Pausa puente
Miércoles, 11 de octubre de 2006
Pal pilar sale lo mejor, los gigantes y la procesión. Los zaragozanos huyen de la horda de visitantes (para entendernos, los Pilares son un poco como los Sanfermines, quitando todos los guiris) pero los zaragozanos en el exilio regresan a fiestas a la mínima oportunidad. En cierta manera, el mejor recuerdo de tu ciudad es la noche en la que pasaste de niño a adolescente, la primera noche en vela entre bares, el primer vaso compartido, el primer beso en los portales de los garajes. En la memoria retienes un par de monumentos (supongo que han visitado La Seo, que han restaurado no hace mucho, y que encuentro espectacular), y la ciudad de noche.
La ciudad invadida te permite reconstruir esa ciudad nocturna de hace años que conservas en la memoria. En un día normal te darías cuenta de que ese recuerdo es una sombra y que hoy no hay nada de lo que construyes en la cabeza. El paso del tiempo y todo eso. Pero las fiestas del pilar invaden todo y en todos los rincones hay gente y hay ruido y chicas que lloran porque el novio les hace un desplante y borrachos dispuestos a retos idiotas como trepar o saltar o coger algo lanzado muy rápido. Y esa calle invadida tampoco es la que recuerdas, pero es más saludable y sonriente y cercana que el vacío aquello-ya-se-acabó que encuentran los que han permanecido allí.
Y te abandonas entre sonrisas que progresivamente son más jóvenes que la tuya, y de pronto te cruzas con gente a la que hace años que no ves y ya está, todo ha vuelto a hacer clic, entre fuegos artificiales y teatro de calle y escenarios con humoristas y gigantes y cabezudos y tablaos con actuaciones musicales.
Hasta el 15 de octubre estoy en las fiestas del pilar. Este blog se ve interrumpido por una permanente resaca de cuatro días. Sabía que me comprenderían.
cuenta con la inquetante atracción «Torrente 5» (foto aqui)