La televisión en 1000 palabras (o: por qué la falta de educación de estos tiempos)
Viernes, 6 de marzo de 2009
Lector Constante se ha comprado una tele, y pregunta en el focoforo que qué tal lo que sale por ahí.
Como respuesta, Frunobulax ha hecho un informe de antología.
Lo pueden leer completo aquí, pero les dejo unos extractos:
En mi opinión, lo mejor de la televisión se emite por las mañanas. Estamos en un momento histórico de la televisión, en cuanto a calidad de contenidos, con esa Ana Rosa Quintana instruyendo a las masas y generando opinión desde su reunioncita de tuppers entre amas de casa, maricas y subnormales que organiza cada mañana. Sería más bonito que estuviesen todas tricotando mientras hablan de lo terrible que son los maridos que pegan a las mujeres, buscan a Marta del Castillo o les ponen los puntos sobre las íes a los violentos de Vascongadas, pero aún así está entretenido. Mola mucho, es como Cortylandia, cada cinco minutos se ponen en pie y bailan politonos. Si prestas un poco de atención, es fascinante, es un baremo y una muestra exacta a pequeña escala de cómo funciona el mundo, todos idiotizados por lo políticamente correcto, diciendo lo que quieren oír las gentes de bien. Es el programa redondo. Es trepidante, un show a ritmo frenético, entretenidísimo, supercachondo… Es correcto, pacato, de denuncia social, solidario, ecológico, democrático… Tiene su momento «La gente de Bart», con un reportaje diario de alto calado sentimental y social, tienen unos debates que ya hubiesen querido para sí en Café Gijón en el 27 (Belén Esteban y el Conde Leqccio nos explican cómo acabar con los malos tratos en el mundo, después narran la boda de Chaíto Mohedano con un mono, al minuto siguiente se pronuncian sobre la cadena perpetua y toda España rompe en aplausos, de pie…), tiene una sección estrella de videos de peleas de adolescentes en Youtube, asesinatos a negros en USA o palizas grabadas por teléfono móvil (para denunciarlas, claro está), tiene las mejores actuaciones en directo de politonos, entrevistas en profundidad de esas que hielan la sangre («Cara a cara con…», como le gusta decir a Ana Rosa, que por cierto cada día está más joven y más guapa)… En fin, el programa es una montaña rusa: ríes lloras, aplaudes, pataleas, bailas…
Después de los Simpsons hay que ver el parte de Antena 3, que es un no parar de reír. Tiene varios apartados: 1 noticia nacional y 1 noticia internacional; luego el caso Mariluz o Martadelcastillo durante 25 minutos, que han venido hasta a mi casa para que hiciese declaraciones porque ya no sabían a quién preguntar; luego 10 minutos de videos sangrientos y horribles de Youtube; 20 minutos del Real Madrid, y luego el tiempo, con el cachondo de Mario Brasero que parece un Lunni enfarlopado.
De El programa de tu vida no sé ni qué decir. Es maravilloso. El Programa Definitivo. No se puede parodiar, no se puede exagerar, porque ya no hay nada más allá, en ese formato. La cosa va de que si, igualmente, has violado a alguien, maltratas a tu esposa, tiranizaste a un país bananero, etc., llamas al programa y te someten a 200 preguntas delante de un polígrafo (una palabra que sólo se usan en la tele, como «esférico» o «cayuco», ya te sonarán, ya…), de las cuales seleccionan 10 ó 12 y te las hacen en el plató, delante de tu madre, tu esposa y tu hijo favorito. Si vas diciendo la verdad, vas ganando pasta. Entonces te van preguntando: «¿Es verdad que te gusta disfrazarte de Teletubbie y que tu mujer te meta la minipimer por la uretra?», «¿Te lo montarías con tu hija la mayor?», «¿Te gusta que en la intimidad te llamen María de la Encarnación?», y vas diciendo sí, sí, sí, hasta que llega la pregunta mágica, la penúltima, cuando ya llevas acumulados dos gritones de euros y todo el mundo sabe que estás para que te encierren y todos tus conocidos te van a retirar el saludo de por vida: «¿Crees que tienes tendencias homosexuales?», y vas y dices «¡mentira!». Suena una bocina, primerísimo plano de tu cara, la de tu madre y tu hija desencajadas, la presentadora con cara diseñada por Lladró dice lo siento, hasta mañana, y se acaba el programa y no te llevas nada.
