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post Los nacionalismos, explicados (3)

Miércoles, 29 de julio de 2009

Raul Sensato a eso de las 10:23 am

[Mientras] Europa, a través de la voz de los intelectuales, celebraba el reencuentro consigo misma, (…) los protagonistas del combate [de los balcanes] parecían tomar la historia en un sentido prohibido, sobre todo los eslovenos y los croatas, que pretendían salir del comunismo y entrar en Europa por la vía del nacionalismo.

Querían erigir fronteras en el preciso momento en que nosotros las abolíamos. Practicaban el separatismo cuando nosotros hacíamos de la caída del Muro de Berlín el símbolo y el paradigma de la lucha contra todas las formas de exclusión. Hacían surgir arrugas en el rostro de un continente que se entusiasmaba por rejuvenecer al borrar los rastros de su pasado tenebroso y pendenciero.

En suma, en el momento de la gran mezcla de identidades, no encontraban nada mejor que segregarse.

Alain Finkielkraut, Los latidos del mundo, pag 11

Este extracto, que saco a colación por el titular del día, retrata simultáneamente el lado trágico y el festivo del apparat nacionalista: en las fiestas organizadas al calor de organizaciones separatistas, verán que siempre hay alguna banda que se proclama como representante del mestizaje. Tal y como enuncia Finkielkraut, es como si en las fiestas del Klan las orquestas se autoproclamaran portavoz de la Motown.

Esta paradoja es la prueba del algodón del convencimiento nacionalista: si encuentran una persona que celebra la mezcla mediante la acotación, sabrán que está embebido en un dogma del que no te saca la lógica.

En anteriores capítulos….

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post Los nacionalismos, explicados (2)

Viernes, 26 de junio de 2009

Raul Sensato a eso de las 8:59 am

El desarrollo de la masa como sujeto. Será esta máxima la que determine el contenido político del posible proyecto de la Modernidad. En este contexto tienen su origen las ideas que han dirigido el comportamiento de la época de los nacionalismos (…) y de la era socialdemócrata en la que hoy vivimos. (…)El gran tema de la era Moderna, la emancipación, penetra así en (…) la turba humana.(…)

La función desempeñada casi sin excepción por  los sociólogos ex-officio [es] la adulación, bajo formas de crítica, de la sociedad actual, ese objeto que a la vez actúa como posible cliente. (…)

Quien pretenda involucrarse en la empresa de los discursos en torno a los sistemas sociales actuales y sus poblaciones, (…) ya ha decidido, sépalo o no, bien por la opción de desarrollar y ofender a la mayoría, o bien por adularla y seducirla. Lo que se vislumbra en estas luchas culturales y en estos debates ideológicos militantes (…) no es, en gran medida, más que la disputa entre los que ofenden y los que adulan. (…)

El guión de la Edad Moderna deja vislumbrar que los sujetos colectivos (…) empiezan a exhibir una pasión orientada a la autoestima sin parangón histórico, así como a buscar su satisfacción en la palestra política y literaria. (…)Los grupos políticos genuinos son (…) campos de fuerza en los que cristalizan pasiones en torno a la autoestima. (…) Una tendencia al desprecio a todos por todos se infiltra en (…) la moderna doctrina política del hombre. (…)

Así, la esencia -o mejor dicho, el guión- de la historia social más reciente va a quedar definido por una serie de campañas encaminadas a la institucionalización de la autoestima, en las que nuevos colectivos una y otra vez se atreven a poner sobre el tapete sus propias exigencias de reconocimiento.

Peter Sloterdijk, El Desprecio de las Masas.
Ed. Pre-textos, 2002, págs 9-11, 32-47
Trad. Germán Cano

Clasificado como: citas,filosofia,libros

post Los nacionalismos, explicados (1)

Lunes, 22 de junio de 2009

Raul Sensato a eso de las 12:28 pm

El siglo XIX prestó, por razones en su mayor parte políticas y sociales, una atención más aguda a la historia humana(…)

Las cosas recibieron primero una historicidad propia que las liberó de este espacio continuo que les imponía la misma cronología que a los hombres. Tanto que el hombre se encontró como despojado de lo que constituía los contenidos más manifiestos de su Historia: la naturaleza no le habla ya de la creación o del fin del mundo, de su dependencia o de su juicio próximo; no habla más que de un tiempo natural(…)

El ser humano no tiene ya historia o más bien, dado que habla, trabaja y vive, se encuentra, en su ser propio, enmarañado en historias que no le están subordinadas ni le son homogéneas. (…) el hombre que aparece a principios del siglo XIX está «deshistorizado».

