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post Cómo bailar dejó de ser un conflicto

Viernes, 4 de noviembre de 2011

Raul Sensato a eso de las 3:39 pm

Tradicionalmente, en las discotecas de nuestro país los hombres no habían bailado nada, más allá del momento de la música lenta. Habitualmente, se quedaban en la barra mirando cómo las mujeres movían el culo sobre la pista. De hecho, bailar de manera exagerada cerca de alguna hembra que tuviese al macho vigilante desde la barra era la mejor excusa para iniciar una pelea, y para que la clientela masculina se dedicase a aquello que mejor sabía hacer cuando se acercaba a la pista: pegarse.

La mujer que bailaba mucho era considerada una puta y pronto se desplegaba a su alrededor una manada de buitres.  Al hombre que bailaba de manera exagerada se le tenía por mariquita y pronto recibía una pequeña provocación para iniciar una buena pelea a hostias. Este era el plato de cada fin de semana en casi cada ciudad y cada pueblo, animado por la provocación, animado a perder la cabeza por la combinación incesante de porros y cubatas. (…)

[La llegada de la mescalina, en lo que fue el gérmen de la Ruta del Bakalao] abrió una puerta que ya no se pudo cerrar. Para la juventud contemporánea, empezaba el subidón colectivo: el consumo empezaba a establecerse y los efectos secundarios todavía no se oteaban. La nueva experiencia cambiaba el concepto de ocio. Durante años, la discoteca había servido sólo para dejar pasar la noche. Ahora la discoteca se convertía en otra dimensión, que daba sentido al hecho de vivir y ser joven. Aún era cosa de un destacamento y no un ejército, pero la semilla ya se había sembrado. Esta semilla conseguiría posteriormente que hostiarse en una pista de nivel no provocara respeto, como pasaba en las discotecas corrientes, sino rechazo, ya que cortaba el «buen rollo» químico que reinaba entre los bailarines. Además, esta conjunción también originó que el hecho de ligar resultara prescindible al club, ya que no era comparable a la experiencia interna que proporcionaba la sensación de subida de la droga.

Joan M. Oleaque,
“En éxtasis – Drogas, música mákina y baile:
viaje a las entrañas de la fiesta”
(Ed. Ara, 2004). Págs 38 y 44.

Y así, gracias a la química, las señoritas pueden bailar sin que salgan los puños, los hombres pueden bailar sin que salgan los puños, y en suma, se puede bailar.

Bola extra 1: Esas chicas que bailaban sin buscar ligue, las gogós simultáneas a la era de la química, no faltaban locales donde las colocaban enjauladas:

gogos-enjauladas.jpg

Imagen extraída de la revista Triunfo, 14 de enero de 1967

Bola extra 2: la chica que no puede bailar sola, a la que la suponen inclinada al golferío por mover la cadera, aparece de forma central en El Extraño Viaje, la primera película de Fernando Fernán Gómez. El director expone la situación contrastando el 2:45 frente al 3:45 :

post Esferas de significación: internet, drogas, generaciones

Jueves, 3 de noviembre de 2011

Raul Sensato a eso de las 12:14 am

Según el análisis del especialista Roger Martínez Sanmartí, en el hedonismo tradicional, los ricos, los que más recursos económicos y materiales tenían, eran los que más posibilidades tenían también de gozar, ya que el goce, en la sociedad antigua, se basaba sólo en la satisfacción sensual directa. Por contra, el hedonismo de la sociedad moderna se basa en la capacidad de crear un mundo autónomo de significados y de ilusión, en fantasías de deseo y de consumo que trascienden la capacidad adquisitiva.

