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post Cosas que se aprenden viendo la tele

Lunes, 3 de septiembre de 2007

Raul Sensato a eso de las 10:31 pm

la televisión es nutritiva

1) La libertad individual no existe (o: los mensajes retrógrados sólo necesitan ser apoyados por un producto)

Para asombro de los ciudadanos modernos, la bebida isotónica Powerade se anuncia con el eslogan más retrógrado de las últimas décadas: «¿tu cuerpo te pertenece? Pertenece a quien lo hace funcionar».

La pregunta inicial dice responder a una frase que considera habitual en la mente del espectador: la frase «mi cuerpo me pertenece», un argumento muy frecuente entre las personas que se defienden la homosexualidad y/o el aborto, y en general la libertad individual. Con la excusita de «anunciar un producto», están emitiendo repetidamente en pantalla que tu cuerpo pertenece a «otra cosa» (llámalo dios, llámalo energía) que hace funcionar tu cuerpo y que llora cuando haces cosas malas y que te quiere tanto que te mandará a un lugar con llamas en cuanto se lo permitas.

Lo fascinante es que «anunciar un producto» es más sagrado que defender los intereses de un colectivo. El gobierno de Aragón tuvo un anuncio de televisión en el que defendía que los recursos pertenecen a quienes pueden explotarlos, mientras que Aznar defendía que los recursos son de los jefes (y si alguien se resiste, como los del petróleo, pues se les bombardea). El anuncio del gobierno de Aragón nunca se emitió, ni siquiera después de ganar el juicio por la censura. Porque daba un mensaje «inapropiado».

Pero si anuncias un producto, puedes decir necedades hasta el extremo. Tu cuerpo no te pertenece. Le pertenece a algo de lo que nosotros, casualmente, somos el intermediario oficial. Qué casualidad y qué mala suerte, ¿verdad? La única pena es que el maldito avance social nos impide colocar una esvástica, o un crucifijo guay, en la etiqueta del refresco. Es lo único que nos faltaba para redondear el Powerade. Si es que no hay libertad.

2) Claudia Schiffer es gafe (o: no abandones tu fe)

En una tarde cualquiera, Claudia se queja de que le salen arrugas, se le rompen las puntas del pelo, y el sol le estropea la piel del escote. No hay paz para su martirio constante: tiene problemas si se le riza el pelo y tiene problemas si no se le riza. Claudia es el Job de la belleza. Y ella, como Job, se mantiene firme en su fe: fe en la química y en los potingues.

3) No existe la moderación

Los jaboneros Dove se promocionan con anuncios que pretenden defender a la mujer «real». Sospechosamente, dicen mostrar mujeres «de verdad» de la calle, que no entran en los estándares de las revistas de belleza (un estándar que ya comentamos aquí ).

Repito: Lo Dicen. Necesitan incluirlo en la locución. La imagen no es suficiente; porque la imagen, lógicamente, dice lo contrario. Las mujeres de dove están tan lejanas del estándar de la calle como dicen estarlo del estándar de revista. Son menos extremas en la ficción, pero son ficción. Como «enemigo» intentan colocar las imágenes ficticias, que el imaginario profesional identifica inmediatamente con la marca Adobe, propietarios del Photoshop.

Como es evidente, Dove contra Adobe suena a Kramer contra Kramer. Y es verdad, porque los dos juegan a lo mismo. La supuesta realidad de los jaboneros es como la supuesta realidad de los programas «reality». Dicen ser reales porque hay una ficción más extrema. En el mundo audiovisual, no hay términos medios y los únicos baremos útiles son los extremos. No existe la moderación: todo se referencia a los extremos.

4) La pederastia ya es oficial

Por si no lo creen, vean el anuncio en pelosexy.com (pulsen descargas, y bajen a «anuncio de la tele). El colectivo de socorristas no ha tenido inconveniente en que la empresa Herbal Essences deje entrever que el necesario trabajo de salvamento en playa es compatible con el acoso infantil.

La presentadora Michelle Jenner, imagen de la campaña, aparece en sus programas en La Sexta vestida de estudiante de minifalda y coleta, y de dominatrix calzada de cuero (olé por los guionistas, y por el buen ánimo de la chica). Pero incluso vestida de estudiante, no trasmitía la imagen de niña -el arquetipo de niña- que muestran impúdicamente los del champú a golpe de estilismo. Con maquillaje y vestuario concienzudos, los jaboneros herbales se las han arreglado para entrar en un terreno muuucho más pantanoso. Lo dicen los fabricantes de champú. La pederastia ya es oficial. Casi ná.

