El arte contemporáneo: una explicación telegráfica
Viernes, 2 de noviembre de 2007
Según dice un viejo adagio, el artista es un diez por ciento de inspiración y un noventa por ciento de transpiración. Es el trabajo y no el chispazo puntual lo que te hace progresar en la disciplina.
Esa frase es religiosa. Dibuja al artista como el intermediario entre los pobres humanos y el mundo de la belleza. Lo retrata como un elemento puro en una pugna limpia en busca de una realidad inmutable. Todo eso es pura fé. Te lo crees, o no. Y como en cualquier fe, realmente hay que tener ganas -o ceguera- para creerla. Porque a poco que mires con detalle, esa idea límpida y refulgente del arte y el artista muestra el armazón que la sustenta.
Y sin embargo, esa imagen religiosa del artista persiste. Esa idea de que el arte, en sus diferentes fases, es todo uno, consecuente en y con cada cambio, es una idea común en el hombre de la calle. Es ciencia infusa. Nadie que no sea todopoderoso ha podido modificar el inalcanzable concepto del arte.
Sin embargo, también es saber común que algo pasa con el arte moderno. Algo extraño. Las dos ideas no encajan. La pureza en una mano y ese algo pasa en la otra. Se intuyen los síntomas pero nadie se pregunta la enfermedad. Sabemos que hay algo pero decidimos no mirar. Como si fueramos empujados como por uno de esos agentes que dicen “¡circule! ¡no hay nada que ver aquí!”. O más, como si nos hubieran convencido para empujarnos a nosotros mismos, diciendo “¡circule!”. Definitivamente, algo muy extraño.
La historia que nos trae esta semana el Doctor Repronto es crucial en el arte del siglo XX. El momento en que las vanguardias de principios de siglo fueron simultáneamente abandonadas, anuladas y convertidas en una mascarada para legitimar los hechos posteriores. Una jugada que marcó el punto de inflexión. Las investigaciones ponen al descubierto las herramientas que lo permitieron y que posibilitarán que vuelva a suceder.
Comenten el vídeo en la central de Reflexiones de Repronto
Este capitulo debería suscitar una polémica que intentaré alargar en mi blog. En todo caso, una felicitación por llevar usted la iniciativa a la inteligencia con esta serie.
Comentario de Alvy Singer — noviembre 3, 2007 @ 2:15 am
¿Propenso a los excesos con el alcohol y los po… ? Se me ha perdido una palabra en el doblaje.
A ver por donde salen los comentarios a esta entrega…
Comentario de Infinitos — noviembre 3, 2007 @ 4:27 am
Infinitos: «con el alcohol y los puños»
Alvy: ya sabe que es usted un analista del copón y que lo que usted diga va a misa. Ahi estaré, leyéndole con respeto y admiración.
Comentario de raul sensato — noviembre 4, 2007 @ 2:15 pm
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