Sueños eléctricos cumplidos
Miércoles, 26 de octubre de 2005
Preparen la envidia.
Tengo una maquina recreativa. De las de bar. De las de monedas. En mi casa.
No juzguen el libro por la decoración, sino por la pantalla.
Si les digo que es enorme, no hago justicia. Tiempo habrá de decorarla.
Si ahora mismo no están rabiando, es porque no conocen el mundo de la emulación, y se preguntan «¿qué juego viene con la máquina?» (Bueno, cuando la compré venía en placa con el horroroso Wild West Cowboys from Moo Mesa, de modo que esa es la respuesta exacta )
Quienes conocen el mame, o sea, el «emulador de múltiples máquinas recreativas», saben que pueden jugar en su ordenador a miles de juegos de máquinas recreativas. Usando el teclado, claro. Si no conocen el mame y les tocó la época de las recreativas, no saben lo que se están perdiendo. Aquí tienen una guía básica de instalación. Cuando ya le hayan cogido el truco, acérquense al núcleo duro de la emulación recreativa española: marcianitos.org.
Quienes han jugado al mame con frecuencia y han visto que el teclado es un pobre sustituto del joystick robusto y los botones a prueba de golpes, saben que la experiencia de la emulación gana de una forma brutal con una máquina recreativa de verdad. Es una cosa física, de contacto, de uso, de sensación. En términos siquiátricos, es una cosa sexual.
La persona a la que le debo la máquina es a mi amigo Javier Marco, que
1) me introdujo en el mundo del mame en 1999 con un CD bautizado «Insert Coin»,
2) me consiguió la máquina recreativa (o maca, como se la suele llamar en el mundillo)
y
3) estuvo una semana partiéndose los cuernos para conseguir hermanar la maca -mandos y monitor- con mi ordenador viejo, que Calpurnio bautizó por accidente como Bobby.
Toda esta introducción es para dirigirles al informe exhaustivo que Javier ha colgado en marcianitos.org sobre sus experiencias montando las macas de los amigos. Su objetivo es que aprendan de sus experiencias, que si alguno de ustedes encuentra una máquina recreativa y decide instalarle un ordenador con un mame, pueda usar sus experiencias, sus conocimientos y sus ensayos-y-errores. Que aprendan de sus aciertos y tengan su máquina al primer intento.
Insisto: si no han jugado con el mame, instálenselo. Ya están tardando.
A todos los que sí conocen el mame de sobras, solo tengo dos palabras: chincha rabiña.
[…] en casa, ni modernas ni antiguas; siempre he jugado de prestado; pero lo que sí tengo y practico es una máquina recreativa de bar, una maca (que ahora está por fin […]
Pingback de No Recomendable » A las 19 en la Fnac — junio 11, 2009 @ 10:03 am
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