La calma en japón dura poco
Martes, 20 de junio de 2006
Tras una agotadora jornada en el trabajo o tras una potente sesión deportiva, nada mejor que relajarse un poco. Cerrar los ojos, colocarte en una cómoda butaca -cuando no una cama- y bajar las defensas.
A menos, claro está que estés en Japón y haya cerca una cámara de televisión. Allí no bajes las defensas nunca. Especialmente cuando te estás intentando relajar.
Les presento dos ejemplos sangrantes de la proverbial crueldad televisiva japonesa. El primero es un corte en el que la diversión consiste en coger a un hombre dormido y despertarle de la forma más violenta posible. Pero unas cosas tremendas: un grupo vestido de gangsters lo ametralla en la cama mientras duerme, o lo tiran aún sobado por el tubo de un aquapark, o directamente le ponen un artefacto explosivo en las proximidades. Y eso cuando no se lo lleva un caballo arrastrando por el suelo, como en los castigos de siglos pasados.
El segundo aprovecha un momento de máximo descanso despierto -recién salido de la sauna y sentado en un sillón masajeador- para lanzar al protagonista completamente desnudo por una pista de esquí repleta. El último minuto del video es espectacular, o terrorífico.
Así las gastan en el país del sol naciente al que tiene la desfachatez de cerrar los ojos y bajar la tensión de los músculos. Entretenimiento a base de individuos con la guardia baja.
Tras la tormenta viene la calma, pero a la calma vienen los japoneses
¿Sería esto a lo que se referían los aburridísimos «Frankie goes to Hollywood» cuando cantaban «Relax- don’t do it»?