CONTRACULTURA

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[entrevistas]


ENTREVISTA CON MANOLO "EL DEL BOMBO"

Acontecida el 17-8-98

Realizada por Raúl Minchinela

Transcrita por Raúl Minchinela

Puestos a elegir un español relacionado con el fútbol, la decisión era inmediata. Manuel Cáceres Artesero (San Carlos del Valle, 1949) ha sido el español que más mundiales ha vivido y el que ha asistido a más desplazamientos con la selección. El persistente jugador número doce, que ha sobrevivido a múltiples entrenadores y que ha hipotecado su vida entera por el fútbol, capaz de convertir cada partido en un número circense trepando de grada en grada con un bombo a cuestas -que manda narices la cosa-, regenta en Valencia su bar “Tu museo deportivo”, situado, cómo no, a los pies del estadio de fútbol de la ciudad. El bar, empapelado y enmarcado hasta el último centímetro disponible, es todo un homenaje a si mismo, con fotos, recortes, artículos,... y bombos. Fue allí donde Manolo, el del bombo, recibió risueño a Contracultura el Webzine. Oé, oé, oé.


 

Cc: Empecemos por el principio.¿Quién es Manolo el del Bombo?

MB: Manolo el del Bombo es una persona normal. La gente creía que estaba un poco loco,... yo creía que era loco de verdad, pero me he dado cuenta de que lo que he hecho ha sido un bien, he representado a mi país, a España, por todo el mundo, y yo creo que es muy bonito.

Cc. ¿Crees que una figura como la tuya es posible en un país como Holanda o Dinamarca, o sólamente es posible en España?

MB: Bueno, yo empecé en España hace 30 años y ahora hay bombos en todo el mundo. Con lo cual,... la gente cuando me ve y me saluda pues se alegra muchísimo. Yo respeto a todo el mundo y todo el mundo se lo pasa muy bien.

Cc: Lo de ser estrella entre los aficionados... ¿es algo que buscaste o que te llegó sin esperarlo?

MB: Sucedió. Empecé en broma y tal, y... no sé, yo me doy cuenta de que la gente me quiere y voy a seguir animando muchísimo tiempo, si Dios quiere.

Cc: Cuando empezaste a salir en la prensa ¿tenías personas en contra en la grada?

MB: No, la gente se lo pasaba bien, la prensa se portó muy bien desde el principio. Yo empecé animando al Huesca, porque yo soy nacido en Ciudad Real pero me he criado en Huesca, luego pasé al Real Zaragoza, luego al Baloncesto Zaragoza, luego animé al Madrid y al Barcelona por todo el mundo, y a la selección española. Llevo 30 años, cinco mundiales y lo he pasado muy bien.

Aquí está Manolo el día de la entrevista, en su salsa: tras la barra de su bar, con su bombo y su chapela, frente a su foto con el Rey, bajo sus sempiternas lámparas con forma de pelota (de fútbol).

Cc: Como agua pasada, ¿Tuviste algún detractor serio?

MB: No, no, alguno ha podido tener manía y tal, pero se ha dado cuenta de que yo lo único que he hecho ha sido bien. Yo creo que la persona que me tuviese manía, pues peor para él. Creo que ser famoso en tu país es difícil, pero mantenerte es más difícil todavía. Sigo ahí, la gente veo que me quiere, la prensa igual, y voy a animar hasta que dios quiera.

Cc: Mirándolo desde lejos, ¿Llegaste a la prensa porque lo tuyo era una afición desmesurada o porque era un número circense?

MB: Bueno, yo he viajado por todo el mundo, he estado en todos los campos de todo el mundo y siempre he sido una persona correcta, he ido a animar y a pasarmelo bien. No me he pasado.

Cc: Yo te recuerdo en la Romareda, el estadio del Real Zaragoza, donde parecías tener una carta blanca para pasar de una grada a otra saltando las vallas sin que te llamasen la atención los miembros de seguridad... ¿La carta blanca era real, o tenías que torear las fuerzas del orden?

