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post Una historia de gorilas

Jueves, 31 de mayo de 2007

Raul Sensato a eso de las 12:30 pm
Hay una explicación para esto

Bokito, el gorila del Zoo de Amsterdam, decidió que ya era suficiente. Tres días por semana, una mujer visitaba el zoo y se le quedaba mirando. Tres días por semana. En las reglas de convivencia de los gorilas, quedarse mirando es un signo de desafío. Bokito decidió que el tema tenía que resolverse, así que saltó de su espacio, se fue directo a por la mujer, la mordió y la rompió un brazo. La mañana en la que Bokito estuvo suelto por el zoo de Rotterdam fue ampliamente cubierta por los medios holandeses y españoles.

Podríamos aventurar hipótesis sobre qué impulsa a una señora a ir a mirar fijamente a un gorila tres veces por semana durante meses. Pero la razón por la que la historia de Bokito aparece aquí es la imagen de arriba.

Lo que ven es la última innovación holandesa en visitas al zoológico: las gafas para mirar a los gorilas el tiempo que te venga en gana. En lugar de preguntarse «como es que una señora tiene una obsesión de ese tipo», se dicen «ey, igual hay muchas personas así y podemos sacar beneficio». De ahí estas gafas con ojos que miran para un lado y agujerito para darle gusto a nuestro voyeurismo simio. Ingeniería a remolque de los fetichismos animales.

Clasificado como: todo_lo_demas

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