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Jueves, 10 de noviembre de 2005
Raul Sensato a eso de las 7:48 pm
Pueden ustedes poner un poster en la puerta de su casa que diga que está prohibido aparcar en ese lugar que a ustedes les viene estupendo para dejar el coche al volver a casa tras el curro. El problema es que la ley permite a los demás aparcar tanto como a ustedes. Pero aún con todo, pueden poner los carteles, por si cuela. Convenciendo a sus vecinos de que más les vale no aparcar ahí. Aunque puedan. Aunque sea lo lógico, lo permitido y lo habitual. Que a usted le perjudican y que en general está muy feo.
Aqui pueden ver el video que ha colgado Santiago Segura enmascarando en las redes de intercambio la película torrente III. Si algún infeliz quería descargar la película sin preguntar en los sabios foros de Internet -que salvan de los virus y los falsos-, se encontraría con Segura haciéndole de papá diciendo que estaba haciendo mal.
lo descortés no quita lo valiente y este hombre ha hecho cosas muy divertidas y ansiosos estamos de que haga algo fuera del rollo torrente. A ser posible, actuando otros.
Yo tengo muchas dificultades para diferenciar un libro malo de uno bueno, de una película buena de una mala,… y en consecuencia no distingo algo imprescindible de algo accesorio. De modo que me revienta este video, igual que me reventaría en el caso de una persona que quisiera conocer los derechos de la mujer justo antes de que un juguetón abogado sonriente saliera a su paso diciendo «no, los derechos de la mujer contados a la mujer lo tenemos registrados nosotros». Esta restricción de los elementos culturales (entiendese, lo que no sale de la naturaleza) ya aparecía detallada en el primer volumen del Archipiélago Gulag, con el autor encontrando un libro de legislación décadas después de ser juzgado. Pero no sólo hay que valorar las leyes, o aquello «cuyo desconocimiento no excluye de su cumplimiento».
La norma española -y créanme, Torrente interesa poco fuera de España, según mis pesquisas- propugna que no hace falta que te puedas pagar un libro de Newton para saber qué decía Newton, ni un libro de Marx para saber qué decía Marx. Y como somos más o menos democráticos, una exposición de Segura aunque no puedas pagarte un billete de entrada.
Si puedes pagarte el billete y aun con todo decides no hacerlo, es otro problema, y tiene que ver con la seducción del cliente, y con el propio Antena 3 que Segura tan sabiamente saca a colación. La tele es gratis, la radio es gratis, y sigo sin saber, con lo que cuesta un anuncio de TV, por qué la Cocacola no paga con ese dinero el acceso libre a Internet de medio Albacete. En un horizonte ideal, ese acceso gratis será común, y podríamos dar nuestro dinero a quien lo merece, en opinión de cada uno. Como adultos.
Eh, a mi me gusta el Segura de Perturbado, y un poco el de Evilio. Habla de cuando «se comía los mocos». No entiendo la metáfora; pero desde luego, no debería restregarlos en la cara de los demás, aunque le venga muy bien librarse de ellos, igual que conviene aparcar justito en la puerta de casa, en ese lugar que se siempre ocupán -qué molestos- los demás.
Jueves, 10 de noviembre de 2005
Raul Sensato a eso de las 7:00 pm
Aberron, responsable del blog Fogonazos, dice en este post tener una habilidad inquietante. Matar a distancia, mediante la literatura.
El escritor norteamericano Chuck Palahniuk desarrolla la novela Lullaby partiendo de una hipótesis similar: un grupo de personas que encuentran una nana que mata a gente a distancia.
No es el mejor del autor. Mejor vayan a por Asfixia. Digo.
Puede ser más sencillo, y limitarse a la habitual figura del gafe. Pero de momento tengo el canguelo de que lea esta entrada y me tire fulminado al suelo.
Escribir estas líneas es, por tanto, deporte de riesgo. Y tal vez la única razón para escribirlas. Mi corazó late acelerado y el sudor mancha la tecla de espacio.
La muerte mediante consumo de obras populares. Qiene el coco.
