La demostración me hace recordar aquellos tiempos en los que un Jpeg de 800x 600 píxeles tardaba media hora entera en descomprimirse. En breve me temo que miraremos al ratón de la misma manera. Esto es hermoso.
Las Bacterias. Siempre es un buen momento para aprender.
La ciencia recreativa tiene varias variantes de interés. La principal es la variante educativa: se organiza un «museo de la ciencia» y se colocan carísimas cabinas a prueba de vándalos en las que la gente se aburre, en lugar de ver a vándalos haciendo el animal gracias a la ciencia, que es una actividad con la que te lo pasas el doble de bien y además aprendes el triple. Es inolvidable el momento en el que el sodio explota al entrar en contacto con el agua, por poner un ejemplo.
Otra variante es el tradicional proyecto de estudiante. En general, los proyectos escolares son un recorrido en el que se estudian procesos que ya han sido estudiados y analizados en textos científicos anteriores. Esto ayuda a la hora de construir el experimento -ya bsucando resultados determinados desde el principio, como en el mundo científico real, atrapado en la necesidad de mantener al subvención- y a la hora de corregirlo. Pocas veces un estudio infantil es relevante, desde los tiempos en los que a Gauss, tal vez el matemático más grande de la historia, le impusieron como castigo que sumara todos los números enteros del 1 al 100: en lugar de sumarlos a brazo, el campeón formuló, allí, en clase, de crío, una ecuación que permitía sumar series. Lo mismo del 1 al 100, que del 1 al 100000000.
Pero hay una variante extra: el trabajo de estudiante que mira un tema en el que no se ha fijado nadie y obtiene unos resultados no relevantes -como el monstruoso ejemplo del Gauss escolar- pero sí sorprendentes, con lo que no solo se recrea el alumno sino el resto del universo. En el caso que nos ocupa, más que recrear lo que hace es inquietar.
Mykola Syadristy nació en Ucrania en 1937. Se formó como artista y como ingeniero agrónomo en la dura Rusia soviética. Desde los veinte años desarrolla un interés desproporcionado por las miniaturas. Sus trabajos manuales son minúsculos pero hermosos.
Y no son hermosos porque aprecie la escala o la manufactura, sino porque el enunciado de las obras es pura poesía. La imagen de arriba es una pulga viva a la que Syadristy le ha fabricado y colocado unos zapatos de oro. La imagen de abajo es una rosa colocada en el interior de un pelo humano perforado.
Syadristy es un hombre que encarna las visiones que me construyeron las canciones de juventud. Es el fotógrafo del cielo, y el fabricante de alas de mariposa, y la familia Lagarto, y la clínica de la radio y la televisión.
Todas esas canciones, en pequeños y condensados en un solo personaje.
Amarse no tiene horario / ni fecha en el calendario
Los amantes de la ciencia ficción y de los encuentros con uno mismo entenderán que esta foto, más que un enfrentamiento o una transmisión de conocimientos, sugiere un intercambio de flluidos.
«Si se me invita a escoger entre el comerciante y el bohemio, me quedo sin ninguno de los dos. Mas cuando la política se entroniza en la conciencia y preside toda nuestra vida mental, se convierte en un morbo gravísimo, La razón es clara. Mientras tomemos lo útil como útil, nada hay que objetar. Pero si esta preocupación por lo útil llega a constituir el hábito central de nuestra personalidad, cuando se trate de buscar lo verdadero tenderemos a confundirlo con lo útil. Y esto, hacer de la utilidad la verdad, es la definición de la mentira. El imperio de la política es, pues, el imperio de la mentira.
De todas las enseñanzas que la vida me ha proporcionado, la más acerba, más inquietante, más irritante para mí ha sido convencerme de que la especie menos frecuente sobre la tierra es la de los hombres veraces. Yo he buscado en torno, con mirada suplicante de náufrago los hombres a quienes importase la verdad, la pura verdad, lo que las cosas son por sí mismas, y apenas he hallado alguno. (…) No he hallado en derredor sino políticos, gentes a quienes no interesa ver el mundo como él es, dispuestas sólo a usar de las cosas como les conviene.»
José Ortega y Gasset, «Verdad y Perspectiva» El Espectador, tomo I, 1916 artículo íntegro aquí
Este texto, para el lector avispado, no presenta ninguna novedad. Pero de un tiempo a esta parte, cuando se dice que los políticos son mentirosos, y la política el reino de la mentira, siempre parece que sea una metáfora o una figura literaria, o que nos refiramos a una variante perversa pero particular del gremio. No es así.
Don José Ortega nos confirma que no es una figura literaria, sino una cuestión de naturaleza. La mentira y la política no son desligables. La política miente, y no es un insulto ni un símil.
A veces, es necesario recordarlo para no dejarse llevar por artificios.
Occidente lleva esta discusión con autocomplacencia sobre la base de que gozamos de libertad de prensa. Pero él que no se engaña sabe que los periódicos viven de los anuncios, y que para hacerlos se toman en consideración lo que mandan ciertos poderes económicos. La prensa forma parte de enormes grupos que monopolizan la opinión pública. Hemos perdido el derecho de escudarnos en el derecho de libertad de opinión: no ha pasado mucho tiempo desde que hubo el delito de lesa majestad, y no debemos olvidar que hay sitios donde aún no hay separación entre Iglesia y Estado. ¿De dónde saca Occidente esa arrogancia para imponer lo que se debe hacer y lo que no se debe hacer? Recomiendo a todo el mundo que eche un vistazo a los dibujos: recuerdan los de un famoso periódico alemán de los tiempos nazis, Der Strümer. Publicó caricaturas antisemitas del mismo estilo… No se puede invocar la libertad de expresión sin analizar cómo está ésta en Occidente.
Günter Grass, opinando sobre la crisis de las caricaturas de Mahoma diario El Pais, 9 de Febrero de 1006
En breve: no hay nada en medios que pueda ir contra los anunciantes, porque amenazan con retirar la publicidad y en consecuencia el sueldo de los periodistas. Ejemplos cercanos en españa incluyen al organizador de la cacería del Prestige -no publicado a cambio de seguir publicitando su negocio- o reportajes no emitidos sobre despidos improcedentes, siempre bajo amenaza de retirar la publicidad.
La libertad de expresión es una ilusión. Solo eres libre de hablar donde pocos te escuchen. Entenderán que las dos fotos no tienen nada que ver.