No sé si se han dado cuenta, pero en España hay dos décadas que no existen. Si ven un audiovisual de la historia de España, se pasa directamente de la posguerra-estraperlo a la juventud yeyé de los guateques. Veinte años son muchos para eliminar de forma tan sistemática. Es como si de los chavales de falange saltáramos a la complaciente generación x de los videojuegos, ignorando a los contestatarios, los rojos, «la revancha»-que es como se conocía «la Transición» entre los españoles más conservadores-, los rockeros, los yonquis, las pandas al rebufo de El Vaquilla, y las vallas que protegen las farmacias de guardia.
Cada cosa que descubro sobre los años ignorados me crea más y más sorpresa. Un ejemplo: los hombres tenían que vestir con camisas con bolsillo en el pecho. No llevar bolsillo en el pecho era un delito, al menos en Zaragoza (¿Por qué? ¿Alguien lo sabe? Respondan en los comentarios).
La cuestión es que, igual que la ciencia ficción ha construido el steampunk (que imagina una ciencia espacial que, en lugar de desarrollarse a partir de la electricidad, se ha articulado a partir de la máquina de vapor), debería haber una construcción de ficción articulada en esos tiempos oscuros. Si la máquina de vapor fue un origen, abandonado para construir el futuro, que ha sido recuperado por la ficción, la Europa bajo timón del fascio es otro origen abandonado -para misterio de los que hemos venido detrás, y para desazón de los que la vivieron y no han tenido respuestas a sus preguntas- del que se puede construir ficción.
Con todo eso en la cabeza, miren el trailer de esta película italiana que condensa lo anterior, reformulado, eso sí, en la habitual sal gorda de la comedia italina: «Fascistas en Marte».
Un producto que el cine actual no genera porque… no se puede vender a Estados Unidos, ni como película ni como derechos. ¿A alguien se le ocurre otro motivo?
El candor y el estupor se dan la mano repasando las lecciones de ortografía de la Cartilla Republicana Antifascista. Un documento, a día de hoy, políticamente muy incómodo:
Nótese el pin-pan-pun.
Líderes políticos desde las primeras lecturas… arengando.
En La Vida de Brian, una de las muchas cosas que el equipo de los Monty Python captó bien fue la extrema rapidez con la que puede comenzar un nuevo culto religioso. Puede brotar casi de la noche a la mañana y ahí quedar incorporado a la cultura, donde juega un dominante e inquietante papel. El «Culto a la Riqueza» de la Melanesia del Pacífico y Nueva Guinea proporciona el ejemplo más famoso de la vida real.
Los isleños notaron que las personas blancas que disfrutaban de [las maravillas tecnológicas posteriores a la segunda guerra mundial] nunca las habían hecho por sí mismos. Cuando tenían cosas que necesitaban reparar, las desechaban y otras nuevas llegaban como “carga” en barcos o, más tarde, aviones. Nunca se vio a ningún hombre blanco hacer o reparar algo, ni, efectivamente, hacer nada que pudiera reconocerse como trabajo útil de cualquier clase (estar sentado tras una mesa barajando papeles era, como es obvio, algún tipo de ritual religioso. Evidentemente, entonces, la “carga” debía ser de origen sobrenatural.
Esta lógica aplastante creó cerca de veinticinco cultos paralelos e independientes en Fiji, en las Islas Salomón y en Nueva Guinea. Fíjense particularmente en este que se centra en la figura mesiánica de John Frum, uno de esos blancos que hacían brotar maravillas de la nada a modo de maná. Su fe se vio refrendada cuando
llegaron tropas norteamericanas, que incluían hombres negros que no eran pobres como los isleños, sino tan llenos de “cargo” como los soldados blancos. Una excitación salvaje invadió la isla. El día del Apocalipsis era inminente. Todo el mundo se preparaba para la venida de John Frum. Uno de los líderes dijo que John Frum vendría de América en avión, y cientos de hombres comenzaron a limpiar el bosque en medio de la isla para que el avión pudiera tener una pista de aterrizaje en la que tomar tierra.
La pista de aterrizaje tenía una torre de control de bambú con “controladores aéreos” llevando auriculares falsos hechos de madera. Había también aviones falsos en la pista de aterrizaje, actuando como decorados, diseñados como señuelo para atraer el avión de John Frum.
