pagar con silencio. La violencia es cosa de esquizofrénicos, y no hay peor esquizofrenia que la esquizofrenia armada. Podrán matar, pero no podrán tenerme. Me debo a la gente con la que existo. Con cada atentado terrorista dejo de ser yo. (Le amordazan justo al decir la última frase, lo levantan del suelo y se lo llevan en volandas. Dejamos un ruido de reloj tomado de un disco de efectos. En segundos, se desata al orador, se quitan las máscaras -todo ello de espaldas al público, casi fuera del escenario-, se mojan las manos en agua y las embadurnan en harina -habrá dos platos a tal efecto-, vuelven al escenario y se mantienen un minuto, en semicírculo, con las palmas blancas alzadas y dirigidas hacia el público. Después de eso los actores se retiran, se quita el efecto y se pincha un disco: la fiesta vuelve a su cinética normal).
NUCLEAR
(Inicialmente aparece un banco y una pareja, cada uno a un extremo del banco, sentados, se miran con timidez pero no se acercan durante las primeras frases de la voz en off)
No importa cuán alejados estemos, seguimos condenados a converger, porque he visto el desastre en pantallas de fósforo y en hojas en cuatricomía. (Ambos miran al cielo, y se vuelven a mirar, sobresaltados) He visto botones rojos y hongos de humo y gobernantes franceses sonriendo ante la prensa. (Se acercan progresivamente, mirando al cielo y hacia los lados) He visto malformaciones debidas a la radiación y he visto sombras de cuerpos largo tiempo desaparecidos. En el mundo que ocultan las panaderías el megatón sigue siendo una moneda de cambio. (Se miran y se abrazan, y se quedan así hasta el final de la frase).No importa cuán alejados estemos, si no es el amor, será la bomba lo que nos unirá. (Las luces se apagan súbitamente).
(Suena la música obra a canción y se vuelve con la fiesta tradicional).
VÍSCERAS
(Aparece un individuo con vísceras en las manos -hígados, intestinos,...- suficientemente grandes como para hacer sospechar que son humanos. Mientras suena el texto, los comienza acariciando, luego pasa a besarlos y finalmente los muerde hasta arrancar trozos de ellos).
No me creías capaz y aquí estoy, contigo en mis manos. Pensaste en estúpidas prioridades y he acabado desmintiéndolas. Jamás te preferí por lo que te deseaban los demás. Jamás he sido esclavo de la tiranía de los ojos, los labios o las caderas. Cada vez que desee compartir contigo, no establecí criterios sobre tu persona: te desee y punto, y cada trozo de ti era igualmente amado. Pero tuve que vencer tu desconfianza y aquí estoy, amándote por fin, tal y como tú nunca me creíste capaz, con un amor puro y verdadero, más allá del exterior por el que una vez te calibraron. (Se apaga súbitamente la luz).
(Suena el salto de obra a canción y se pincha un disco, pasando así a la fiesta tradicional).
MERCROMINA
(En escena, un actor y dos actrices- o, con mala suerte, una sola actriz-. El actor está sentado en una silla preferiblemente de ruedas; está vendado y con un gesto vacío, con la mirada neutra. Las actrices están enmascaradas y llevan en las manos tiritas dispuestas para colocar y en la boca una pastilla de sangre. Mientras suena la voz en off proceden a besar al actor -que mantiene su gesto neutro- dejando rastros de sangre, y proceden después a colocar una tirita en la supuesta herida).
Me eres necesaria pero me haces daño. Puedes cortarme o besarme, y la herida será la misma. Las cicatrices han sido suficientes para comprenderlo, y a pesar de ello no puedo alejarme. Me das tanto como necesito, me ocultas tanto como me muestras, me llevas por caminos cubiertos de vendas y mercromina porque esa es tu naturaleza, porque la agonía es tu hábitat natural. Déjame agonizar bajo tus labios, entre tus dientes, perdido entre las marcas de tus uñas, flotando entre los hematomas que me ofrendas, dejando que el amor busque nuevas puertas mientras las viejas cicatrizan.
AISLAMIENTO
(Al encenderse las luces, vemos una pareja, chico y chica, enfrentándose, con dos metros de separación, ambos de perfil respecto de la parte frontal del escenario. Ambos llevan guantes de látex en las manos y protectores de pintura en la boca. Cuando empieza a sonar la voz en off se acercan curiosamente el uno al otro, y se tocan las yemas de los dedos chocándolas suavemente, como si se encontraran ante un espejo)
Con la hipnosis del amor frustrado he visto a Bel con sus ojos cinemascope y sus brazos nerviosos y delgados intentando avivar sus manos congeladas a pesar del buen tiempo. Me miraba distante y sonreía distante y me destrozaba con la metralla de sus córneas, modulando su voz para acunarme. Bel, detrás del cristal, detrás del plástico y el desinfectante, me miraba con el mismo deseo y la misma frustración. (Las manos se enlazan, y los cuerpos se acercan un poco mas. Primeras caricias en el pelo, en los brazos). ¿Por qué permitimos que nos afecten estas barreras? ¿Por qué no podemos apartar las reglas de los demás y tocarnos y besarnos como piden nuestras almas? Así sólo hay heridas, cuerpo roto con las arterias ensanchadas, dolido por no tocarla, (Se abrazan frenéticamente, invadidos por el deseo, se besan, pero no pueden superar la enorme barrera del plástico de sus guantes y del plástico de sus protectores, y eso les llena de frustración. Mantienen esa actitud desesperada hasta el final del sketch) mis manos en el extremo de mis brazos agitándose como se agitan las manos de un mago cuando no encuentra una baraja, ansiosas por crear magia, magia con sus manos heladas, a la sombra de Bel, apartando el plástico y el papel, dejando la censura para los censores. (Al terminar esta última frase, las luces se apagan violentamente, a la vez que la luz. Se pincha un disco y se vuelve a la fiesta tradicional).
