Cuando fuimos supernova: la realidad supera a la poesía
Jueves, 17 de mayo de 2007
Supernova. Aquí hemos estado ustedes y yo.
«Cuando todo el hidrógeno del núcleo [de la estrella] se haya fundido en forma de núcleos de helio, parte de estos núcleos se fundirán a su vez en núcleos de carbono, algunos de los cuales se comprimen igualmente para formar nitrógeno, oxígeno y todos los elementos más pesados hasta llegar al hierro. El proceso de fusión se acelera a medida que la estrella genera núcleos más y más pesados, de forma que todo su hierro y su níquel se crea durante la última semana de la vida de la estrella(…)Con esta explosión final de energía [la supernova], los elementos que habían sido sintetizados en el interior de la estrella son despedidos al espacio, en donde la gravedad podría eventualmente agruparlos en aglomerados, que pueden formar planetas u otras estrellas.
Cada átomo único de tu cuerpo, de la silla en la que estás sentado o del papel y tinta del número 1 de Action Comics fue sintetizado dentro de una estrella que murió y expulsó seguidamente su contenido. Así pues, todos estamos compuestos de polvo de estrellas, o, si se siente un poco más cínico, excremento solar»
Extraido del libro «La Física de los Superhéroes»,
de James Kakalios (Ed. Robinbook, 2006)
Es de estas cosas que deberíamos saber todos, y no sólo los físicos. Es poesía, mucho más sobrecogedora que ese dios creador que modela con barro, que es una cosa que se inventa el hombre primitivo que piensa que las cosas las fabrican los artesanos o no existen. Que mi vecino y mi panadero y yo mismo conozcamos lo del barro e ignoremos lo de la estrella es una cosa que me inquieta y me avergüenza.
Cada ínfima parte de nuestro cuerpo ha sido metralla espacial que recorrió millones de kilómetros. Cada ínfima parte de nuestro cuerpo se ha cuajado en el corazón de una estrella luminosa y agonizante. Todos hemos brillado hasta ser cegadores.
Eso es poesía. Realidad bella y deslumbrante que supera a la ficción.
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