Esta curiosa editorial vende recortables que no solo construyen figuras tridimensionales, sino que además están articuladas y se mueven por el siempre socorrido método de la manivela.
Yo que me embobaba con los libros de «actividades manuales», sigo mirando con admiración estas piezas. Las descargables rondan los tres euros.
La enciclopedia gratuita Wikipedia llega al iPod: Encyclopodia. Por supuesto, no lo ha hecho Apple; esos te quieren vender la enciclopedia aparte, a ser posible pagando por separado cada entrada. Lo han hecho unos alemanes, y ofrecen el colosal archivo de 800 megabytes aquí, con un divertido recurso para «teclear» al estilo de los nombres de jugador en las máquinas recreativas.
Por cada mil personas que consideran esto una tontería o un capricho, hay dos que la consideran útil. Lo mismo sucedía con la biblioteca de alejandría, pero no lo recordamos.
El sueño de d’Alembert empieza a ser un sueño de bolsillo. La sabiduría universal con un giro de pulgar. Eso que suena es la evolución. Subid el volumen.
Desde los tiempos del presidente Aznar, las matemáticas ya no son una ciencia exacta. Específicamente, las matemáticas de contar gente manifestándose. En lugar de hacer como en la maratón y entregar un dorsal a cada participante, se prefiere contar a bulto y luego arrimar el ascua a la sardina que convenga en cada momento.
En las gloriosas manifestaciones antiguerra, el gobierno descontaba las calles que no pertenecían al recorrido oficial de la manifestación pese a que estaban abarrotadas por no poder llegar llegar a las calles oficiales, en una de las actitudes más soberbias y malrolleras que se recuerdan, y que les costó las elecciones generales. En las modernas manifestaciones anti-maricas, pro-curas tocantes y anti-solución -vasca-no-militar, con el nuevo gobierno, los números siguen bailando de una forma científicamente vergonzosa. Una vez que se avanza en la tecnología del morro, no hay paso atrás.
En lógica respuesta, ha aparecido un movimiento que no se fía de los números de los gobernantes ni de los organizadores. Y en la tradición del periodismo -y en opisición al periodismo profesional, que planta los dos números y cierra la edición- deciden plantarse in situ, aprovechar las herramientas informáticas mide-hectáreas del ministerio de Agricultura y decir abiertamente cuáles son sus valores medios. Este es el objetivo del manifestómetro, que empezó con las manifestaciones pro-religión obligatoria y que le ha cogido el tranquillo.
Las nuevas respuestas sociales son conseguir que un hombre valga como un hombre. ¿Verdad que les suena a democracia?