[Tradicionalmente,] el hombre mismo no es histórico: el tiempo le viene de fuera de sí mismo, no se constituye como sujeto de Historia sino por la superposición de la historia de los seres, de la historia de las cosas, de la historia de las palabras. Está sometido a sus acontecimientos puros. Pero pronto se invierte esta relación de pasividad pura: pues quien habla en el lenguaje, quien trabaja y consume en la economía, quien vive en la vida humana, es el hombre mismo

Así aparece detrás de la historia de las positividades aquella, más radical, del hombre mismo. Historia que concierne ahora al ser mismo del hombre, ya que él comprueba que no sólo «tiene» en torno a sí mismo «Historia», sino que es en su historicidad propia aquello por lo que se dibuja una historia de la vida humana (…) Historicidad del hombre que sería con respecto a sí misma su propia historia, pero también la dispersión radical que fundamenta todas las demás.

Así, pues, la Historia forma, con respecto a las ciencias humanas, un medio de acogida que es, a la vez, privilegiado y peligroso. (…) determina la playa cultural —el episodio cronológico, la inserción geográfica— (…)  No hacen nunca otra cosa que poner un episodio cultural en relación con otro (aquel al que se aplican como su objeto y aquel en el que se enraizan en cuanto a su existencia, su modo de ser, sus métodos y sus conceptos); y si ellas se aplican a su propia sincronía, relacionan consigo mismo el episodio cultural del que han surgido.

Michel Foucault, en Las Palabras y las cosas,
Ed. Planeta 1984, pags 357-360.
(Traducción de Elsa Cecilia Frost).

El documento también lo pueden encontrar aquí.

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post Nacionalismos españoles I (cita)

Jueves, 26 de enero de 2006

Raul Sensato a eso de las 11:11 am
España según Nietsche toma cuerpo en este curioso malabarista de los ochenta:
Don Demasiado y su circo de dos duros

Un amigo mío que visitó en Weimar a la hermana de Nietzsche, preguntó a ésta qué opinión tuvo el genial pensador sobre los españoles. La señora Förster- Nietzsche, que habla español, or haber residido en el Paraguay, recordaba que un día Nietzsche dijo: «¡Los españoles! ¡Los españoles! ¡He aquí hombres que han querido ser demasiado!»

José Ortega y Gasset, «Meditación de El Escorial» (1915)

En la profética visión de Nietzsche, es lógico que los españoles quieran ser más que españoles, quieran ser más que demasiado. Es lo propio. Es lo español, vaya.
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post Homo Sampler, de Eloy Fernandez Porta

Lunes, 27 de octubre de 2008

Raul Sensato a eso de las 12:44 am

esta portada la he hecho yo con el photoshop: se parece pero no es la misma

Ed. Anagrama. 371 págs. 19,50 €
A la venta a partir del 6 de noviembre.

Casi nada. He mirado en Google y por lo que parece esta va a ser la primera reseña sobre «Homo Sampler: Tiempo y consumo en la Era Afterpop«, el nuevo y reluciente libro de Eloy Fernandez Porta. Es un privilegio. Ya saben de mi fascinación por su anterior libro, Afterpop, que ha aparecido con frecuencia en este blog. No es impedimento para decir, desde el primer párrafo, que el libro de Eloy es extraordinario.

Comentar un libro y destripar su contenido son dos cosas al parecer paralelas en los textos de Ensayo. Por ejemplo, entre mis amigos bromeamos diciendo que los libros «populares» de Gustavo Bueno, se leen mirando el índice: es un listado de las opciones que va descartando hasta decantarse por la que aparece en el último epígrafe. Afortunadamente, en el caso de Homo Sampler, se puede hacer a la inversa. Se pueden plantear las preguntas que resuelve, y dejar intuir el enorme armazón explicativo que las revela. Y son preguntas que, con frecuencia, han aparecido, no ya en este blog, sino en los rincones en que se comenta cultura popular. Por ejemplo:

– ¿Por qué el epígrafe cultura basura se aplica a las revistas y las películas, pero nunca al teatro, los textos ensayistas o las editoriales literarias?

