Gramática parda
Miércoles, 18 de junio de 2008
Por los usos gramaticales que se dan en el lugar en que me formé -entiéndase: Zaragoza-, la lectura de este rótulo es muy inquietante.
Me explico. Hay una diferencia abismal entre estas dos frases:
-Yo, el Everest lo subo por mis cojones.
-Yo, el Everest lo subo por los cojones.
En la primera, el alpinista deja claro que alcanzará la cumbre, sean cuales sean las condiciones. Lo sube por sus cojones.
En la segunda, el interlocutor deja claro que él, de apinista, nada; que el Everest es un reto que está por encima de sus posibilidades. A la pregunta «¿tu alcanzarías la cima del Everest», responde con esa habitual negación aragonesa que empieza con una partícula afirmativa: «sí, por los cojones».
Así que cada vez que leo el cartel, entiendo que el propietario de la furgoneta no cejará hasta que la pimiento muera.
Se ve que en Usera, lugar donde está tomada la foto, «por mis cojones» no es necesariamente una declaración de voluntad. O eso, o sencillamente no estoy acostumbrado a que la construcción «por mis cojones» se refiera estrictamente a la anatomía. A menos, claro, que tenga una tercera lectura que se me escapa.
Como ven, de la declaración de amor al anuncio de un crimen, puede no haber ni una sola coma de diferencia. Lo que aumenta el nivel celtibérico de la pieza varios puntos.
Sea pues bienvenida a nuestro museo celtibérico.
un fogonazo de Aberrón,
en nuestro permanente homenaje a Luis Carandell