Corten
Lunes, 21 de abril de 2008
Les voy a contar una historia.
Hubo una vez un hombre que quería hacer una acrobacia complicada. Consistía en convencer al público de justo lo contrario de lo que pensaban. Era una pieza muy elaborada, en la que el tronco se presentaba al principio, por sorpresa, y después la alfombra se desenrollaba de tal manera que terminaba a los pies del público. De forma que los asistentes al principio pensaban que era una cosa externa, mientras que al final resultaba que hablaba de ellos. La idea era tan loca, que varios de sus amigos se habían reído comentándolo, con él presente. Varias frases comenzaban con «cómo se te ocurre». El hombre se defendía diciendo: «ya veréis».
La acrobacia, el mecanismo de la acrobacia, eran muy complicados. El hombre repasó múltiples veces la sucesión del engranaje. Todo lo que no estaba a la vista, pero que hacía funcionar el truco. Había realizado otros artefactos, pero algo le decía que este era especial, que era más complejo, que era más enrevesado. Mientras trabajaba en otras cosas, de pronto se sorprendía repasando ésta. Una y otra vez. Intentando encontrar la mella en la secuencia, lubricando cuidadosamente. Horas y horas, asegurando la gran actuación. Una actuación a la que sólo acudirían los que entenderían el juego de la alfombra. Una actuación donde sólo estaban aquellos que habían de cambiar de idea. El estaba más expectante que nadie. Estaba obsesionado por averiguar si su mecanismo iba a servir para su función. Si lo iba a lograr o iba a ser un fracaso. Esa duda le había hecho repasar, casi a diario, los engranajes.
En los preparativos del gran día, aparecieron el resto de autores del cartel, con piezas terminadas a última hora. Para cuando comenzó la secuencia de actuaciones el jefe de pista se dio cuenta. Había que recortar.
De modo que nuestro hombre, en escena, iluminado, cuando había comenzado a desenrollar su alfombra para que comenzara su extraño periplo que debía terminar a los pies del público, vio como de pronto se apagaron las luces y cayó el telón.
El jefe de pista entró pidiéndole disculpas y contándole la situación. «La próxima actuación – le repetía- puede hacer la otra mitad. A partir de la alfombra parcialmente desenrollada».
El hombre miró al jefe de pista. Recordaba ese repasar casi enfermizo, ese anhelo por saber si servía de algo.
«O lo puede hacer entero la próxima temporada»
«Pero esta temporada usted ya sabía lo que duraba mi número».
El director se encogió de hombros. Se disculpó de nuevo, y se fue a seguir resolviendo problemas.
El hombre decidió entre presentar la alfombra parcial, o seguir inmerso en la obsesión de repasar la maquinaria de nuevo, de forma enfermiza, incapaz de resolver en su esquina si era o no util para el público objetivo. Decidió salir de la obsesión, aunque significara romper la pieza. Tomaba demasiado tiempo.
Su número fue, durante meses, una alfombra a ninguna parte. En breve, vería a los amigos del «como se te ocurre», finiquitado su argumento de «ya veréis». Miraría con ojos perdidos, y volvería su vista al plato. Tal vez no era algo tan complicado. Tal vez nunca valió la pena. Entre el eco sordo de los cubiertos, aún se oyen las risas.
Amigo Sensato!
Deseo que toda esta parrafada sea una pista, de su próximo movimiento… ¿que se va a sacar de la chistera? ¿Con que ingeniosa idea nos va a deleitar? ¿Seremos nosotros los que tengamos que deleitarle a usted?
Permaneceré a la espera, y atento a sus noticias…
Comentario de joan — abril 21, 2008 @ 10:28 pm
A veces las historias hablan de la desactivación, don Joan…
(Joan vino a la conferencia del pulpito, y hubiera sido muy bienvenido en Spectra…)
Comentario de Raul Sensato — abril 22, 2008 @ 12:23 am
Todo esto te pasa POR HACER LAS COSAS GRATIS. Cuando se cobra por algo lo que realmente vale la gente se corta un poquito más en joder el currelo ajeno.
Comentario de Tyrexito — abril 22, 2008 @ 9:36 am
La estupidez de la militancia. En mi caso, debe ser patológica…
Comentario de Raul Sensato — abril 22, 2008 @ 10:26 am
Por estos últimos comenterarios creo que me he perdido algo…
P.D.1: Por supuesto que me hubiera encantado asistir al Spectra, otra vez será.
P.D.2: Sigue sorprendiendome la capacidad de invención/creación que tienes!
Comentario de joan — abril 22, 2008 @ 2:53 pm
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