– ¿Por qué los programas del corazón y los presentadores de Reality Shows nos parecen -abiertamente, notablemente- fachas?

– ¿Cómo dinamitar la creencia pacata de que «la tecnología nos está creando un falso tiempo acelerado»? ¿Por qué mantenemos la figura del artista resistente al tiempo?

– ¿Cómo es que la publicidad actual está tan centrada en los eslóganes ecologistas, en los discursos anticapitalistas underground (con frases tomadas de epítomes de la cultura combativa) y en los ecos de lo atávico («vuelve a la naturaleza»)?

– ¿Por qué estamos habituados a reflexiones del estilo «en mis tiempos, sí había pop de verdad; el de ahora -esta subescena pop salpimentada con soflamas de resistencia política y delirios de alternativa comercial- es casi peor que el pop para las masas«?

El centro de Homo Sampler es el tiempo. El tiempo como elemento consciente y subconsciente en la creación y en el consumo (incluyendo, cuando vamos a comprar el diario, o un reloj). Y sobre él, F.Porta construye dos conceptos cuya utilidad sabremos en el futuro. El primero es el concepto de «Tiempo» (vean abajo la nota *) en oposición al tiempo real (esa cosa que va a segundo por segundo). El segundo es el concepto de «Ur-Pop«, que va intrínsecamente ligado al primero, pero que es el que antes se presenta en la obra.

El Ur-pop es el levantamiento de acta de la emergencia inesperada de figuras, valores o emociones primitivos en un espacio ultramoderno. Como en la imagen de la portada, en la que un menú de fastfood forma parte de una talla precolombina que retrata un pasado que nunca existió. El Ur-pop (y aquí pongo tres ejemplos que NO salen en el libro) se reflejaría en las fotos porno realizadas en punto de cruz en la exposición de Mauro Entrialgo (el trabajo manual, pretecnológico, da credibilidad a la obra), en la fijación que tiene Boing Boing (el blog de más éxito mundial) por los tricotados con motivos contemporáneos, y -tirando del hilo hasta el final- en los nacionalismos/regionalismos de montaña y boy-scout con rastas, que reclaman, como esas tallas del macdonalds, un pasado reescrito y, por tanto, sugerente.

El Tiempo(insisto: vean nota *) es la concepción espectacularizada del tiempo real. Como enuncia F.Porta cuando introduce ese Homo Sampler que titula el libro, el tiempo real (el de a segundo por segundo) nos viene elaborado y mezclado de fábrica. Y lo que hacemos con él es samplearlo. Crear momentos de más intensidad que otros (en realidad, una pura pugna por conseguir el momento de más intensidad, momento tras momento [**]) y después, a posteriori, justificar una continuidad.

El libro se remata con un último tercio dedicado a la cultura basura, que toma el discurso donde lo dejaron la exposición Cultura Basura de Jordi Costa y la sección Planeta Enfermo de Manuel Valencia, y lo lleva a donde los analistas culturales -como el eslogan de Star Trek- no se atreven a acercarse.

La maestría de Fernández Porta no consiste en depurar las preguntas correctas, sino en retratar que esas corrientes existen, simultáneamente, en todos los estratos de la comunicación cultural. Saca ejemplos de todos los ámbitos: las películas, los tebeos, la literatura, la fotografía, la televisión, las artes plásticas… y teje con todos un tapiz que muestra a la luz el dibujo subyaciente. Da la impresión de que F.Porta es un erudito en todo, por la simple razón de que nadie practica una reflexión tan audaz, tan actual, tan profunda y tan diversa de lo que es -en todos los sentidos culturales de la palabra- el ahora.

Tienen que entender mi asombro. Yo tengo mucho pudor antes de hablar de Mr. Brain, la colección de fanzines que publicaba el hoy luego director de El Jueves Manel Fontdevila. Pienso que no hay tantas copias y que comentar la pasión de Fontdevila por las claves del humor (como su análisis del chiste Miss Tetas) es una arrogancia de coleccionista («¡ustedes fueron unos despistados: deberían tenerlo en su estantería!»). F.Porta hace justo lo contrario. No sólo abunda en Mr Brain, y en fotografías premiadas y en ferias de arte de vanguardia de público escaso. Lo toma todo y hace un enorme collage anatómico en el que te presenta cada singularidad como partes de un todo. Del mismo todo que te hace plantearte las preguntas ante la tele o en el cine o leyendo un periódico, porque allí ese todo también asoma (y los caza).

