Del blog de Pierre Nodoyuna:
Rouco Varela flanqueado por los presidentes y/o primeros ejecutivos de Santander, Telefónica, Iberdrola, Endesa, Iberia, Bankinter, FCC, Gamesa, BME; Banesto, Sacyr, OHL, Banco Urquijo (filial del Sabadell), Técnicas Reunidas, Telecinco y el despacho Cremades (& Calvo Sotelo, claro está). ¿El evento capaz de arracimar a las forradas y viejunas fuerzas vivas patrias? Madrid Vivo, fundación presidida por Rouco que «nace con el objetivo de contribuir a que Madrid, sede de la prócima Jornada Mundial de la Juventud 2011, sea cada vez más la ciudad de los valores«. Ni el entrecomillado ni la temible cursiva (a saber qué entienden por eso) son míos.
El teleoperador resume la imagen en este texto corto: «Por si a alguien se le olvida en qué país vive».
Absence se hace eco de esta misma imagen para ilustrar la diferencia entre conspiranoia y conspiración.
Noten que los presidentes de constructoras, canales de tv, infraestructuras, telecomunicación, empresas de energía y abogacia coinciden en que su proyecto de futuro se articula alrededor de la religión, que ha sido el enemigo de los que realmente hicieron contribuciones de avance y progreso, de investigacion y desarrollo, en la construcción, la tv, las infraestructuras, la telecomunicación, el derecho y la energía.
Las empresas, como ven, no sólo fagotizan los descubrimientos de quienes han convertido nuestro mundo en algo que vemos mejor que épocas pasadas, y se apropian de los que hoy buscan aplicar las mejoras que valoraremos en el futuro, sino que se encargan de asegurarse de que el futuro se adapte lo antes posible al pasado.
Hoy el mundo no está cabalgado en los Edison del presente: está condicionado en los presidentes que deciden a qué darán paso con la connivencia y la aprobación del obispo: una persona que, como los directores de juegos de rol, sólo es importante en su rincón de ficción y en los que están sumergidos en su partida.
En la foto, el equipo titular del «Pasado FC». Vayan tomando posiciones en las gradas. No descarten tener que saltar al campo.