MB: Bueno, a mi los directivos nunca me han llamado la atención: yo pasaba de grada a grada, la policía me dejaba, los porteros igual, porque veían que yo iba de un sitio a otro a animar, no iba a armar lío. Y en todos los campos me ha pasado lo mismo. Yo he ido con la selección española y siempre he pasado de una grada a otra y nadie me ha dicho nada. Incluso he estado en los vestuarios con los árbitros, he estado con los equipos contrarios, y nadie se ha metido conmigo.

Cc: Y cuando llegabas al vestuario de, no sé, Rumanía,... ¿puedes explicar quién eres y por qué estás ahí? Porque me veo la cara del árbitro, diciendo: “el de la chapela inmensa, ¿Qué hace aquí?”

MB: No, no, la gente ya me conoce, sean árbitros, extranjeros, españoles,... todo el mundo me conoce, saben que voy a animar y nada más. Es más, a ellos les gusta hacerse fotografías conmigo.

Cc: ¿Los amigos te dijeron alguna vez aquello de “lo de ser famoso te ha cambiado"?

MB: No, yo soy el mismo. Por si la gente no lo sabe, yo he perdido mi familia, he perdido negocios, por el futbol. No me arrepiento de nada porque, no sé, el representar a tu país por todo el mundo es muy bonito. Pero perder la familia como he perdido, perder negocios, creo que eso es bastante delicado, ¿no? Pero ha sido así, y qué se le va a hacer.

Cc: ¿Volverías a pasar por todo eso?

MB: No, de momento no me casaría. No me casaría para no hacer daño a otra persona. Pero yo estoy contento porque me he separado bien, ha sido porque no nos entendíamos, ha sido cosa de fútbol y estoy contento. Mi familia está bien, mis hijos viven con mi mujer y están bien, me vienen a ver cuando ellos quieren, y estoy contento de lo que he hecho.

Cc: ¿Tienes conciencia de que eres la imagen símbolo de la afición al fútbol en España, y que en el futuro tu imagen puedes ser el “toro de osborne” que represente a los aficionados? ¿Tienes conciencia de ser un icono?

MB: Bueno, yo mientras viva estaré animando, luego la gente se acordará cuatro días de una persona y después todo olvidado. Representarlo es muy bonito.

Cc: Tu autobiografía, “Manolo a Todo Bombo”, tiene mucho de alegre pero el texto es muy trágico. ¿No lo crees así?

MB: Tiene todas las cosas que me han pasado. Yo, ya digo, empecé hace 30 años, lo he pasado muy mal, lo pasé muy mal al principio, en el mundial de España en el 82 hice 15.800 kilómetros en autostop, yo estaba en Huesca y bajaba todos los domingos a Zaragoza, y a ningún presidente, nunca, se le ha ocurrido decir “Manolo, toma mil esetas para gasolina”. Lo que me molesta es que la gente aún se cree que te pagan; eso es lo que más me molesta. Eso no es cierto... y estoy contento de lo que hago.

Cc: En el libro todo lo justificas con el fútbol. ¿Es ese el objetivo de toda la vida de Manolo?

MB. Sí, sí, ... el futbol y el deporte, todo el deporte.

Cc: ¿Pero lo practicas?

MB: No, no. Yo jugaba en Huesca con gitanos, y allá en mi pueblo,... y se me daba muy mal. Incluso me rompí el menisco, me operaron en Huesca y bajé a Zaragoza y me dieron la vuelta al campo en camilla. Me bajaron en una ambulancia desde Huesca a Zaragoza.

Cc: Una persona que quiera ser el aficionado español relevante, ¿qué puede hacer después del mundial 82? Porque a esas alturas eras recibido por el Rey, escribías textos para el diario Marca,...

MB: Bueno, yo he tenido la suerte de entregar una placa a los reyes en Zaragoza, luego he saludado al príncipe en EE.UU., lo he saludado aquí en Valencia, el otro día en Santander estuve con el presidente del gobierno... y yo para ellos soy una persona, un aficionado más, que me conoce todo el mundo, una persona correcta y todo el mundo quiere saludarte.

Esta es la impagable escena de la vuelta al campo en camilla. El público de la Romareda recibió a Manolo en pie y con la mayor ovación que éste recibió jamás. Manolo, entre lágrimas, "bombea" mientras los camilleros, por la cercanía, piensan en su familia y algunos antepasados.

