Esto es un sindios. Ni hay respeto a la edad ni hay nada…

Yo veo anuncios de forma voluntaria. Soy uno de esos consumidores modelo. Eso sí, me gusta ver anuncios que me gusten, que me asombren. Y me apasiona ver anuncios que no entiendo. En esta categoría la ventaja mundial se la lleva de calle la publicidad japonesa. Cuando veo dentífricos o ambientadores anunciados por transformistas vestidos de policía con lentejuelas (se lo juro) no soy capaz de encontrar el clavo en el que agarrarme. Y eso es la punta del iceberg. La publicidad es lo que más se entiende, comparado con el resto de la televisión japonesa. Si lo quieren comprobar, veanse los videos de japanorama, acudan a blogs como El blog rarito o Crazyjapan, o -y a esto venía la intro- acudan a este TV in japan de reciente creación, que construye todo su discurso a partir de piezas de youtube.

Con la televisión japonesa uno recuerda que a veces no hace falta drogarse para alucinar, o mejor, para desincronizarse del mundo exterior. Ante la televisión japonesa estamos desincrionizados, drogados, no entendemos nada, y todo son brillos y colorines. Tal vez por eso a los videos cortos se les llama píldoras.

Bola extra: de toda la televisión japonesa, siempre me vuelven a la cabeza estos videos de teatro negro, sacados de este programa de televisión. Muchos están youtubeados, pero no todos. Mejor que vayan al origen.

El fin del mundo. No bromeo.