Se celebra en Zaragoza una exposición de Playmobil (en mis tiempos, Famobil) con cinco mil piezas y dioramas. Está ubicada en una carpa en la Plaza del Pilar.
Una reconstrucción del concierto de retorno de los Héroes del Silencio.
Los peinados de plástico los encuentro fascinantes. El detallito del click con la banda en la cabeza, en cuya camiseta se puede leer «heavy metal», es resultón. Pero lo enternecedor es la presencia de los seguratas: son el perfecto negativo de lo infantil y de lo lúdico, pero el confeccionador no ha tenido ánimo para quitarlos.
Ustedes van a festivales que se etiquetan con el nombre world music, pero esta pieza tiene pinta de ser más world music que las otras. Vean la partitura:
(Evidentemente, está confeccionada por un norteamericano, que son los únicos que dividen los continentes con tal de ponerse en el centro, ignorando las esenciales y elegantes normas de la cartografía).
Hay toda una escuela de traductores que están convencidos de que, al traspasar un texto de un idioma al otro, las palabras se traducen pero los números quedan tal cual. Porque son, bueno, números.
Esta creencia está tan extendida que muy pocos traductores se atreven a traducir números. Requiere un arrojo de valentía que no suele llegar a imprenta porque siempre aparece un corrector que retoma cada número a su posición original. Entenderán así por qué hay tan pocos volúmenes en el mercado en el que aparezcan los números traducidos.
Estas trabas han hecho que la traducción de números se haya ido borrando con el tiempo, y uno sólo puede conseguir las normas de traducción numéricas entre idiomas gracias a ignotos manuales que se pasan bajo mano, o a través de pequeñas piezas que han logrado rodear la censura y salir a la luz. Esas pequeñas piezas, para aquellos que no podemos acceder al manual completo original, son pequeñas piedras rosetta con las que intentar reconstruir la lógica del proceso.
En los videos youtube que les muestro abajo encontrarán una de esas pistas que han superado los controles. En ellos, pueden comprobar el número que en italiano se escribe como 5353456, se traduce al griego como 6868357.
La traducción de números. Una disciplina que, por censurada, no deben perder de vista.
Mientras los poetas antifranquistas ahora los regalan como suplemento de los periódicos, no vaya a ser que haya alguien que no los haya oido,…
…los cantautores en democracia siguen sufriendo las consecuencias de su atrevimiento.
Esto es España. Y esta es la vida de Javier Krahe.
Es un extracto del documental «Esta no es la vida de privada de Javier Krahe», disponible en DVD. Ya les digo que en la cinta el tema Cuervo Ingenuo aparece completo, no como en el video de arriba.Para las personas con menos posibles económicos, les digo susurrando que lo pueden encontrar en Stage6.
Pero véanlo. Sólo por la receta del cristo y el espectacular poema del practicante, ya vale la pena el visionado.
Por alguna extraña razón, guardé para siempre una escena del tebeo «RanXerox en Nueva York». RanXerox en aquella época era de lo más comentado que se publicaba en la revista el Víbora. Este tebeo ultraviolento protagonizado por un cyborg musculado, escrito por Tamburini y magistralmente dibujado por Tanino Liberatore, ha quedado marcado en la mente de mucha gente. Al parecer, nada menos que Chris Cunningham ha movido ficha para llevarlo a la gran pantalla.
La escena en cuestión era tan tonta como esto: Ranxerox pasea por un barrio marginal de nueva york en el que un radiocassette (que los alemanes describen mucho mejor con su término guettoblaster) reproduce a todo volumen una canción del grupo Joy Division. Ranx se pone a bailar, y la banda local se pone a golpearle porque, atentos, «Joy Division no se baila».
Con la cantidad de cosas interesantes que he olvidado en la vida, llama la atención acordarse de semejante tontería, ¿verdad?
Pues el otro día estaba repasando listas ajenas con «las mejores canciones de 2007» (que es una cosa que me gusta hacer cada cambio de año), y me quedé clavado cuando escuché en el estribillo de una:
«He vuelto a Liverpool
y todo parece igual
pero se me ocurrió algo anoche
que me cambió la forma de pensar
un pequeño consejo que ha tardado 22 años en formularse
os lo revelo a continuación
aprended de mis errores:
Bailemos al ritmo de Joy Division
y celebremos la ironía
todo está yendo a peor
pero somos felices
Bailemos al ritmo de Joy Division
levantemos nuestra copa
todo está yendo a peor
pero somos felices»La canción de los Wombats es un temazo BritPop que suelta como gran revelación lo que el tebeo italiano ya había dicho más de veinte años antes. Huelga decir que el italiano quería bailar, y los ingleses, pegarle. Supongo que el término operativo aquí es ironía, que es algo que solo subrayan quienes no lo tienen con frecuencia, del mismo modo que se señala mucho más la nieve en los lugares donde no suele caer.La cuestión es que esta canción no sólo no me ha resuelto el principal misterio (¿por qué el «bailar al ritmo de Joy Division» se me ha quedado en la mente más de veinte años?) sino que ha añadido un misterio más: ¿Cómo puede funcionar el mismo chiste friqui dos décadas despues?
Bola Extra: Igual que he tenido en bucle el tema de arriba unos cuantos días, confieso aquí abajo otro bucle de muchas repeticiones: Yeah Yeah de BodyRox.