El Espai Cultural Caja Madrid de Barcelona inauguró hace unas semanas la exposición Proto Anime Cut: visiones y espacios en la animación japonesa, con maestros como Koji Morimoto, Takashi Watabe, Haruhiko Higami, Hiromasa Ogura y Hideaki Anno una absoluta delicia que se apmplía en el catálogo y que permite gozar de los diseños y fondos de animes como Ghost in the Shell, Evangelion, Patlabor o Memories.
Alrededor de la expo, l’Espai ha diseñado una serie de actividades que se pueden consultar con detalle en el pdf oficial o, por ejemplo, aquí. Entre esas actividades debo destacar, claro, las que hemos preparado ese grupúsculo de agitación pOp que formamos Raúl Minchinela, Rubén Lardín y yo y que se desarrollarán los tres próximos jueves, y al que hay que añadir un taller infantil que hemos bautizado Pequeños monstruos gigantes invaden Neobarcelona.
Así que aquí tienen detalladas las actividades, para que las añadan a la agenda del móvil:
Jueves 8 de marzo
19 h. Conferencia Espacios de la utopía. Anime y arquitectura. Los espacios del anime contrastados con los modelos urbanos y las necesidades actuales. Ponente: Jorge Gorostiza (arquitecto y escritor cinematográfico).
20 h. Mesa redonda Oriente-Occidente Retroalimentación y apropiaciones en el anime. De Metropolis al post Matrix. Disney, Max Fleisher, Metal Hurlant, Moebius y un largo etcétera de referencias cruzadas. Ponentes: Domingo López (realizador, escritor cinematográfico especializado en cine asiático), Ángel Sala (crítico de cine, director del Festival de Sitges) y Ricardo Reparaz (periodista y editor, especialista en cinematografías asiáticas). Modera: Daniel Ausente
Jueves 15 de marzo
19 h. Conferencia Videojuegos: espacio y velocidad; Videojuegos y anime: sinergias, confluencias, desencuentros y fusiones. Tanto desde el punto de vista industrial como del estético. Ponente: Jordi Sánchez-Navarro (Doctor en Comunicación Audiovisual, especialista en cibercultura, cine y videojuegos).
20 h. Mesa redonda Retro Anime Sesión nostalgia. El anime en la televisión española, desde Comando G hasta Bola de Dragón, pasando por Heidi, Mazinger Z, Sailor Moon o Campeones, un repaso a series míticas que se han implantado aquí como cultura popular. Ponentes: Jordi Sánchez-Navarro (Doctor en Comunicación Audiovisual, especialista en cibercultura, cine y videojuegos), Alfons Moliné (escritor, editor, teórico, especialista en manga y animación) y Enrique Garcelán (escritor, comunicador, responsable de CineAsia). Modera: Raúl Minchinela
Jueves 22 de marzo 19 h. Conferencia Made in Asia El anime más allá de Japón. Un vistazo a las primeras producciones animadas asiáticas, en China, de manos de los hermanos Wan, a los animadores indios y a las tareas de servicios que hoy se realizan en Taiwán o Corea, donde se animan multitud de series
como Los Simpsons. Ponente: Ángel Sala (crítico de cine, director del Festival de Sitges).
20 h. Mesa redonda Del manga al tebeo: La primera generación de dibujantes españoles que creció bajo la influencia del manga y el anime. Ponentes: Man Carot (dibujante), Javi Rodríguez (dibujante) y Joan Navarro (editor de Naruto en España, entre otros mangas de éxito). Modera: Rubén Lardín
Unas citas de alto octanaje de las que nadie saldrá indemne.
En una tienda barcelonesa de elecrónica aparece, junto a la puerta, este anuncio de cartón de tamaño real. En él, Jose Luis Torrente -personaje protagonista de la saga cinematográfica creada por Santiago Segura- es el reclamo para una línea profesional de artículos para espionaje.