Cc: ¿Cuántas veces te han roto el bombo?

MB: No, rompermelo, no. (risas) Se ha roto el bombo, sí, pero rompermelo no. La gente nunca se ha metido conmigo, ... bueno, alguno te ha podido decir algo como le dicen a los jugadores ¿no? Pero si alguien se mete conmigo no es en plan de insultarte. Te dicen algo, pero porque ellos se creen que yo vivo mejor que ellos porque me pagan y tal. Yo tengo que decir que eso no es verdad. He perdido mi famiila, he perdido mis negocios, he perdido todo, pero a cambio he recibido el cariño de todo el mundo.

Cc. ¿Cuántos bombos has tenido, entonces?

MB: He tenido cinco; uno lo regalé en Fraga a unos estudiantes, otro lo regalé en Venezuela a un centro español, otro lo regalé en Costa Rica, y otro lo facturé de Costa Rica a Valencia y se perdió.

Cc. Espera, espera, cuatro perdidos, más tres que veo colgados en el bar... me estás engañando...

MB: Sí, bueno, esos cuatro más dos que tengo aquí, más el que he estrenado ahora en el mundial de Francia, que es mejor no recordarlo, porque en él España podía haber llegado a más.

Cc: Un bombo, y español. ¿Tocas en las procesiones de semana santa? Porque la procesión va por dentro, pero también va por la grada...

MB: No, no. Una vez estuve en Híjar y no les puedo seguir, porque son más fuertes que yo, llevan sangre en las manos,... pero lo pasé muy bien.

Cc: Pero eres un percusionista conocido; ¿lo tuyo es música?

MB: Tengo que decir que estoy aquí en Valencia, que es una ciudad donde hay muchísimos músicos, pero yo todavía tengo que aprender porque cuando voy en charanga siempre voy acompañado de otro porque no se me da muy bien. A mi lo que se me da bien es animar al público durante el partido los noventa minutos subir a una grada, bajar a otra, eso se me da muy bien. Pero la musica, todavía tengo que aprender.

Cc: Aquí en Valencia están nada menos que el Santo Grial (el Cáliz), y el brazo incorrupto de San Vicente Mártir. ¿Algún día el bombo de Manolo va a ser una reliquia?

MB: Pues no lo sé. Tal vez sea así. A mi me gustaría entregarselo a otra persona que tocara el bombo como he hecho yo, pero ya digo que yo no sé cuanto voy a durar. Yo creo que cuatro o cinco mundiales más voy a durar, todavía.

Cc: Paa los que quieran ser el siguiente Manolo el del Bombo, el siguiente símbolo de la afición española, recibido por el rey y aclamado por la prensa, ¿qué consejo les darías?

MB:Lo que hago yo es muy difícil de hacer. Hay que tener un carácter muy bueno, hay que... no sé, es muy difícil hacerlo, yo no sé si podría otra persona hacer lo que he hecho yo durante treinta años: ir por todo el mundo, quedar bien con todos,... eso es difil. Pero, ¿quién sabe? Puede salir algún otro y a mi me gustaría.

Leemos el comentario de Manolo a esta imagen:
"Así me despedí de los vecinos de Las Delicias: Dedicándoles un concierto de bombo, a las seis de la mañana, mientras salía pitando camino de murcia, siguiendo a mi Zaragoza"
(el subrayado es nuestro)

Cc: ¿Por qué ahora, a diferencia de principios de los 80, no hay “reyes de la grada”? ¿Por qué ya no hay “lideres de los aficionados”?

MB: Bueno, el fútbol ha cambiado muchísimo. Antes era muy bonito porque tú trabajabas toda la semana, te ibas a Madrid, a Zaragoza, a Barcelona, a cualquier sitio, con tu bufanda, tu gorra y tal, y nadie se metía contigo. Ahora es muy difícil, todo el mundo te insulta, te dicen,... y los aficionados han cogido miedo, es verdad. Muchos que vienen aquí vienen sin su gorra, sin su... ¿por qué no tiene que venir uno del Madrid o del Athletic o del Zaragoza aquí a a Valencia o al revés con su gorra y su bufanda? Ahora en casi todos los campos se meten y... Es lamentable.

