el silenciador de tos, ese nuevo hito de la humanidad

Uno de los pocos contenidos que he consumido con absoluta regularidad desde que comencé a consumir contenidos a través de la internet -y no sé si sabría numerar otro- es la lista de regalos ridículos que el humorista Dave Barry confecciona para el Miami Herald cada año.

Todos los regalos existen, han sido comprados y manejados por el articulista, y pertenecen a la categoría «quién diablos necesita esto».

La lista está aquí.

(Si a mitad de lectura les piden un usuario/contraseña, utilicen bobdole@mytrashmail.com/123456, u otra que les ofrezca la página bugmenot.)

Si no conocen la lista, naveguen sin miedo por listas de regalo de años pasados: 2005, 2004, 2003, 2002,… Por ellas he visto productos inolvidables, como el casco homologado de obrero con forma de sombrero vaquero, un aro de retrete que colocabas en tu vehículo para evacuar en exteriores, o un brazo que pegabas a la pared, con el que hacías high-five cuando veías por televisión a tu equipo favorito llevar a cabo alguna gesta. Todo tremendo. Llevo una década adicto. Imagínense.