Si hubiera una SGAE de la gasolina,
a esto habría que ponerle un impuesto mayor que el valor del producto
para compensar a los fabricantes de vehículos y de automóviles.

Ahora que los magnates de Formula uno dicen que solo habrá pruebas si ganan los partidos políticos que ellos quieren (atentos a cuando esto se aplique de forma definitiva en el Futbol, que tiene antecedentes como el fichaje de Di Stefano por Franco y el asalto al apolítico Núñez del FC Barcelona), el tema de los vehículos y los combustibles ha dado mucho que hablar.

Pero ninguno de ellos ha tenido el tino de apuntar verdaderamente a la dependencia, en términos totales.

Al rescate, lean este hermoso ensayo de David Bravo en el que plantea qué pasaría si los desmesurados privilegios de la SGAE se aplicara al mundo de los motores de explosión. Los autobuses tratados como las bibliotecas, y los coches compartidos tratados… como se trata la información compartida.

Es asombroso que se sigan teniendo que denunciar situaciones como la de la SGAE. Es el precio de tener a los políticos vendidos por quieren hacerse fotos con cantantes en tiempo de elecciones, pero es un precio que disgusta a todos los electores. Qué amargo es tener política de espaldas a los ciudadanos.

Lean el texto aquí.