El 99% de la programación es corazón, violencia gratuita, El Hombre del Saco y su Crisis, fútbol y poco más. Las cadenas están como locas, desesperadas porque se mate a otra niña mona o que ocurra una gran desgracia, viven de eso. Lo curioso es que hasta hace sólo un par de años había programas especializados. Ahora mismo (en Telecinco creo que es la que más se nota) no hay absolutamente ninguna diferencia entre lo que ves en el programa de la Campos, el de Ana Rosa, las noticias de la mañana, la sobremesa, la tarde y la noche, la mesa-camilla de la tarde, el directo con los reporteros más dicharacheros del atardecer o el show especial en prime-time disfrazado de informativo. En todos te están diciendo lo mismo a todas horas. Y a última hora de la noche, todos los canales tienen su Especial Super Extra Morbo de la noche (por lo menos, el más honesto de todos), la gala-debate sobre la niña asesinada de turno o la catástrofe sangrienta que toque, analizada en profundidad por criminólogos, abogados, políticos cantantes y ex-grandes hermanos.
Por cierto, sangre, niñas apaleadas y desgracias a todas horas, pero en la tele no vas a ver una teta ni dibujada. No sale una sola teta por la tele desde 1997. Bueno, en portadas de revistas y en los talk-shows de horario infantil sí, salen unas cuantas tetillas de ex-gran hermana todos los días, pero me refiero a algún producto de ficción de corte ligeramente erótico. Eso sí que no, hasta ahí podíamos llegar…
Porque esa es otra, Telecinco lleva un porrón de años sin tener ni periodistas, ni presentadores, ni profesionales de absolutamente nada de nada. Desde que empezó Gran Hermano 1, la mitad de la plantilla de Telecinco está compuesta de ex concursantes. Ya sean presentadores, becarios, tramoyistas o lo que sea, toda su cantera está ahí. Ellos crean los monstruos, les inventan un pasado de putas o puteros, les pasean durante su audiencia las 24 horas del día, luego les dan un programa, luego les mandan a hacer el ganso en la Isla de los Famosos, luego les otorgan una Diplomatura en Tertulianía y ya son profesionales todoterreno. Telecinco es todo un ecosistema. Allí sus monstruitos nacen, crecen, se desarrollas, nos dan vergüenza ajena, y morirán en directo para nosotros. Telecinco es «El show de Truman».
En cademas generalistas que ya no hay géneros. No echan cine, no hay humor, ni programas musicales, ni dibujos animados, ni absolutamente nada. La tele es SÓLO gente semianalfabeta y meta-famosos (son famosos por ser famosos, por salir en la cadena en la que VIVEN) sentada en sillones de colores en diferentes composiciones espaciales, hablando de trapos sucios de famosos, de gente recién asesinada o de gente totalmente desconocida.
Pero me llama muchísimmo la atención también que entre semejante carrusel de porquería durante 23 horas y media al día, y ver cómo las cadenas se han ido mimetizando unas a otras intentando arrancarse un 0,0000000000000000001 de share la una a la otra, hay una franja horaria que todas dedican a la Cultura Clásica, no sé si os habíais dado cuenta. De 6 a 6:15 o 6:30 de la mañana. Nunca comprenderé por qué, pero a esa hora casi todas las cadenas emiten… ¡¡MÚSICA CLÁSICA!! Todas las mañanas entre semana, lo juro por dios, a eso de las 6 ponen una pieza musical sinfónica, una pequeña orquesta de cámara ejecutando música barroca o algo así. No lo entiendo. No me cabe en la cabeza. Es la pieza que se me escapa dentro de este contubernio de control mental tan bien, precisamente, orquestado.
Me ha recordado los minilibros de bolsillo de los setenta: «las fobias en 1000 palabras», «el socialismo en 1000 palabras»…
Aquí está. La televisión española, en mil palabras. No valen los destellos puntuales. Dentro de dos décadas, recordaremos que se emitía Muchachada Nui y Perdidos. Pero la televisión de verdad es la que tienen descrita ahí arriba. Por eso ustedes no recuerdan nada de los últimos quince años de televisión. No recuerdan Extra Rosa, ni Espejo Secreto, ni Gracias por Todo, ni El Domingol, ni Efecto F, ni El Concursazo, ni Hola Hola Hola.
Esto es lo que hay. La próxima vez que se asombren del comportamiento de los chavales por la calle, repasen esta entrada. Hay quien dice que ya no hay educación, pero los profesores no pueden luchar contra las señoras maquilladas en emisión. Hostias, maquillaje, futbol. Sexo, dinero y alarmismo.