El bolígrafo cámara espía «Mauricio», el reloj Cámara Espía «Julito Rin Rin», la gorra Cámara Espía «Malaguita» o la linterna Cámara Espía «Amparito» son algunos de los objetos estrella, que se detallan en el cartón y en la web del fabricante.
Los españolísimos nombres de los productos y la idea misma de que Torrente sea la imagen de una «linea profesional», hacen que la pieza pase con honores a nuestro museo celtibérico.
El ilustre Narciso Ibáñez Menta (padre de Chicho Ibáñez Serrador y actor protagonista de muchas de sus entregas en «Historias para no dormir» y «Mañana puede ser verdad») aparecía promocionado como actor primerísimo de la Gran Compañía de Zarzuela con esta vistosa hoja publicitaria de 1924:
Tradicionalmente, en las discotecas de nuestro país los hombres no habían bailado nada, más allá del momento de la música lenta. Habitualmente, se quedaban en la barra mirando cómo las mujeres movían el culo sobre la pista. De hecho, bailar de manera exagerada cerca de alguna hembra que tuviese al macho vigilante desde la barra era la mejor excusa para iniciar una pelea, y para que la clientela masculina se dedicase a aquello que mejor sabía hacer cuando se acercaba a la pista: pegarse.
La mujer que bailaba mucho era considerada una puta y pronto se desplegaba a su alrededor una manada de buitres. Al hombre que bailaba de manera exagerada se le tenía por mariquita y pronto recibía una pequeña provocación para iniciar una buena pelea a hostias. Este era el plato de cada fin de semana en casi cada ciudad y cada pueblo, animado por la provocación, animado a perder la cabeza por la combinación incesante de porros y cubatas. (…)
[La llegada de la mescalina, en lo que fue el gérmen de la Ruta del Bakalao] abrió una puerta que ya no se pudo cerrar. Para la juventud contemporánea, empezaba el subidón colectivo: el consumo empezaba a establecerse y los efectos secundarios todavía no se oteaban. La nueva experiencia cambiaba el concepto de ocio. Durante años, la discoteca había servido sólo para dejar pasar la noche. Ahora la discoteca se convertía en otra dimensión, que daba sentido al hecho de vivir y ser joven. Aún era cosa de un destacamento y no un ejército, pero la semilla ya se había sembrado. Esta semilla conseguiría posteriormente que hostiarse en una pista de nivel no provocara respeto, como pasaba en las discotecas corrientes, sino rechazo, ya que cortaba el «buen rollo» químico que reinaba entre los bailarines. Además, esta conjunción también originó que el hecho de ligar resultara prescindible al club, ya que no era comparable a la experiencia interna que proporcionaba la sensación de subida de la droga.
Joan M. Oleaque,
“En éxtasis – Drogas, música mákina y baile:
viaje a las entrañas de la fiesta”
(Ed. Ara, 2004). Págs 38 y 44.
Y así, gracias a la química, las señoritas pueden bailar sin que salgan los puños, los hombres pueden bailar sin que salgan los puños, y en suma, se puede bailar.
Bola extra 1: Esas chicas que bailaban sin buscar ligue, las gogós simultáneas a la era de la química, no faltaban locales donde las colocaban enjauladas:
Bola extra 2: la chica que no puede bailar sola, a la que la suponen inclinada al golferío por mover la cadera, aparece de forma central en El Extraño Viaje, la primera película de Fernando Fernán Gómez. El director expone la situación contrastando el 2:45 frente al 3:45 :
Esta escena loca (sacada de una cinta de Lindsay Shonteff) me recuerda a los tebeos de Shang-Chi de Moench y Gulacy, con enemigos de armas extrañas pero a la vez imparables. Incluso el rostro de la mujer tiene esa expresión lángida que plantaba Moench a sus Femmes Fatales. Shang Chi era una mezcla de Bruce Lee y James Bond, un agente secreto nada discreto, un best of de la acción de los setenta. Veo la locura de arriba y me da la nostalgia de aquellos tebeos, que atinaron un punto medio entre lo sofisticado y lo simplón, entre lo directo y lo enrevesado, un punto medio entre todo y magnético.