Post: ahora estoy a medio leer Haunted, la última de Palahniuk, y es moderna pero moderna. A solo el espectacular relato «Guts« justifica el libro, pero hay destellos de la historia general y cuentos como «Dog Years» que molan mucho. Ya les contaré.
Miércoles, 9 de noviembre de 2005
Raul Sensato a eso de las 6:19 pm
Se supone que han visto la pelicula The Ring, ¿verdad?
Martes, 8 de noviembre de 2005
Raul Sensato a eso de las 6:52 pm
Rincón derecho, con malla amarilla… Super Ratón. Qué aspecto y qué actitud, señores.
En la otra esquina, Super Pinocho 3000. A medias entre un mimo soso y un violador inspirado por la Naranja Mecánica, version Nerd.
Nadie lo diría, pero «Super Ratón contra Super Pinocho 3000» no es una película de animación 3D, sino una ruda pelea entre Luchadores Mejicanos.
Además de estos dos supernombres, hay que destacar otros seudónimos como Doctor cerebro, Hacha Asesina, Las Momias, Dr Karonte III, Super Porky o Coco Verde. Personajes que lo mismo te matan de risa que partiendote el espinazo contra el lateral del ring.
Todos ellos aparecen destacados en esta galería de retratos, que es justo lo que necesitan para decorar esa pared para la que no se les ocurre nada.
El doctor Cerebro atenderá a los heridos peor parados.
Martes, 8 de noviembre de 2005
Raul Sensato a eso de las 5:53 pm
«pincha la cámara tres y la oficina de ese diplomático»
La guía del autoestopista galáctico comienza protestando de que los ayuntamientos hacen lo que les da la gana y luego ponen como excusa que la citación ya había sido puesta pública en un tablón del consistorio y que es culpa del ciudadano no enterarse de esas cosas. Como simetría, una enorme nave espacial derruía la Tierra diciendo que los planos para la autopista espacial hacía meses que estaban colgados en Tau Ceti.
Los canales de televisión en general ignoran estas comunicaciones públicas de los ayuntamientos y se centran en los crímenes y en los tensos glúteos de las modelos. Eso se llama darle a la audiencia lo que le interesa. De paso, eso sí, intentando venderle maquillaje, una videoconsola o un cochecito nuevo.
Sin embargo, un nuevo canal va a darle a la audiencia lo que verdaderamente le interesa. Y quiero decir verdaderamente.
Comienza la emisión via internet de Canal pentágono.
No bromeo. Canal pentágono.
Mantenganse a la espera… con las manos detrás de la cabeza…
De modo que comiencen a sintonizarlo para averiguar si el aparato militar norteamericano considera el territorio donde vive un lugar de alto riesgo.
Porque lo que a ustedes les interesa, más que sus libros y que sus discos y que la vida sentimental de las hijas de marquesas, es saber si va a lloverle napalm en las proximidades.
Sintonicenlo. Ar.
Viernes, 4 de noviembre de 2005
Raul Sensato a eso de las 5:00 pm
Llevadme ante vuestro líder
El robot se inventó para currar. Para picar en la mina, para levantar pedruscos,… para sudar, vaya. Robot, en checo, significa «trabajo forzado», y de ahí viene el nombre. En consecuencia, el robot es una cosa metálica, dura, rígida, fuerte, y poco flexible en sus articulaciones.
Hasta que dejamos de pensar en los robots como una cosa para currar.
Entonces ya esa rigidez de tornero-fresador da pie a otras ideas de robot, como el malo de terminator dos que se licuaba. Eso sí, mucho licuado, pero seguía siendo metal, una cosa un tanto extraña que mediaba entre el mercurio y la cola de carpintero.
Por la parte del robot inofensivo se ha tirado siempre hacia el plástico. Plástico duro, claro. Tanto sea para el depresivo robot Marvin del autoestopista galáctico o para el sonriente pero lamentable h.e.r.b.i.e de los cuatro fantásticos. En general, lo más blando que ha sido un robot, y no era mucho, se debía a la falsa piel con la que se pretendía hacer pasar por humano.