La mayor virtud de Porta es sin duda que, con todo lo profundo del texto, logra arrancarte permanentemente carcajadas. Te hace una reducción al absurdo de ti mismo. Te retrata en tus tics y en tus maneras y en la forma que tienes de relacionarte con lo que te rodea. Y lo hace alternando lo sesudo con lo hilarante, con su pasión por los términos híbridos, y las denominaciones con® marcas© -qué tan bien usa la blogosfera entendida y que tanto le debe al gran Mike Ibáñez-. Lo mejor de Homo Sampler es que hay tramos que se pueden recitar en voz alta, y -lo he comprobado- obtienen  la admiración del respetable tanto por la forma como por el contenido. Porque forman y porque divierten.

¿Es todo bueno en Homo Sampler? No; todo tiene un pero. En España, las cosas que hacen gracia siempre son tildadas de superficiales, cuando no directamente de vacías. Así que Fernandez Porta arranca el tomo con una introducción densa, tirando a difícil, que es un manifiesto que en esencia dice «todo lo que viene detrás va en serio«. Esas primeras veinticinco páginas pueden hacer desistir a los lectores accidentales, pero ustedes ya están sobre aviso. Cuando después de la lectura de los textos mayores acudan a esa entradilla, todos los conceptos presentados les serán mucho menos arduos.

Por otro lado, el desarrollo del Ur-pop que realiza Fernández Porta (y que ocupa un tercio del libro, poca broma) lleva en ocasiones a la confusión. El autor alterna a lo largo del texto la perspectiva cínica («lo que hacen los demás») y la perspectiva estoica («esto nos pasa a todos»), y esos cambios nos hacen dudar si es un síntoma para el que hay salida, o es un «cambio atmosférico» de la época cultural (Ortega y Gasset lo llamaría una vigencia). Ese cambio de lente en el discurso puede impedir que cuaje el término Ur-Pop con la fuerza con el que cuajó su término Afterpop.

Con todo, Homo Sampler supera a Afterpop. Es mejor libro. Hay más porcentaje de material interesante para el hombre de la calle y para el comentarista inquieto. Y tiene dos partes (la del Tiempo™ y la del TrashDeLuxe, casi doscientas páginas) que son para enmarcar.

En serio. Un libro para quitarse el sombrero. De lectura obligatoria.

__________

(*) En realidad, F. Porta llama RealTime al tiempo «civilizado falso/remezclado», y Tiempo™ al tiempo de reloj. Me parece que la forma intuitiva de llamarlos es, precisamente, a la inversa. ¿Por qué oso a darles la vuelta para este comentario? Porque el tiempo «civilizado / distinto del real» es consensuado por los grandes intereses (esa sensación de que el tiempo se acelera, esa necesidad de tener noticias constantes aunque no sean suficientemente importantes como para cambiar la web del periódico) y, porque es sampleado, de ahí lo de Homo Sampler, lo cual le da un extra de idea humana registrable. La partícula «™» condensa todo eso de un vistazo. Como ésta es una revisión telegráfica, prefiero los grosso-modo visuales. Al fin y al cabo, lo importante es transmitir la idea que enuncia y desarrolla don Eloy.

[**] En un fingido crescendo hacia un supuesto momento máximo que nunca sucede. Como decía Althusser: “la hora solitaria de la ‘ultima instancia’ no llega nunca

 

Recuerden. Lo vieron primero aquí.

post La tierra desde el cielo, desde el tiempo

Viernes, 17 de noviembre de 2006

Raul Sensato a eso de las 1:38 pm
Estos de google no saben en qué brenjenal se meten…

Ahora en Google Earth ya no les basta con las fotos del mundo actual, sino que han creado un apartado para poder ver, desde el aire, mundos del pasado. Las ciudades tal y como eran, las cordilleras tal y como las entendían los cartógrafos del pasado.

Ahora además de las tres coordenadas espaciales, Google earth empieza a jugar con el tiempo.

Va a haber muchos nacionalismos -eslovacos, austrohúngaros … y unos cuantos de los que tenemos por aquí- que querrán meter el codo cuanto antes. El pasado ya no es lo que era…

Vean aquí cómo visitarlo. Vayan preparando mapas según su ideología.

Clasificado como: todo_lo_demas

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