Cc: ¿Paco Martínez Soria o Esteso y Pajares?

MB: Los dos. A mi me han gustado los dos.

Cc: ¿Es el fútbol algo serio?

MB: Bueno, ha cambiado muchísimo. Yo solamente soy un animador, ¿no? Entonces, lo que hay dentro, yo creo que no es serio. Pero eso no soy yo quien tiene que decirlo.

Cc: Y cerrando: ¿es Manolo el del Bombo algo serio?

MB: Sí, hombre. Si no fuera serio tal vez no haría todo esto. Para hacer lo que hago yo, se tiene que ser una persona seria. Lo primero, mucha gente te ve en el campo de fútbol y se cree que vas bebido o bastante mal. Yo tengo que decir que no bebo, que no me gusta beber, siempre bebo refrescos y nada más, y la gente muchas veces se cree que vas bebido y tal, pero porque no te conocen. Yo tengo el bar este desde hace nueve años aquí en Valencia, es el primer año que trabajo julio y agosto, y ha venido muchísima gente de toda España, y la gente pues tiene otra imagen de mí, de verte en un campo de fútbol a verte trabajar como estoy trabajando, pues cambia mucho.


 

No podemos terminar esta entrevista sin retomar brevemente su autobiografia "Manolo a todo Bombo" (1984), editada también por él mismo, ya que consideramos imprescindible incluir junto a sus palabras al menos una pequeña parte de su herencia literaria. Nos hemos decidido por ello a incluir un extracto de tan sabroso volúmen.

Reproducimos a continuación el capítulo que sirve de introducción al libro, tanto por su arriesgada apuesta literaria como por su indiscutible valor lírico.


 

¿Sabré yo escribir un libro?

ANTES de ponerme a contarles mi vida en este libro, quiero que sepan que no me las doy de escritor. Consta en mi Documento Nacional de Identidad que soy camarero, y orgulloso estoy de serlo, ya que mi padre, que siempre ha trabajado por cuenta ajena, dice que no hay nada más guay en el mundo que servir a los demás. Así que, si al final de mis días yo, por un casual, llegara a ser director dé Hotel «Meliá Castilla», dejaré escrito en mi testamento que cuando muera quiero que me entierren vestido de camarero.

Dicen que para que uno se haga más hombre tiene que parirle la mujer, plantar un pino en el monte y escribir un libro. De crío planté en mi pueblo un arbolico y, aunque era de mala raza, creció porque mis hermanos y yo nos íbamos todas las tarde a hacer nuestras necesidades allí, y con tan buen fiemo se hizo mayor.

Hijos he tenido cuatro. Dos varones y dos hembras De ellos doy gracias a Dios por inspirarme, a mi mujer por parirlos tan majos, y a San Lorenzo porque nacieron en Huesca. De ellos lo último que sé hoy, día de San Valero de 1984, que comienzo a escribir este libro en Zaragoza, es que se crían sanos y que han venido a pedirme mil pesetas para un roscón de nata

Lo del libro ya es otro cantar. Yo, que escasamente sé escribir cartas y que soy para esto más perezoso que una tortuga reumática, les diré que este libro, si llega a salir, será el último, porque no creo que me queden ganas de volver a insistir, aunque los venda todos. Y es que esto de escribir mis memorias ya se me había metido hace mucho tiempo entre ceja y oreja. Y en Huesca, hace años, empecé a escribirlo. Pero aquel libro debía de ser tan malo que terminó en la cárcel, y de sus hojas escritas nunca más he vuelto a saber. Se lo voy a explicar un poco y por encima, pero sin soltar prenda personal, porque no quiero hablar mal de nadie en este libro.

Conocí en «Casa Paco», en la plaza de Lizana, a un individuo con el que quedé en escribirlo. Le di todos mis recorres de prensa y una caja grande llena de fotografías, que por recuperarlo ahora daría un ojo de la cara y un agujero de la nariz. Pues bien, aquella persona desapareció en la «sombra» y nunca más he vuelto a saber de él.

