Resistencia, pasándolo bien
Miércoles, 17 de septiembre de 2008
Durante años, las organizaciones internacionales se han preguntado cómo luchar contra los secretos de Estado. Cómo tener constancia de las actividades que los países ocultan, en ocasiones porque violan las normas. La guerra tecnológica se da por perdida, porque los servicios secretos tienen aparatos más modernos y potentes que los observadores neutrales. Pero hay un arma que nadie ha tenido en cuenta: el tiempo libre. En el perfecto negativo de las películas de James Bond, la actual pesadilla de los servicios secretos son las aficiones, los hobbies. Los ciudadanos de a pie que matan el rato con paciencia. Y con tenacidad.
En el suplemento Cultura|s que acompaña al ejemplar de hoy del diario La Vanguardia, aparece un artículo mío, que es una versión extendida (en longitud y en altura ) de esta pasada entrada del blog.
Tal vez sea de su gusto.
Raúl, cuando nos veamos le pasaré El libro de cabecera del espía, una antología muy entretenida hecha por Graham Greene, que trata en algunos puntos de esto mismo.
Comentario de C. Rancio — septiembre 19, 2008 @ 10:03 am
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