Numeros exactos
Lunes, 27 de febrero de 2006
Desde los tiempos del presidente Aznar, las matemáticas ya no son una ciencia exacta. Específicamente, las matemáticas de contar gente manifestándose. En lugar de hacer como en la maratón y entregar un dorsal a cada participante, se prefiere contar a bulto y luego arrimar el ascua a la sardina que convenga en cada momento.
En las gloriosas manifestaciones antiguerra, el gobierno descontaba las calles que no pertenecían al recorrido oficial de la manifestación pese a que estaban abarrotadas por no poder llegar llegar a las calles oficiales, en una de las actitudes más soberbias y malrolleras que se recuerdan, y que les costó las elecciones generales. En las modernas manifestaciones anti-maricas, pro-curas tocantes y anti-solución -vasca-no-militar, con el nuevo gobierno, los números siguen bailando de una forma científicamente vergonzosa. Una vez que se avanza en la tecnología del morro, no hay paso atrás.
En lógica respuesta, ha aparecido un movimiento que no se fía de los números de los gobernantes ni de los organizadores. Y en la tradición del periodismo -y en opisición al periodismo profesional, que planta los dos números y cierra la edición- deciden plantarse in situ, aprovechar las herramientas informáticas mide-hectáreas del ministerio de Agricultura y decir abiertamente cuáles son sus valores medios. Este es el objetivo del manifestómetro, que empezó con las manifestaciones pro-religión obligatoria y que le ha cogido el tranquillo.
Las nuevas respuestas sociales son conseguir que un hombre valga como un hombre. ¿Verdad que les suena a democracia?