Diamantes entre la basura

Este puente fui de visita a casa de unos amigos encantadores; ella es una bailarina serbia, y él es un compositor alemán, con un amplio recorrido como -pásmense- guitarrista de flamenco. Cualquier descripción de este matrimonio no les haría justicia; baste decir que son el ejemplo de personas de las que me siento privilegiado en conocer.

En nuestra larga estancia en el salón de su casa -prácticamente un día y medio sin salir del salón; consecuencia de sumar la pereza y las conversaciones entretenidas-, el anfitrión me habló de unos cinéfilos Belgas que hacen giras por el Benelux mostrando películas baratas. Las sesiones se denominan»De nacht van der Wansmaak», o sea, «La Noche del Mal Gusto». El próximo enero su actuación se presenta como «La noche del mal Gusto: el último capítulo». Pueden visitar su web (en flamenco-belga y en inglés) pulsando aquí.

Pero no vi a estos belgas actuando -ojo, llevan haciéndolo desde 1986-, sino el primero de dos DVDs que han publicado con lo más celebrado de sus selecciones. Cuando comencé el visionado vi cosas a las que amigos consumidores del Zine de serie B y Z ya me habían acostumbrado, pero que siempre te alegran una tarde: UltraMan, En las garras del Hombre Lobo, Flesh Gordon… Y luego comenzaron a salir películas que sé que debería conocer, pero que no había visto, y que me dejaron asombrado: El sexo que habla, Los luchadores tullidos, The Mighty Pekin Man…

La tarde y el visionado estaban saliendo de lo más entretenidos, hasta que me quedé completamente paralizado. En pantalla habíamos entrado en una sección llamada «Tiroler Seks». Lo que sucedía en pantalla era lo siguiente: un grupo de Bávaros, vestidos con los tradicionales pantalones «Lederhosen», perseguían a las chatis, se desnudaban sin conciencia, y practicaban el sexo a campo abierto, en una visible estructura de comedia de sal gorda, sólidamente entroncada con la habitual «españolada». Estaba viendo una «españolada» con «destape», si nunca hubieran existido los progres y la eidea del desnudo como conquista social. Pero hecha por alemanes, obsesionados con mujeres de grandes pechos, y que estaban -sorpresa! sorpresa!- a la caza de las suecas.

El tirol como paraiso sexual de los setenta.
También los jipis del amor libre se lo montaban en la naturaleza.

He estado preguntando por ahí, pero no he encontrado ninguna denominación específica para el porno blando tirolés. Los alemanes llaman «Heimat filme» a las películas que tratan en ambientes de campo, con trajes tradicionales; una versión alpina de lo que aquí serían «Nobleza Baturra» o «La Dolores». Pero no hay un término específico para los Heimat filme eróticos.

La alineación de los belgas destacaba dos filmes con títulos sobresalientes: «Oh Schreck, mei Hos’ is weg» (1978) – algo así como «Vaya, se han caido los pantalones«- y el insuperable «Beim jodeln juckt die Lederhose» (1974), o sea, «Cantando tiroliro te pican los pantalones«. Y es que el Yodel, o el tiroliro, es un canto sexual sin parangón en los Alpes.

Así que los lectores más inquietos pueden comenzar su caza de «españoladas made in alemania», bastante más picantes que las originales, pero con el mismo peso intelectual. Y cazando suecas. Aquí tienen un listado de películas a la venta, aquí tienen un artículo holandés sobre el sexo en el tirol, y les pongo abajo, al final, el anverso y reverso de la portada del DVD «Tres rubias suecas en el tirol», para que vean a lo que me estaba refiriendo.

Las subculturas centroeuropeas son muy desconocidas por estos lares. Esta hay que descubrirla, porque me huelo que los emigrados españoles de la época, y sus cines en español, tienen buena parte de la culpa. Lo-re-lé-ji-jú.

Sexo en la montaña, en la patria (Heimat), vestido de tirolés, beneficiándose a guapas extranjeras.
Esto es vida.