Sociología parda (cont.)
Martes, 16 de octubre de 2007
Fin de la pausa de fiestas zaragozana, que ha tenido momentos de gran diversión. Un momento brillante fue una noche en la que un buen amigo apareció con un funda de guitarra que dentro escondía un jamón. Dimos buena cuanta de él en la recena, y de camino al desayuno nos encontramos con la tradicional ofrenda de flores. Nos miramos y nos pusimos a regalar jamón a los oferentes, que venían vestidos de baturro. «Jamón gratis», gritábamos, mientras mi Joaquín iba cortándolo por el método del violín. Sólo se acercaban los niños. «Hace tanto que no veis nada gratis que no os lo creéis». Los adultos nos miraban, pero eso de ir a coger jamón de desconocidos no está bien visto. «Si fuera droga gratis, vendríais como locos». Cuando apareció la comitiva de la policía municipal, nadie quiso coger. «No me digáis que estáis de servicio». No hubo manera. A la hora y pico, con unos cuantos platos de jamón repartidos, no podíamos ni con nuestras pestañas.
Las fiestas tienen estas cosas. O van a las cosas que te preparan (conciertos, obras, montajes, etc) o te haces tu fiesta. que es lo que manda la tradición. Las fiestas son el hueco para hacer tus fiestas. En otras ciudades -Barcelona, como ejemplo-, a toda actividad que vean que no pertenece al ayuntamiento, vienen y te disuelven. Y te aporrean.
Como nota extra (continuando esta entrada anterior), el concierto de los Héroes del Silencio en la Romareda fue particularmente emotivo. Bueno, puntualizo. Mientras estaba en el estadio, era simplemente un espectáculo, uno grande y muy bueno. Pero al salir del recinto y volver a casa, me di cuenta de que el concierto me había dejado muy, muy tocado.
Y supe que hay una historia de los héroes que quiero contar, una historia larga y retorcida y relevante que no aparecerá en este blog. Llevo todos estos días pensando en ella. La historia de un grupo desde la perspectiva de un chaval que aparecía casualmente en sus conciertos, que aparecía casualmente por los bares que convirtieron en su fuerte, que conoce de oídas las historias que todos conocen de oídas. Una historia del grupo narrada por alguien que nunca ha hablado con ellos y que nunca ha tenido información privilegiada sobre el grupo. Y una historia que explica, desde la barrera, todas las perspectivas que hay sobre el grupo. Repito: no que enumera las perspectivas, sino que las explica.
A ver cuando me encierro y empiezo a escribirla.
[…] leyendo aquí… Clasificado como: ciudades, apuntes_al_natural, […]
Pingback de No Recomendable » Sociología parda: cuando fuimos héroes — octubre 16, 2007 @ 12:16 pm
Que envidia me dan todos los que estuvieron en Pilares, primer año que me lo pierdo desde hace 7 que soy asidua.
Comentario de Estrellita Mutante — octubre 16, 2007 @ 12:47 pm
hombre.. de lo del jamón se avisa!!! 😛
enciérrese y escriba esa historia !!! antes de que la escriba ya ha conseguido que quiera leerla
saludos!
Comentario de saba — octubre 16, 2007 @ 9:30 pm
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