La más alta autoridad eclesiástica, un hombre llamado Nambas, afirmaba hablar de forma habitual con él por “radio”. Esta “radio” consistía en una anciana mujer con un alambre eléctrico alrededor de su cintura que entraría en trance y hablaría un galimatías, que Nambas interpretaría como palabras de John Frum.
Esta es básicamente la historia de la religión católica, el judaísmo, el Islam, y todas, todas las demás.
Merecen las mismas carcajadas, porque si una cosa les ha hecho gracia, las otras no difieren en nada.
Las citas están extraidas de «El Espejismo de Dios» de Richard Dawkins
(Espasa Calpe 2007, pags 221-224),
quien a su vez cita el libro «En busca del Paraíso» de Richard Attenborough.
«Me lo he leído varias veces y no consigo hacerme una idea ni aproximada acerca de qué está hablando.»
Efectivamente. Don Joaquin González -una de las pocas personas que encabezan su página web con su propio DNI escaneado, y por las dos caras– pide a los candidatos socialistas que le respondan a dos preguntas que, para entendernos, suspenderían a toda una promoción de la Facultad de Derecho si se plantearan como tema en el examen final.
Para enterarse del caso, hay que acudir a este documento sólo ligeramente menos farragoso en el que don Joaquín dice que IBM España lo puso como chivo expiatorio de una red de tráfico de datos informáticos íntimos y secretos, que presionó como Lobby en los medios para condenarlo y que le programaron un asesinato en la carcel del que se libró por un casual traslado.
No me dirán que, para hacer una de esas historias «basadas en hechos rales», no apunta maneras.
Pues, como apunta Mauro, el hombre se las ha arreglado para convertir algo así de llamativo en un discurso completamente incomprensible.
Es una de las variantes del celtiberismo: esa pasión por el léxico jurídico que empantana cualquier forma de entendimiento de la historia.
El querer elevar el tono «intelectual» de su queja -que no valoramos con justa o injusta, y siempre todo dicho con el mayor respeto a una situación, digamos, inquietante- es precisamente lo que lo hunde en la absoluta incomprensión.
Querer colocarse la toga y arengar con intrincados términos jurídicos le coloca, a los ojos de los que quieren interesarse por su caso, en el equivalente de los elementos que van al parque y discursean subidos a una caja.
Mientras en Hollywood con historias así hacen películas para adolescentes (multinacionales acusadoras en la sombra! crímenes de los que la víctima se libra en el último minuto!), aquí hacemos redactados que no los pillan ni los catedráticos.
Todos esos argumentos convierten este rincón en esta pieza para nuestro museo celtibérico.
Este es etarra fijo. Cóbrale el doble por la carrera.
El Santo es un dios de la subcultura mexicana. El gran icono de la lucha libre enmascarada. El tronco seminal del que salen las payasadas del Pressing-catch y las musicales y bizarras luchas sudamericanas (de las que les hablaré, espero, en el futuro).
La cuestión es que el hijo del Santo ha decidido mantener vivo el espíritu de superhéroe de su padre (que protagonizó películas tebeos, fotonovelas y lo que puedan imaginarse) y cumplir sus mismos preceptos: defender el bien, no quitarse nunca la máscara, etc.
Este perfil histórico y bien conocido de El Santo es un problema por estas tierras. Su visita a España ha resultado de lo más accidentada. Miren qué hermosa estampa cuando la policía ve al Santo cruzar por Madrid en moto:
«Ya rumbo al centro, la policía se percató de una moto tipo Harley en la que viajaba un hombre enmascarado que, para acabarla de fastidiar, llevaba mal puesto el casco.
Esto puso en guardia a los agentes, en una ciudad en la que está decretado el estado de alerta máxima por las amenazas de la banda terrorista vasca ETA. Los policías ordenaron que los dos mexicanos descendieran de la moto y cuando vieron al Santo con la máscara puesta lo miraron sospechosamente pese a que su plateada máscara no tiene nada que ver con la capucha blanca que usan los etarras.»
Hombre! Claro! Los de la ETA van con máscaras plateadas… para no llamar la atención. Es el modo de pasar desapercibidos.
