Sobre lo que hoy percibimos como censura: dos matices
Viernes, 6 de mayo de 2011
El curso pasado hice un par de bolos por facus […] El centro de interés de los futuros periodistas era el límite de lo posible en la prensa escrita. Vamos, de la censura. Desde 1973 los estudiantes planetarios son un colectivo aterrado por su futuro. El hecho de que para ellos la formulación del terror fuera la censura, y no el paro, puede iluminar la sospecha inteligente de que la censura moderna igual sea, glups, el paro.
«Un oficio del siglo XIX», Grandes Hits (Mondadori, 2009), pag 82.
[Lo que denomino CT] es la cultura española actual, que no debe nada a la Guerra Civil y que lo debe todo a la Transición. Básicamente, y explicada en un plis-plas, consiste en una cultura vertical, en la que el Estado -y en ocasiones la empresa, que por lo que sea se identifica con el proyecto o los negocios del Estado- gestiona la agenda de accesos a la realidad. Marca lo que debe de aparecer en un artículo, un libro, una peli, para ser reconocidos como objetos culturales y no como la obra de un colgado.
Ambas son citas del mismo autor: Guillem Martínez.