Sony se marca un Trillo: ¡viva la prensa española!
Martes, 22 de noviembre de 2005
«Eso les pasa por ser legales y comprar sus discos».
Intenten procurar que solo personas que ustedes odian sean clientes. Es lo que han hecho ellos.
El 15 de febrero de 2004, el ministro del interior Federico Trillo, le dio un euro a una periodista que le preguntó por las armas de destrucción masiva de Irak, que habían servido como excusa para invadir un país, desmontar su infraestructura social y apoderarse casualmente de los pozos de petróleo.
Está en su derecho. Podía haberle mentado a la madre, podía haberla insultado, podía haberlo ignorado. El problema, en ese momento específico, no era Trillo. El problema fue el resto de periodistas. Los periodistas de la sala, en lugar de mostrarse beligerantes, le rieron la gracia.
¿Cómo pudieron, el resto de periodistas de la sala, cuya función en ese momento particular ante esa persona particular orbitaba alrededor de esa misma pregunta reírle la gracia?
¿Qué hacía que todos los periodistas de Cataluña se callaran sumisos cuando Jordi Pujol -con maletines rebosantes de billetes, en las caricaturas de Els Joglars- les decía «Eso no toca»?
En mi opinión, lo mismo que permite y sustenta las dos fotos anteriores, explica que lo que aparezca en la prensa española sean cosas como este artículo de El Mundo y este artículo de El Pais,…
…cuando en realidad lo que deberían saber es lo que narra este artículo de Wired (aqui traducido por kriptópolis).
Sus agendas, sus fotos, sus teléfonos y sus direcciones de contacto están en peligro porque Sony ha decidido castigar a los que compran sus productos, reventando la puerta de sus casas digitales a sus espaldas (en el colmo del morro, El Pais desvincula Sony y el virus, en un alarde de información bien entendida) . Tanto el propio Microsoft, autor de windows, como empresas de antivirus están en el ajo, permitiendo conscientemente el funcionamiento del virus.
La prensa española, eso sí, lo toma como error venial. Pues nada. También le concedimos el perdón a los derrumbes de Jesús Gil y al aceite de Colza, por dar dos ejemplos con víctimas mortales.
Mira a Sony, cómo amenaza, fuera de plano, con retirar su publicidad. Al que se calle, un euro.
Sí, esas risas de fondo, son los periodistas españoles.