Ladislas Starevich inventó las películas de muñecos en 1910, y realizó casi 50 obras hasta su muerte en 1965, todas inicialmente dirigidas a un público infantil, pero mucho más grotescas -tanto en personajes como en situaciones- e intensas de lo que hoy consideraríamos "apto para niños".
Wladislaw Starevich nació en Vino, Polonia, el 8 de agosto de 1882. Su pasión por la entomología le llevó a producir documentales en Moscú en 1909 y 1910 acerca de los insectos lituanos (no me miréis así, ya hemos dicho que le gustaba); vistas las condiciones de trabajo, decidió crear cucarachas "virtuales" articulándolas uniendo las patas al tórax con cera. Ese primer film fue una obra sin precedentes: "La Batalla de las Cucarachas Macho", la primera película de muñecos.
Su trabajo no cayó en saco roto ni su aportación pasó desapercibida: tanto es así que la popularidad de Starevich fue en aumento: su tercera película, "La Cigarra y la Hormiga", tuvo honores del Zar; e incluso se convirtió en una persona socialmente relevante, invitado en todo tipo de fiestas, sin dejar de producir películas y sin bajar un ápice su calidad. Algunas de las películas de Starevich llegaron a un nivel de dificultad asombroso, con escenas complejísimas donde muñecos se movían entre hojas flotantes, iluminación rítmica, agua en movimiento y sombtras de personas reales.
La revolución rusa le forzó a emigrar en 1920 a Paris, donde sería conocido como Ladislas y donde pasó el resto de su vida diseñando y realizando sus películas, sin más ayuda que la de su hija, y rechazando ofertas de la potente industria cinematográfica norteamericana y su tradicional censura. Y es que el bueno de Ladislas, además de inventor y artista, siempre fue un independiente. Levantemos el Vodka en su honor.