SADOMASO
(Dos actrices y un actor, postrados sobre una tarima construida sobre el escenario, se besan y se acarician sin contemplaciones ante el público, provocándolo, mientras suena este texto por megafonía)
Conozco los fluidos corporales. He untado mi cuerpo con ellos tantas veces que siento escalofríos de pensarlo. No puedo recordar un sólo orificio de mi cuerpo que no haya sido múltiplemente penetrado. He conocido todas las formas y diámetros, para placer de mi boca y tensión de mi colon. Me han tomado por parejas, por tríos y hasta por docenas en algunos zocos de Marruecos. Rodeándome, curiosas, enhiestas, de todos los colores y de todos los sabores, estremeciéndome cada vez que me tocaban por dentro. Espadas empalando mis vísceras y mis sentidos, metal blando flexible y caliente. Necesito un cuerpo con más extremidades, con más accesos, para satisfacer mis ansias de dar un paso adelante, de alcanzar el éxtasis que necesito.
DOMINATRIX
(En escena, una pareja con máscaras de cuero. Ella, de pie, tira de el a través de la cadena que, a modo de perro lleva en el cuello. El va a cuatro patas y se someterá a todos los gestos violentos de ella. Así, al comenzar el sketch, ella avanza tirando a golpes de la cadena de el -lo que seguramente será doloroso, pero así es el teatro-).
Hay gatos y hay ratones, y he tomado un bando por ti, de pacto mutuo, porque tu odio vale tanto como tu calor. Destrózame porque ese es nuestro pacto, aliméntame (ella vierte, de una botella con la que había entrado en escena, directamente sobre la boca de el, manchando la máscara y el torso) con cualquier cosa qiue me perjudique. Detrás de tu violencia está tu afecto y tomaré (ella toma a él por el cogote y lo levanta en una posición forzada hasta enfrentar sus caras) ambos a partes iguales porque aceptarlas es aceptarte a ti. No distingo tus mordiscos de tus besos, y tampoco me importa. (tras enfrentar las caras una décima de segundo, ella le deja caer y el se queda tendido en el suelo) Soy lo que tú quieras que sea pero eso a su vez me convierte en tu dueño. Partes iguales de una simbiosis de hematomas. (ella le muestra la bota: el la lame con fruición)que estés a mi lado, que compartas conmigo, que me desprecies con tu amor profundo. (Ella alarga la pierna con violencia: él sale girando, la cadena en su cuello. Se apagan las luces).
(Suena el salto de obra a canción y se pincha un disco, pasando así a la fiesta tradicional).
ESPIRAL
(Sin ningún tipo de atrezzo, suena un metrónomo, y comienza una música hipnótica, inicialmente de bajo. Aparecen lentamente los músicos, que toman, sus posiciones -presumiblemente, se sientan en el suelo-. La música mantiene su inercia mientras aparece el orador, que recitará todo esto hablando hacia el público).
La dirección más rápida no lleva a ninguna parte. Los métodos de aproximación son ineficaces para llegar al punto definitivo. Y sin embargo he de intentarlo. La desesperación es una excusa tan buena como cualquier otra. El dolor es un vehículo para justificar el egoísmo. Sé que he sido engañado al elegir esta forma, porque estoy forzado a usar las piezas de los demás, las del catálogo llamado diccionario. Podré combinarlas y no llegar a ninguna parte en absoluto, o por el contrario, no terminar en ningún sitio. Me juzgáis por mis palabras pero mi verdadero yo está detrás de mis cejas, y es un ser encerrado en una caja. Quitadme los ojos y los oídos y el tacto y seré un cerebro encerrado en un cráneo. ¿Hay alguien ahí? (se detiene la música, se escucha el metrónomo, vuelve la línea de bajo). No estoy loco: vosotros me percibís así. No me dejáis llegar a donde quiero: oídos como aduanas. Sois barreras. No puedo decirte lo que estoy pensando. Mierda, se me ha terminado el tabaco. (Pausa que no repercute en la música, si bien a partir de este momento la música se comienza a ralentizar). Creo que no me estáis entendiendo en absoluto. Vamos demasiado lentos. La emergencia de la situación no se corresponde con nuestra actitud hacia ella. Hemos sido engañados y hemos agotado las salidas de emergencia. Estamos atrapados en la misma espiral. (A estas alturas sólo queda la línea de bajo). Estamos todos atrapados. Hemos caído en nuestra propia trampa. Y ese es el secreto del universo. (La música desaparece. Suena el metrónomo un par de segundos y se corta).
(Se coloca el salto de obra a canción y se procede a pinchar el “Smells like teen spirit” de Nirvana).
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