Ya hay 9 comentarios »

  1. Ahora que ya ha comenzado el programa de Jordi González, espero, don Raúl, un post de los suyos sobre la demencial historia de las famosas putas. Yo no doy crédito al cinismo La noria y el Tomate.

    Comentario de C. Rancio — septiembre 4, 2007 @ 7:33 am

  2. 1. Mal andamos, aletargados y aborregados, cuando el Gran Hermano es capaz de crear un eslógan tan subyugante como ése, y que no nos sintamos, como mínimo ofendidos. Porque, a fin de cuentas, no somos más que piezas conformadas para el uso y abuso por parte del neoliberalismo. Si esto se hubiera dado años antes, otro gallo nos hubiera cantado. Per claro…

    4. En cuanto a la pederastia, recuerdo que no hace tanto (a penas unos meses) podíamos contemplar a niñas adolescentes comiendo chocolate, cuya marca no puedo ni quiero recordar, y sufriendo amagos osgarmáticos por medio de tan preciado producto. Y eso por citar el último spot que me viene a la memoria. Y es que desde que la publicidad es publicidad, el sexo es un elemento implícito e irremplazable, y los límites, a día que pasa, por mucha moral conservadurista que rija, se van diluyendo en una maraña de perversiones y parafilias.

    Comentario de higronauta — septiembre 4, 2007 @ 11:12 am

  3. El sexo en la publicidad lo explicaba maravilosamente Eloy Fernandez Porta en su imprescindible libro Afterpop. Acérquese, que vale la pena.

    Comentario de raul sensato — septiembre 4, 2007 @ 11:49 am

  4. Pues sí. Lo de las putas famosas y la denuncia de Jordi González de la publicidad de alterne rodeado de opinadores y librepensadores como Terelu, Urdaci, MAR y la directora de la revista de Betty La Fea, salpicado por anuncios de champú pedófilo y demás, es uno de los hitos de la doble/triple/cuadruple moral televisiva y merece un ensayo como mínimo.

    Comentario de Prisamata — septiembre 4, 2007 @ 12:41 pm

  5. Pero ¿Cuántos *años* vamos a seguir dedicándole *horas* e tv a las famosas que vendieron su cuerpo en el pasado? ¡¡siempre salen las mismas iniciales!! ¡¡Desde hace *años*!!

    Comentario de Raul Sensato — septiembre 4, 2007 @ 1:50 pm

  6. Tomo nota de su recomendación literaria. Gracias.

    Comentario de higronauta — septiembre 4, 2007 @ 2:31 pm

  7. […] que viene al hilo del cuarto punto de esta otra entrada. Igual no hacía falta ser tan […]

    Pingback de No Recomendable » Carteles por los que pasar de puntillas — septiembre 9, 2008 @ 1:17 pm

  8. 4. Pasemos al primer punto. No olvidemos que nos encontramos en una sociedad que por muchas ganas que le eche al tema de la igualdad sigue siendo básicamente machista y patriarcal.

    Como bien ya saben, el sexo vende, y sobretodo si tenemos en cuenta que vende a los hombres principalmente por su condición de machos a la búsqueda de cualquier vagina que se ponga a tiro, ya sea real o ficticia (la mente es así de fácil de engañar). A eso le añadimos la necesidad biológica de buscar hembras jóvenes en edad de reproducción, aunque con respecto a la parafilia aquí mencionada (y muy extendida, por cierto) me quedo algo corto de argumentos: quizás tenga que ver con un deseo de dominar a un objetivo a primera vista inocente y por lo tanto débil y fácil.

    Por otra parte, tenemos a un público femenino que se supone que ha de desear, ya no solo gozar orgásmicamente con un champú, sino también equipararse a la juventud de aquellas del anuncio para resultar más deseable al macho dominante.

    Y todo ello se ve englobado por la tendencia que puebla la publicidad desde hace unos años que trata de vender la idea de que (y hago referencia mental explícita a los anuncios «generación 80») «Ey, tío. Eres joven y guay.». Como si el consumir estos productos perpetuaran la juventud y por lo tanto garantizaran, no sólo la falta de responsabilidades que se le da a la juventud por su propia condición de jóvenes, sino que también la inmortalidad. Y claro, nadie quiere dejar de existir.

    Comentario de Reqviem — septiembre 12, 2008 @ 1:03 am

  9. Y subrayando el cierre de requiem, aquí tienen una reflexion sobre los anuncios generacionales:

    http://minchinela.com/blog/2008/09/10/caviar-y-anuncios-generacionales/

    Comentario de Raul Sensato — septiembre 12, 2008 @ 9:38 am

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