Los presentadores no pintan nada.
«Te lo dice la Lola, que pinta más que nadie»
Lo confieso. Soy de los idiotas que ve voluntariamente anuncios de televisión.
El sueño de todo anunciante; un tipo que en lugar de chocarse con sus mensajes, va literalmente a por ellos. Me congelo delante del televisor cada vez que canal+ emite alguno de sus especiales de los premios «El Sol» o «Cannes», y disfruto con los anuncios argentinos y brasileños que entran en concurso. No sé por qué, pero especialmente los brasileños y los argentinos. Alguna fijación habrá.
Pero una cosa son esos especiales (uno por convocatoria anual) que tanto disfruto, y otra es esa estirpe chunga y chusca que son los «programas de anuncios» que racanean spots porque no confian en tener material para la siguiente semana.
Odio los programas de anuncios y adoro los especiales de publicidad. Igual ustedes creen poder confundir una cosa con la otra.
No son la misma cosa. Notarán las diferencias con estos aspectos fundamentales:
1. Presentadores
Un programa de anuncios no necesita presentadores. Los especiales entrevistan a publicistas pero no hay un señor/a de continuidad. La continuidad en los anuncios no tiene sentido, a menos que sea un ejercicio didáctico sobre
- a) metodología
- b) manipulación
- c) censura
y cuando sucede, quien está en pantalla no es un presentador, sino un publicista. Si ven la misma persona metiendo su cara otra vez entre anuncios o entre bloques, están viendo un programa de anuncios. Mala suerte.
2. Explicaciones
Un anuncio está pensado para emitirse sin presentaciones. No necesitamos a nadie que nos destripe el argumento. Porque la función básica de los presentadores es destripar los clips.
Oir cosas como «delante de un ciego,… bueno, un presunto ciego…» subrayan los motivos para odiar los programas de anuncios.
Sí, nos lo tienen que destripar aclarando que el señor del fondo
«ustedes se creen que es ciego pero uy uy uy hay sorpresa».
Muchas gracias.
3. Hablar encima
Y aunque no destripes el argumento , ¿por qué esta manía de hablar encima? ¿para decirle al espectador «no, esto no es la publicidad, que ya te la pondremos luego»? ¿Por qué tienen miedo a que el director de la cadena decida que su trabajo es innecesario?
(Señores directores de cadena: los presentadores de programa de anuncios son innecesarios. Gracias por su atención)
4. Comulgar con ruedas de molino
Los publicitarios estan bastante vendidos al estándar chusco, y convencidos. Cuando un anuncio es reflejo de una situación local, como un campesino de boina o un torero pidiendo gaseosa, dicen que es «humor de boina», «demasiado localista».
Sin embargo, «dos granjeros que no se conocen comiendo en la barra de un diner» es universal, siempre que tu universo sea estados unidos, claro está.
Los publicistas están obligados a trabajar con el estándar, con el minimo comun denominador de los contenidos audiovisuales. De acuerdo. Pero no es motivo para ponerse galones. Bien al contrario. Se lamenta bastante la descompensación.
Y no, un anuncio no es una obra maestra porque otros anuncios lo copien. Tampoco es una obra maestra gritar «hay bombón helado», que también como reclamo publicitario ha sido bastante copiado.