El spam se merece (¿quien lo iba a decir?)
Viernes, 31 de octubre de 2008
La leyenda urbana del spam es una cosa así. En una esquina del mundo tenemos a un grupo de desalmados que envían mensajes como anzuelo para navegadores incautos. En el otro extremo, tenemos al cibernauta novato, que teclea con dos dedos, que pasa segundos con el ratón encima del icono antes de pulsar y que cada acción que realiza va seguida de un aspaviento que se entiende como un «a ver si he roto el ordenador (por abrir una carpeta)».
Esta leyenda urbana del señor que entrega sus datos bancarios respondiendo a una carta traducida por robots -en la que hay tantas faltas de ortografía como palabras en inglés original- siempre retrata a ese usuario miedoso y lento, que cuando el ordenador le dice aceptar él acepta, y cuando el ordenador le dice obedece este mensaje el tipo va y obedece.
Por lo que se ve, esta imagen es tan ajustada a la realidad como esos anuncios que nos laceran al entrar en el cine, en los que las personas que descargan películas llevan capucha dentro de casa, miran a los lados al pulsar los vínculos y tienen la habitación iluminada en penumbra como los laboratorios de terror de los cuarenta. Ni los usuarios de emule tropiezan con sus zapatos al caminar por su habitación, ni las personas que rentabilizan los spam son usuarios novatos y timoratos.
De esto me he dado cuenta al hilo del concurso 20minutos, que efectivamente está logrando su objetivo de ser un fiel reflejo de la internet española, lo cual es a la vez admirable y revelador.
Efectivamente: el blog que encabezaba las clasificaciones es un rincón que copiapega textos de páginas ajenas sin referencia ninguna al origen (ha sido tristemente retirado por su práctica, por denuncias de otros concursantes, pero no debemos olvidar que era, con mucho, el más votado), y -sobre todo- están subiendo con constancia los rincones que piden el voto en las webs ajenas y en las cuentas de correo. (Una de las prácticas favoritas, por lo que parece, es invitar al compadreo enviando mails proponiendo oscuros intercambios de votos, probablemente con capucha puesta y habitación a oscuras. Al menos, yo he recibido unos cuantos de esos).
Aquí lo importante es hacer notar que los usuarios del concurso de 20minutos no son ese usuario de internet que tiembla antes de cada click. Todos los que tienen voto 1) han sabido crear y mantener un blog -o similar- 2) han seguido unas nada breves instrucciones para registrarse y 3) para todo ello han demostrado una seria soltura con su navegador y su programa de correo, un severo callo de currito de internauta.
Y sin embargo, y les remito a los foros del concurso, los votos de los internautas -que tienen muy claros sus votos en dos categorías concretas y les da igual a quién apoyar en, no sé, mejor blog expatriado) están premiando, con esa dejadez poco responsable de cliente de spam, las peticiones que reciben atacando sus esquinas y sus buzones. Están obedeciendo, es decir rentabilizando, es decir justificando, los mensajes de spam que reciben.
Los propios internautas «expertos» españoles generan spam, y los propios internautas «expertos» españoles los obedecen.
Así que la próxima vez que lean un rincón burlándose de los que rellenan datos en las direcciones bancarias .ru, o quejándose de que su buzón se satura de química para la dilatación eréctil, no se engañen. Los usuarios españoles de internet queremos spam. Nos parece una cosa estupenda. Tanto, que lo generamos y lo apoyamos nosotros mismos.
Alrededor del spam…
Raúl Minchinela reflexiona sobre el spam y llega a la conclusión de que los propios internautas “expertos” españoles generan spam, y los propios internautas “expertos” españoles los obedecen….
Trackback de meneame.net — octubre 31, 2008 @ 1:46 pm
Fíjese usted si la cosa del spam está mal que esta entrada me ha parecido tan interesante que la he meneado y los ususarios de Menéame la estan votando negativamente al considerarla… spam.
Comentario de absence — octubre 31, 2008 @ 1:57 pm
jajaj!!
Comentario de Raul Sensato — octubre 31, 2008 @ 2:01 pm
20 minutos es, como mucho, lo que debería tardar uno en darse cuenta de que este concurso es una mamonada al nivel de los certámenes de Miss y Mister España. Y la cosa esa del Menéame merece sin duda un extenso análisis, aunque creo que la sociología contemporánea no dispone todavía de herramientas teóricas suficientes para afrontar la cuestión.
Comentario de Nikochan — noviembre 3, 2008 @ 10:37 pm
A mí me da mucho asco el concursillo este y no sé ni por qué me presento cada año. Cuando vi que tenía un voto me molesté, pero por tenerlo, esperaba tener 0 votos coñe.
Su artículo es de lo más revelador ya que han proliferado comentarios miérdicos por todos los blogs registrados allí. Según me pillaba el día los borraba y otras les contestaba diciendo lo mierda que me parecía. No sé para qué ya que dejan el comentario y no vuelven más.
Lo que comenta absence no deja de ser curioso, no se matan en ver si el texto es interesante o no; sino el historial del «meneador». Así pues se pueden perder grandes textos sólo porque no les gusta el que lo ha puesto. Allá ellos.
Comentario de morri — noviembre 15, 2008 @ 1:39 pm
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