De modo que me encanta ver los robots de punto que hace Jess Hutch. Puedo imaginarlos perfectamente moviéndose, deshilachándose como en el videoclip «walkietalkie man» de Gondry. Puedo imaginarlos intentando decodificar el mundo externo, preguntarse por qué no sienten lo que los humanos cuando se posan las mariposas, y después ofreciéndose como cojín para una siesta dominical. Adoro los robots de punto. Por la forma, por el método, por el aspecto, por esa fina linea que los separa del peluche tonto. Bravo por los bip bip blandos. Bip bip hurra.
Tomo posesión de esta colección de vinilos.
Jueves, 3 de noviembre de 2005
Raul Sensato a eso de las 5:09 pm
«Cosas azules» de Mauro Entrialgo.
El nuevo programa T/Blog del canal de TV Localia, una plataforma para hablar del mundo moderno y lo que le interesa a la juventud fuera de los informativos, ha juntado una constelación de tertulianos pop, como el periodista Jordi Costa, el fanzinero Ramón Galactus o el historietista Mauro Entrialgo.
En un inicio la cosa está divertida, porque han colgado los «blogs oficiales del programa», sin que los autores tengan permiso para hacer posts, y hay llamamientos al administrador para que les deje escribir en su blog. Las prisas típicas cuando un programa sale a antena.
La cuestión es que con la novedad, he vuelto a pasar por la web de Mauro y he visto que tiene unos sets estupendos en flickr , que incluyen retratos de autores de tebeo (no es facil encontrar la cara de los autores de tebeo: cuando murió José Escobar, los informativos no encontraron ninguna foto suya y sólo emitían viñetas de sus Zipi y Zape), autorretratos en ascensores y, mi favorito personal, cosas por el suelo.
No se pierdan los comentarios de las fotos, como en ésta.
Cuando se hayan visto todo esto, háganse un favor y cómprense «Cómo convertirse en un hijo de puta«. Además de disfrutar de su lectura, ya veran qué cara pone el librero. Cuando lo pida y cuando compruebe que existe.
Miércoles, 2 de noviembre de 2005
Raul Sensato a eso de las 5:56 pm
Fíjense en este cuadro de 2005:
Prácticamente saben determinar la década en la que ha sido pintado con solo una ojeada. Esos colores, esos trazos, esos difuminados alrededor de las manchas grandes. En los primeros setenta la mayoría de libros españoles que se las querían dar de modernos usaban este estilo de forma unánime. No un estilo más o menos similar. Esta pintura es España-underprogre-setentas en una pureza del noventa por ciento.
Como cuadro, no tiene nada soprendente. De hecho, está un poco pasado. Quizá porque los artistas extranjeros no tomaron mucho esta línea -fuera de la tradición de «iglesias modernas», que también cuajó en Francia e Italia- y por eso no ha habido muchos esfuerzos por recuperarla. Es como una cosa del pasado. Falto de originalidad.
Pero un pequeño detalle le da un tumbo a todo ese discurso: la imagen en realidad, no es una pintura. Es una fotografía.
Una instantánea que ha quedado en el sexto lugar en el concurso Nikon de microfotografía.
No se pueden imaginar cuanto tiempo me he quedado viendo esta microimagen que Margaret N. Oechsli ha obtenido de la feniltreonina (creo que ese es el nombre). Con un golpe de microobjetivo, la pintura progre ha pasado de ser expresionista a ser realista, o para ser concretos, microrealista. Y ese hálito de estilo «un poco pasado» se desvanece, porque el realismo es lo que tiene. No se considera un poco pasado tener una sola nariz, o cinco dedos al final de cada extremidad.
Toda esa arquitectura, esos murales, esas portadas de libro, esas ilustraciones, todo ese material que huele a viejo en los rastros, que da aire de caduco cuando aflora en las librerías de viejo, todo ese grafismo definido y acotado y que fue el estilo en este país, es -y a la imagen me remito- realismo microscópico. A una escala en la que la realidad se convierte en expresionista, pero que los pintores de la época no pòdían saber qué aspecto tenía. Pintores que adivinaron como era el mundo pequeño.
La realidad, definitivamente, copia a la ficción.
Velcro desenganchándose, visto a nivel microscópico (94 aumentos)
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