En mi regular análisis de Los Teleñecos para Elitevisión, me asomo a uno de los capítulos más relevantes de la serie: el tercero, en el que el invitado estrella es, no por casualidad, el protagonista de Cabaret. Y va a personificar la muerte del café cantante ante las vanguardias de final de siglo.
Sé que suena increible, pero al episodio me remito. Léanlo aquí.
En el diario La Vanguardia de hoy, aparece un artículo en el que reformulo esta anterior entrada de este blog, que a su vez ya reescribí para lo lectores norteamericanos de pranks.com en este artículo. A veces, cuando leen blogs (este y otros), leen ustedes el futuro…
Hace dos fines de semana vi el último espectáculo de mis admirados Accidents Polipoétics, «Fe, esperanza y chachachá», en el que me volvieron a dejar fascinado con perlas acerca del mundo de la busqueda de la felicidad y los libros de autoayuda. En particular, la contudente frase: los libros de autoayuda pretenden convencerte de que la paz interior está ahí fuera.
Hoy les pongo uno de sus poemas en versión videoarte, para su uso y disfrute. Se titula «más triste es robar», y merece ocho minutos de su atención, en dos partes. Yo, desde que no pienso, vivo mejor: