La imagen de arriba pertenece al número 152 de la revista Ondas, con fecha de portada 13 de mayo de 1928. Es un artículo de Ramon Gómez de la Serna, donde el autor español predice las propiedades de las ediciones digitales de los diarios. Y lo hace verdaderamente hasta el detalle. Al final pondremos el texto completo, pero destaquemos antes unos cuántos párrafos para el hombre con prisa:
Habrá varias ediciones al día, y aunque todas repetirán algunas noticias, tendrán novedades y últimas horas importantísimas.
El cronista de ese nuevo gran rotativo con onda continua estará de servicio permanente desde la mañana a la noche, dispuesto a pergeñar su crónica urgente en cuanto el teléfono de de la noticia temática.
Los telegramas llegarán al periódico radiado por el Morse, e inmediatamente, aún palpitante el titiriteo del Morse, serán traducidos y lanzados. Las noticias serán de lo más frescas que se han podido alcanzar nunca, y aún se sentirá el ruido del explosión en el mundo cuando se noticie la catástrofe explosiva.
La predicción nos trae a la cabeza de inmediato las portadas de diario con la torre gemela en pleno derrumbe, y con olas de maremoto. Incluso las fotos de partido de fútbol que se publican cuando el encuentro todavía está disputándose. Las ediciones web de los diarios, como predice Gómez de la Serna, se actualizan aunque no haya noticias tan importantes como para ocupar la portada. Tal y como señalaba, la actualidad traduce y lanza las novedades de inmediato.
Su predicción también incluye las retransmisiones vía Twitter, tan traídas en estas fechas en los diarios:
El crítico de teatros del gran rotativo ondífero estará en un palco durante la representación e irá dictando su juicio mientras sucede la obra. ¡Nada de ponerse de acuerdo en los pasillo, ni de dulcificar o agriar el juicio espontáneo!
También Ramón predice la colaboración via email, con una conexión remota que enviaría directamente a la redacción sus textos cuartilla por cuartilla:
Yo espero ser un repentista de ese periódico ondulado y por eso no me mudo de mi torreón, pues me será fácil que instalar un embudo directo con la redacción del futuro diario radiado para que por él vayan mis cuartillas una a una.
Y finalmente, adivina las hemerotecas y los buscadores, a los que retrata como bilbiotecarios que nos entregan ediciones «etereas» del pasado:
Ese obstáculo que pone el diario ondífero, la pereza y el deseo de crear dificultades, diciendo que si no se puede leer el periódico cuando sea radiado se quedarán sin su lectura millares de personas, desaparece diciendo que se repetirá el mismo periódico en dos o tres ediciones iguales a distinta hora, además de los suplementos de última hora (…) Existirá entonces una gran biblioteca, que se llamará «ondateca» y en ella estarán depositados los discos que serán de la última y definitiva emisión del número de cada día, pues eso no será costoso para una Empresa unificada y con tantísimos lectores
Como ven, el autor predijo ¡nada menos que en 1928! las propiedades que hoy las ediciones de Internet de los diarios muestran como absoluta novedad, desde las retransmisiones de las conferencias de Apple hasta las últimas horas de los conflictos remotos, pasando por el columnismo de opinión enviado desde la distancia.
En este blog ya hemos defendido a Ramón Gómez de la Serna como hombre adelantado a su tiempo (recuerden que Ramón tenía una bola de espejo en casa en los años treinta, medio siglo antes de la explosión discotequera), y hemos subrayado que el espíritu de los españoles de los años treinta predijo el signo de los tiempos hasta el punto de que Ortega y Gasset enunciaría las directrices de los discursos del Presidente Obama casi un siglo antes.
Incluso con esa firme defensa, la visión de Gómez de la Serna y su precisión al prever las ediciones digitales de los diarios merecen su inclusión completa en este humilde rincón. Ahí les dejo el texto completo.
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EL NUEVO ROTATIVO
Con gesto de quien lee un periódico, se abrirá en el porvenir el gran rotativo de más de sesenta y cuatro páginas de ondas
La atención del que repasa el nuevo periódico se parecerá a la que se invierte en repasar los antiguos periódicos de papel y tinta; sino que las hojas de éste se transparentarán sobre el que lee como si estuviese escrito en caligrafía es del aire, en pendolismos de la ráfaga.
Esa entrada por debajo de la puerta, con ruido de cola de papel que se desliza por la breve rendija, ya no tendrá ese frufruteo de papel sino que será silencio e invisible colarse por entre burletes y hermetismos.
El roce del buzón y la gran carta del periódico ya no serán sino inmaterial anunciación que atravesará los cristales sin romperlos ni mancharlos.
Habrá varias ediciones al día, y aunque todas repetirán algunas noticias, tendrán novedades y últimas horas importantísimas.
El cronista de ese nuevo gran rotativo con onda continua estará de servicio permanente desde la mañana a la noche, dispuesto a pergeñar su crónica urgente en cuanto el teléfono de de la noticia temática.
Los telegramas llegarán al periódico radiado por el Morse, e inmediatamente, aún palpitante el titiriteo del Morse, serán traducidos y lanzados. Las noticias serán de lo más frescas que se han podido alcanzar nunca, y aún se sentirá el ruido del explosión en el mundo cuando se noticie la catástrofe explosiva.
El crítico de teatros del gran rotativo ondífero estará en un palco durante la representación e irá dictando su juicio mientras sucede la obra. ¡Nada de ponerse de acuerdo en los pasillo, ni de dulcificar o agriar el juicio espontáneo!
Hasta las esquelas de defunción llegarán inmediatas y tendrán como orla un asordado redoble de tambores lo bastante luctuoso para señalar que son noticias tristes.
Yo espero ser un repentista de ese periódico ondulado y por eso no me mudo de mi torreón, pues me será fácil que instalar un embudo directo con la redacción del futuro diario radiado para que por él vayan mis cuartillas una a una.
Ese obstáculo que pone el diario ondífero, la pereza y el deseo de crear dificultades, diciendo que si no se puede leer el periódico cuando sea radiado se quedarán sin su lectura millares de personas, desaparece diciendo que se repetirá el mismo periódico en dos o tres ediciones iguales a distinta hora, además de los suplementos de última hora.
– Pero, ¿y el que quiera volver sobre lo dicho en el número anterior el día siguiente, o quizás muchos días después?- pregunta aún el dificultoso.
Existirá entonces una gran biblioteca, que se llamará «ondateca» y en ella estarán depositados los discos que serán de la última y definitiva emisión del número de cada día, pues eso no será costoso para una Empresa unificada y con tantísimos lectores, y el bibliotecario pondrá en la cabina de repetición el disco atrasado y dará unos auriculares al «ondo-lector»
Ramón Gómez de la Serna
Revista Ondas, num. 152
13 de mayo de 1928.
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