Se acabaron las caidas al aprender a pilotar

Como admirador de los inventos ingeniosos y del diseño industrial -disciplina consistente en que los inventos ingeniosos sean, además, bonitos- tal vez sea imparcial al decir que este triciclo me parece el mejor aparato de 2005. Especialmente porque no lo necesito, personalmente.

El «Shift Bycicle» es un triciclo que se convierte en bicicleta cuando el usuario toma velocidad y se inclina instintivamente hacia adelante. Cuando el usuario reduce su velocidad, las ruedas traseras vuelven a separarse y vuelve a ser estable.

El genio evidentemente está en que todo eso lo hace sobre la marcha. Y la llave inglesa se queda tranquilamente en casa.

Evidentemente, este aparato puede significar el fin de las ruedas que servían para aprender a montar en bicicleta.

Y en cuanto los moteros se enteren, quizá se terminará el enfado por echar el pie cada vez que una moto cede el paso. Educación y civismo, en un solo paquete.

Más datos aquí y aquí.

Gran idea. Gran diseño. Mola mucho.

Javier Marco se está pegando unos análisis de gran nivel sobre video juegos en contracultura.es, como por ejemplo el simulador de violadores Bilko 3. Una cosa demencial, oiga.

Yo que ustedes haría una visita.

(Y sí, el de la foto de abajo del todo soy yo. Más máscaras. Vaya por dios.)

Cuidado con dejar huella

El mundo del pop ultracomercial y el comic mágico malrollero anglosajón van definitivamente de la mano. Son noticias viejas, pero, como en el chiste, yo me enteré ayer. Grant Morrison ha diseñado la portada del último disco de Robbie Williams. A Robbie le apasionan los tebeos de Morrison -en particular «Los Invisibles«-, se han hecho amigotes y Morrison le ha comido la cabeza para montar uno de sus conjuros kármicos.

Para explicarlo mínimamente, necesito que sepan que en 1995, Grant Morrison hizo un conjuro para que no cancelaran las ventas de los Invisibles. Publicó un texto como complemento de la historieta que proponía a sus lectores un momento kármico concentrado en un símbolo que él había creado. El momento se realizaría el 23 de noviembre y las personas canalizarían su energía mágica a través del sello que él había creado. Los que no sabían entrar en éxtasis mediante meditación, podían realizar el cunjuro mediante la masturbación. El texto, de lectura obligada, esta traducido aquí.

Ustedes se ríen, pero los Invisibles no sólo no se canceló sino que subió en ventas, y se completó con éxito: Los Invisibles era en sí mismo otro conjuro. En otras palabras: logró ampliamente su objetivo. A fecha de hoy Morrison es uno de los autores de tebeos más sorprendentes y respetados.

No hay instrucciones en la portada de Williams, más allá del evidente «pon aquí tu dedo». Pero Morrison ha creado otro de sus sellos -ese dibujo que está en la huella del dedo- y pretende cargarlo con l@s much@s fans de Williams.

Miedo. Mucho miedo.

Extraña sección de moda, extraida de la revista Vogue de junio de 1966, en pleno boom de la serie televisiva de Batman. Las modelos están integradas en páginas dibujadas por Don McPherson, todo por idea del fotógrafo Ron Traegher.

Un raro ejemplo de suma de fotonovela más tebeo más señoritas de buen ver.

Como en todas las imágenes de este blog, se amplían al pulsarlas.

Dejemos el tema claro desde el principio

La semana pasada me leí este informe (en inglés) sobre las desventuras de la producción de la película Superman cinco. Una aventura que tiene como protagonistas a Tim Burton, Kevin Smith, Nicholas Cage, antiguos realizadores de pornografía y el peluquero de Barbra Streisand. Es espectacular. Como gastarse cincuenta millones de euros para no avanzar nada. Las personas con esperanzas de hacer cine pueden repasarlo para hacer callo. Si superman, que se vende solo, tiene estos problemas, imagínense con lo que se pueden encontrar los novatos.

El informe llega hasta 2004 y no habla del rodaje del superman cinco actual, que se llama superman returns. Pero ya sabemos en qué se va a ir buena parte del dinero de la pelicula destinado a efectos especiales:

El pene de superman es demasiado grande para el cine.

El paquete de Brandon Routh tendrá que ser corregido digitalmente.

pruebas: uno y dos.

¿Qué esperaban, llamandose «superman»?

Un ligero cambio en los bocadillos lleva esta imagen fácilmente hacia la peder@stia

Cuantas tardes junto a ellla. Se merece un monumento.

La silla de plástico de tres euros (precio al por mayor), que es la que ofrecen a los bares las cervezas para que las luzcan en las terrazas, ha sido por fin homenajeada. Diversos diseñadores han intentado darle una nueva vuelta de rosca a esta pieza que todos conocemos y que quien más quien menos ha visto en casas de soltero, chalés del campo, peñas festivas, reuniones religiosas, eventos de barrio y fiestas de guardar.

Un icono pero de los buenos. Lo echaremos de menos cuando nos falte. De momento, vean las propuestas.

La verdad es que estilizada y repeinada gana bastante

Un simple añadido y, hale, una mecedora para okupas

Ah! el niño! el niño!

Una bucólica y simbólica estampa que hermana dos variantes de los beatles recopilados con ese Michael Jackson que pone en riesgo a bebés asomándolos al exterior de las ventanas de hotel.

Sé que esto es una metáfora de algo, pero no sé concretarlo. Grrr.

Lentes de gran angular para cámaras de móvil.

Yo tampoco entiendo por qué no usar directamente una cámara fotográfica. Pero es que ya me hago viejo.

Dentro de cuatro meses verán los resultados en galerías e medio mundo, con imágenes pixeladas, bajo el titular «los nuevos artistas usan las nuevas tecnologías«. Váyanse preparando. Ommm.

«Pero no vivimos en un mundo en el que se permita comercializar [un video bastardo que mezclase las versiones de Psicosis de Hitchcock y de Gus Van Sant]. Así que se distribuye de forma underground. Pero «underground» es sólo un sinónimo sexy de «ilegal». Es frustrante.»

La versión chic de los polos de tupperware

El superagente James Bond quiere su martini agitado, no removido. Con baile de coctelera, nada de remover con un palito.

Pero aquellos menos quisquillosos podrán remover sus cócteles con este palo que podremos congelar sumergido para extraerlo con el hielo ya adherido.

El tupperware y la elegancia, siempre a pocos milímetros, pero sin tocarse.