Repasando mi carrete veraniego, he encontrado esta foto tomada en agosto, en los barceloneses cines Verdi. Pulsando, se amplía. Los carteles que ofrecía la multisala eran fascinantemente uniformes, iguales, calcados. Incluso se puede sospechar que la sala 1 es una película para chicos, las sala 2 para chicas, y la sala 3 para parejas. Son ganas de buscar diferencias en esta consistencia gráfica, que va más allá de la casualidad.
La alusión que hace Cifré desde esta página del número 132 de Pulgarcito revela que ya en esos tiempos había un acuerdo sobre directores malos. Nombres convenidos y compartidos, mucho antes de que las listas de «lo peor» del cine aparecieran en libros con lomo.
Más datos sobre el argentino Hugo del Carril en su perfil IMDB.
Hoy estrenan El Gran Vázquez, la película de Oscar Aibar. La onomástica me tiene tan interesado como el primer día que supe del proyecto. Los críticos de cine la miran con los ojos de la cinefilia, de los ritmos y los encuadres y las escenaprimerainteriordía, cuando en realidad está por encima de eso: El Gran Vázquez está con el 12-0 a Malta, con el pezón saltarín de Sabrina Salerno, con la Mamá de Un millón para el mejor, con el beso Casillas-Carbonero. La película de Vázquez está más allá de la pantalla, no se puede acotar en términos de cinefilia.
Yo la vi el martes pasado, rodeado de gente del tebeo que conocían el mito oral de las aventuras de Vázquez. Allí estaba su familia y sus compañeros y sus colegas de profesión. Y en particular, estaba Ibáñez. Les he dicho que El Gran Vázquez está en la altura de esos momentos múltiplemente interesantes, pero además yo voy a guardar para siempre haberla visto en la misma proyección que Francisco Ibáñez. Manolo Solo hace un Ibáñez enorme, reconstruyendo esa forma de hablar que tiene el autor, que en las tres primeras sílabas te hace preguntarte «qué ha dicho», y cuando vas por la sexta sílaba ya has reconstruido perfectamente el inicio. Yo a Ibáñez le entrevisté en los noventa, le saqué un detalle que Antoni Guiral ha subrayado citando como «una entrevista de internet», recuerdo esa sensación en cada frase, mientras la realizaba. Tras la proyección, Absence escuchó a Ibáñez decir que a González lo habian clavado. González fue el jefe de los tebeos Bruguera, el artífice de Gusarapo, Ostrogodo, Percebe, Cetáceo y Hotentote como insultos (estos estan sacados del DDT 90, 1953), el director de esa troupe que fue lo más grande, aquellos cinco magnificos (Cifré, Conti, Giner, Peñarroya y Escobar) luego cegados por Vázquez, luego cegados por Ibáñez, todos sostenidamente enormes por motivos ya oscurecidos porque las reediciones se cortaron y sólo vimos cosas lavadas. Todo está clavado, es fiel en el espíritu, guarda el dato mínimo e imprescindible sobre el cual ya acotaremos en exactitud el mito. Las estatuas se comienzan por los grandes rasgos de los grandes.
El Gran Vázquez es un monumento a aquella cumbre, que es nuestra, que llevamos por las venas aunque no lo sepamos, que es puntal en lo que tenemos y en lo que compartimos, mientras los despistados se ciegan en volver a repetir el Quijote y a filmar La Regenta en 3D. Los españoles merecen conocer esa historia y saber que es la suya. Así que tomen a sus dos mejores amigos y vayan a ver la película. A la salida dirán que cinematográficamente no es una cima del medio, pero dos días después se habrán dado cuenta de la fibra que les ha tocado. Y entonces, la película toma toda su dimensión.
Bola extra: Rubén Lardín comenta aquí el conflicto entre mirarlo con los ojos de cinematografía y ese valor extra que solo tienen las grandes cosas que uno no puede saltarse. Yo he estado, y estoy, en el mismo punto. Y lo deseo para los demás.