Pero cuando de verdad me entraron ganas de ponerme a dictar un libro, ya que no puedo escribirlo porque tengo muy mala letra, fue cuando vi la movida que organizó Eduardo González Tortajada con ese libro tan cojonudo que se titula «Graznan, luego existo», del que se vendió, de una sentada y en un mes, más de tres mil ejemplares.

Y, claro, pronto pensé que si Eduardo González escribía un libro tan leído, ¿por qué puñetas no podía hacerlo yo, que me han pasado más cosas, he salido en Televisión muchas más veces, soy más famoso en España y me he arruinado en dos ocasiones y el sólo en una? Mejor o peor, y escribiendo como hablo, yo puedo llenar un libro, porque mi vida está llena de chandrios y de aventuras.

Tengo los pies llenos de callos de tanto correr carreteras a golpe de calcetín, y también tengo espolones en las manos de tanto aporrear mis bombos ayudando a ganar a mis equipos, en este, según cuentan, extraño oficip mío de animador de aficiones en el que he batido un récord mundial de permanencia, desde el año que empecé animando al Huesca hasta hoy.

-Manolo, no seas canelo y no gastes tu tiempo en escribir un libro, porque no vas a vender uno, ya que tu vida y lo que tu hagas no le interesa a nadie.

Al amigo que así me hablaba en mi primer bar de Zaragoza, en la calle Italia, 57, del que más adelante les hablaré, le contesté que si nadie me compraba un libro, yo me compraría los tres mil ejemplares de la primera edición y tos regalaría a los pueblos sin escuela para que en mi libro aprendieran a leer tres mil chavales. Y en ésas estoy. Venderé completa esta primera edición de «Manolo, a todo bombo» aunque me tenga que comprar yo los tres mil libros.

Ya sé que, leyendo ustedes esto, se dirán que Manolo el del bombo está loco de atar y que debiera de irme con mi instrumento a un manicomio, porque estoy como una cabra en forma de regadera. Pues sepan que no me importaría ir a una casa de salud mental a animar a los allí recluidos, como uno más. Y también me iría a los hospitales, que alguno ya he visitado con mi tambor, a repartir alegría a los enfermos. Y a la cárcel también subiría, si hiciera falta, para animar a los allí presentes en un partido del Zaragoza visto por televisión, siempre que tuviera la seguridad de que luego me iban a dejar salir Y aún me iría más lejos, con todos los respetos subiría al cementerio a rezar con mi bombo por todos los buenos amigos que Dios se me llevó para siempre.

Por esto, voy a escribir mi vida aunque no soy un escritor. Escribo este libro porque tengo mucho mío, bueno y malo que contar. En él sólo me meteré conmigo. La de mi libro va a ser la letra que yo le ponga a la música de mi bombo, que quiero que suene a himno deportivo, a marcha de España y a jota de Aragón. Así que, atentos al parche antes de que se rompa y tenga que cambiar la Pieza. Y lo repito: aquí no quiero hablar mal de nadie, aunque me sobren motivos para hacerlo de algunas personas. Quiera que “Manolo, a todo bombo” sea un libro con muchos «santos». Ya saben ustedes que a las fotos de los libros en Huesca las llaman «santos» Quiero que haya muchas fotografías porque me las han hecho, a miles, mis amigos los rcporteros gráficos de toda España. Pero vamos, tampoco quiero que esto sea el timo de la estampita, con muchas fotos y sin nada que contar. Que el Santocristo de San Carlos del valle me ilumine y me deje llegar hasta el final.

-Oye, Manolo, que en las pocas páginas que llevas escritas del libro ya has nombrado a medio santoral: a Dios, a San Lorenzo, a San Valero y, ahora, al Santo Cristo y a San Carlos del Valle.

-Claro. Es que antes de camarero fui fraile en Estella. Pero no te apresures, que eso lo contaré luego.


© 1984 Manuel Cáceres Artesero. Extraido del libro "Manolo a todo bombo"
© 1998 Raúl Minchinela por la transcripción y programación en hipertexto.

 


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