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post Con la comida no se juega

Jueves, 4 de mayo de 2006

Raul Sensato a eso de las 5:53 pm
Si hay un infierno, tiene esta pinta, y en su fuego se fríen estos señores

Hay una academia de madres. Creanme. No es casualidad que todas hayan memorizado frases como «¿Qué te crees? ¿Que soy el banco de España?» o «Anda, anda, tira para adentro…». Seguro que están en un temario secreto, una especie de Grimorio de Sus Labores.

En ese grimorio está bien claro que los niños no deben hacer el tonto con la comida. Y pasa un poco como los católicos, que, a fuerza de insistir, o acabas monaguillo o sales rebotado. Yo he acabado monaguillo-sección-alimento, y tengo a flor de piel que con la comida no se juega. Es una ley que tengo grabada en el cerebro, cuya violación me pone de los nervios. Cuando en una ocasión, un amigo mío se dedicó a comprobar en un supremercado que los huievos duros se ponían de píe al girarlos -para lo que sacó los huevos de tres paquetes distintos- yo fingía no conocerle, cuatro pasillos más al fondo. El muy cabrón gritaba mi nombre para que atestiguara sus experimentos, pero yo me camuflaba entre los congelados.

Con esta aversión a la comida recreativa entenderán que me he quedado de piedra al ver este catálogo de disfraces que hacen que parezcas cosas de comer. No sólo no entiendo qué hace que una persona decida parecer un perrito caliente, una tarta de boda, un gofre o mejillón cocido, sino que además noto un cierto repelús sólo con la visión. De modo que debe ser algún tipo de perversión, de él al hacerlo o mía al verlo. O tal vez que una persona disfrazado de comida me recuerda los dibujos animados de animales hambrientos, y me hace pensar en el consumo de carne humana. Que dicen que sabe a pollo, pero de momento prefiero el pollo.

Al ver los trajes, en particular el de Sandwich, he pensado que me pone menos nervioso un tipo disfrazado de «tostada en la que sale la cara de cristo» o «la virgen como las que se venden en eBay. Y creo que me pone menos nervioso porque esas tostadas no te las comes, y el tema hombre-pollo ni se toca, y mi integrismo alimentario no se siente violado.

Mi búsqueda de un disfraz tostada-con-cara no ha sido fructuoso, pero he encontrado este manual «como hacer que salgan dibujos en las tostadas». Una plantilla, mantequilla en espray y una plancha muy caliente. Tal vez puedan unir ambas cosas, y se dediquen durante unos minutos a hacer milagros a la plancha disfrazados de elementos comestibles. Sería otra forma de canibalismo, bocadillo que fríe bocadillo, hasta que se prenda fuego el disfraz.

Antes y después (making of)


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