Pulsando se amplía:

de aquí

Bola extra: El precio de una bomba tónica:

Bola extra 2: Por si no entienden el Flandis del título, aquí.

Publicidad poética y a la vez interactiva datada en 1938.

Estoy leyéndome estos tres volúmenes de publicidad clásica española y me lo estoy pasando pipa. La pieza de arriba es parte de la colección.

Bola extra: Coda:

Buceando en viejas entradas del blog de Joan Navarro uno se cruza con piezas como la de arriba, que merecen ser leídas con detalle hasta el final.

Pulsando la imagen, se amplía.

Es la contraportada del número 225 de «Vida Galante» (1903). Celtiberismo centenario.

No hay nada como pedir las cosas con educación y exponiendo las razones:

Ironía y celtiberismo 2.0 de muchos kilates. Espero la resolución del día 15.

Visto en el unvlog de Juarma (via Punio)

En un artículo publicado en la muy desaparecida revista “Triunfo”, Fernando Savater establecía una sutil diferencia entre el público del fútbol y el de los toros. Savater venía a decir que el público de los toros no es violento porque se sabe partícipe del espectáculo, porque tiene en su mano la decisión fáctica sobre la valoración final de lo que ha pasado en el ruedo. En cambio el público del fútbol es un público frustrado porque, haga lo que haga, su capacidad de influir en el resultado es mínima, por no decir nula. A años vista, y al calor de cómo ha evolucionado la violencia en los estadios, quizás sería bueno detenerse en ello. Podríamos establecer que el grado de la violencia de un público sería directamente proporcional a su incapacidad para influir en el veredicto. No es mala idea.

Jordi Balló, en Culturas: 1, 2

En otras palabras, quizá lo que hay que conservar y prodigar de los toros no se limita a lo que sucede en la arena. Es un último reducto donde se ejecuta la condición del respetable.

El artículo de Savater en Triunfo que apunta la cita
es probablemente éste.

Este bar barcelonés luce en la puerta de los servicios este vistoso letrero:

En el interior, la luz se acciona con un interruptor, los grifos se abren usando las manos, y el retrete descarga por el método tradicional.

Así que, antes de imaginar qué se controla por radar en estos baños -y que, a la vista de lo expuesto, no puede ser «o.k.»-,  paso a incluir el letrero en nuestro museo celtibérico.

Este cartel reciamente celtibérico ilustra las conversaciones de Gran Hermano y las exigencias de John Cobra en Eurovisión.

Hoy el respeto es el valor español por excelencia: está cerrado por respeto a La Rocío, y sobran explicaciones.

La foto la tomó Sergio Córdoba, y la tienen completa aquí

Me remiten este vistoso flyer de una discoteca maña, en la que proponen un «Botellón Deluxe»  al que «no se puede acceder con refrescos, sangría, vino, cerveza», y que cuenta con gogós, boys y un/a streaper (sic).

Este quesisí-quesinó del botellón, su desarrollo y su horizonte, y la propia idea del Botellón Deluxe, merece pasar a nuestro museo celtibérico:

(Y por si se les escapó: qué es el botellón y cuál es su historia)

Gracias, Joaquín!

Es particularmente vistosa la tabla de multiplicar (video).