(Nótese el precioso detalle del redactor mexicano de la noticia que, para explicarse la situación, supone que igual que el santo va siempre con su máscara por la calle, en España los etarras deben ir con la capucha todo el dia. )
Pero al Santo le llovieron palos por todas partes. De hecho iba en moto porque el taxista que le cogió en el hotel le chuleó y le dió vueltas por el centro para inflar el precio de la carrera:
“Quiero dejar bien claro que me encantó España, Madrid, donde no venía desde los 12 años cuando mi padre me trajo. Lo único que no me ha gustado es la mala educación de los taxistas, son unos mal educados. Ahora ya sé cómo se llamará mi próxima película: Santo contra los taxistas de Madrid«, dijo el Enmascarado de Plata mientras brindaba con agua.
El conflicto celtibérico con los iconos pop se sigue saldando con serios conflictos. Taxistas que timarían al mismísimo Mickey Mouse, y polis que inmovilizarían por vasco malo a Batman y a Robin. Como ven, en breve el cine chatarra mad-mex pondrá de villanos a los taxistas españoles. Ya tocaba.
Pedro y Mayka Álamo, los intérpretes de las piezas, y candidatos a la Eurovisión de las faltas de ortografía
Por si todavía tenían dudas acerca de la profundidad del abismo musical en España, y del desprestigio de la educación nacional, aquí tienen la aportación de don Pedro Álamo Vaquera, que ha logrado unir ambas cosas.
Ha sumado los dos abismos y ha sacado uno con el doble de profundidad: las reglas ortográficas, en forma de canción. «29 Canciones con 128 reglas de ortografía y 128 videoclips». Es indescriptible, así que conecten sus audífonos y pulsen aquí.
Abisal. Si necesitaban el último sello para comenzar el apocalipsis, ahí lo tienen pero bien.
El mercado de las toallitas húmedas para la higiene ha llevado a piezas muy extrañas con tal de no hablar, para decirlo en plata, de la mierda. Un anuncio dedicado a los gays y a los galleteros mostraba una mano manchada con crema que se limpiaba con una toallita húmeda; un anuncio de lo más esotérico que dejaba poco claro su objetivo a la clientela recién levantada. Los primeros anuncios infantiles venía a decir «tú cómpralas y ya sabrás qué hacer con ellas».
El público infantil no respondía correctamente a ese «ya te apañarás«, y la conocida marca dodot ha realizado un anuncio en el que una simpática rana iba a servir, en principio, para mostrar cómo se usaba el producto. Pero de nuevo, el tema de las heces hizo modificar los planes. El resultado es esta pieza con uno de los cierres más extraños de la publicidad mundial:
Ahí lo tienen. Como muestra la televisión y las compañías fabricantes, el uso correcto de la toallita húmeda consiste en metértela en el culo y dejarla allí bien sonriente.
Esa gente que los repeinados señalan con el dedo desde su coche recien enjabonado, esos a los que llaman friquis porque se dedican a hacer fotos de aviones porque sí, ha demostrado ser una sorprendente fuerza por la libertad. La respuesta al Gran Hermano puede estar en el tiempo libre.
El friquismo como fuerza anti-represión:
El Boeing 737-7ET BBJ con matrícula N313P es uno de los aviones en los que, supuestamente, la CIA está trasladando prisioneros por todo el mundo. Josep Manchado fotografió este avión en el aeropuerto de Palma de Mallorca el 23 de enero de 2004. La imagen fue utilizada por la cadena de televisión alemana ZDF para uno de los primeros reportajes sobre los vuelos de ‘Air CIA’.
El 12 de marzo de 2004 -al día siguiente de los atentados del 11-M en Madrid- el N313P fue fotografiado de nuevo en Palma, esta vez por por Toni Marimón. Las dos imágenes han sido clave para enseñar al mundo esta cara oscura de la lucha antiterrorista de los servicios secretos de Estados Unidos pero, ¿por qué tenían Marimón y Manchado esas fotografías?
Los dos forman parte de una comunidad de amantes de la aviación que lleva años compartiendo un hobby con orígenes anglosajones que, poco a poco, comienza a extenderse por España. Partiendo de su amor por la fotografía y por los aviones han conseguido unir sus dos grandes pasiones en una: El spotting.