Españoles extraordinarios: el enano Nicomedes Expósito, «el Ni»
Lunes, 5 de noviembre de 2007
Mitos del espectáculo: El Teatro Chino de Manolita Chen en Jerez, 1964:
«De todas las ediciones que recuerdo, quizás sea la celebrada en el 64 la que produjo en los mentideros de la ciudad las tertulias más apasionadas y las disputas más acérrimas. Y fue el caso que el afamado Circo de Manolita Chen traía una atracción estrella anunciada con el nombre de «La Reolina del Ni : el enano más potente del siglo XX«. Nicomedes expósito, el Ni, poseía un apendículo sexual que rozaba la elefantiasis aunque, a diferencia de los que tienen este padecimiento, el miembro de este enano mantenía una firmeza y un desafío a la ley de la gravedad verdaderamente excepcionales. Tal era su consistencia que el Ni lo introducía en un orificio de la mesa del prestidigitador y, ayudándose con las manitas y los piececitos daba vueltas sobre el eje carnal como un poseso. Los espectadores aplaudían y gritaban, y más de cinco señoras llegaron a desmayarse, a consecuencia del calor de la salla y de la falta de aire, según explicaron al reponerse.
En la sesión de madrugada, el orificio de la mesa se cambiaba por el de la domadora de tigres, pero Su Eminencia el Señor Arzobispo de la diócesis de Sevilla, cuya jurisdicción llegaba hasta la margen derecha del río Guadalete, tomó cartas en el asunto y le hizo llegar a Manolita Chen que siguiera utilizando el tapete verde, si no quería tener que responder a las acusaciones de escándalo ´publico, perversiones, desviaciones de la naturaleza y tratos demoniacos.
A pesar del convencimiento aparente de Su Eminencia, lo tertulianos del café de La Moderna cruzaron apuestas sobre la utilización o no de prótesis por parte de nicomedes, debate que el enano zanjó el último día dándose un pequeño corte en el glande, del que brotó abundante sangre. Fue el delirio. El público aplaudía desaforadamente. Los jóvenes gritaban y daban vivas al Ni. A la domadora de tigres le dieron convulsiones epilépticas sobre el escenario, y Manolita Chen debió salir al estrado para jurar por su santa madre que su circo no faltaría jamás en la Feria de Jerez. Y daba sin parar gracias a su querido público, al que tanto debía, según ella.»
Extraido del último número de la siempre imprescindible revista Mondo Brutto, número 38, otoño 2007. Créanme: quieren leerla.
No doy crédito. ¿Y dónde estaba el brazo Censor del Régimen mientras estas perversiones tenían lugar? Así está el país como está, por culpa de espectáculos no clausurados y, posteriromente, películas de destape a malsalva.
Por cierto, gracias por el aviso de la edición. Corro presto a por un ejemplar.
Comentario de higronauta — noviembre 6, 2007 @ 1:09 pm
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