La «fiesta», con el uso recreativo de las drogas, exploraba los límites del concepto, y en ésta los hijos, de paso, actuaban de manera contraria a la que les vendían los padres

Joan M. Oleaque,
«En éxtasis – Drogas, música mákina y baile:
viaje a las entrañas de la fiesta»
(Ed. Ara, 2004). Pág 68

La nueva satisfacción en esferas de significación que escapan a la economía y al poder adquisitivo sigue a pleno rendimiento en la época digital. Es troncal en su funcionamiento. Las estatusferas que trazaba Wolfe al retratar el auge de Playboy fueron el último punto de contacto -con fricción visible- entre ambos espacios. Hay gente que no entiende esa separación, con el dinero a un lado y las esferas de significación al otro.

Bola extra: Este libro sobre La Historia del Bakalao me lo ha forzado Rubén Lardín, que se ha jartao de decirme que era extraordinario, y tenía razón. Para ponerle imagen a las palabras, recomiendo ver el vídeo «Hasta que el cuerpo aguante», un programa que Canal+ dedicó al fenómeno en 1993, y que la desidia del audiovisual español ha convertido en un documento seminal.

Tan seminal, que tres lustros después los facebookeros españoles se han volcado en encontrar (y han encontrado) a Emilio, al que mentan como «un referente del buen rollo».

emilio.jpg

post Bakalao Lee: rebabas de Adam Curtis

Martes, 1 de noviembre de 2011

Raul Sensato a eso de las 1:16 pm

Adam Curtis es inmenso. Sus documentales asombran por su pulcritud y su elegancia, en una remezcla constante de imágenes de archivo que entroncan con las inquietudes actuales. En su blog hace piezas igual de monumentales: piezas en texto, en lugar de en vídeo, trufadas de vídeos de época que equilibran lo revelador en el fondo y lo encantador en la forma.

Su última entrada habla del fin de los sueños de las izquierdas. Allí saca la figura de Michael Malik, un remedo mafioso de Malcom X que materializó el desencanto que terminó con el progresismo que Wolfe retrató en su Maumauando al parachoques. Y que ha filtrado hasta nuestros días: con las sospechas ante el sindicalismo, por ejemplo. En medio de ese post, cuya lectura en inglés les recomiendo encarecidamente, aparece una biografía de época de Malik. Allí aparecen los Mixed Media Clubs (los pinchadiscos con proyecciones, que son la imagen misma de la juventud de la época gracias al cine desarrollista donde Landa y Bur se iban de discotecas) y los cursos de defensa personal como actividad distintiva en aquel momento.

Lo primero contrasta con el reciente cierre de la discoteca Puzzle, que ha sido el último clavo en el féretro de la Ruta del Bakalao, que ha merecido mejor retrato y desarrollo pero que ha sido conscientemente vapuleada sin valedores, y lo segundo entronca con el Kung Fu como símbolo de la pelea racial, una corriente firme en los tebeos de la Marvel como retraté en este artículo para La Vanguardia.

El vídeo muestra un punto clave en un lugar poco observado. «Una asombrosa historia olvidada» en palabras de Curtis. Un perfil que suma John Liu (icono de Trash Entre Amigos) con los Panteras Negras y con el conflicto capitalista que mantenemos hoy día.

Todo, en los contornos de este vídeo, que requiere este texto.

Bola extra: Piensen en cómo es actualmente la televisión cultural. Piensen en cómo se presentaría a un artista en un programa de La 2. Y en contraste vean, a partir del minuto 8:21, cómo este vídeo presenta a la artista Pauline Boty. Comparen.

post Danza Kuduro Inc. (o cómo ser Daddy Yankee cuando reina Don Omar)

Viernes, 12 de agosto de 2011

Raul Sensato a eso de las 7:20 pm

Seguro que si les digo que soy un apasionado de la canción del verano, me malentenderán. El nombre «canción del verano» tiene usos parciales, que atiende a lo que cada cual quiere remarcar. Hay quien lo usa para referir la canción más vendida en tiempo de estío, y se quedan panchos al refugio de los números. Hay otros más fieles, que la enuncian como la canción mas bailada del verano: es decir, que aunque una grabación del Canon de Pachelbel arrasara en ventas, no sería la canción del verano porque -y aquí estamos hilando fino en el mundo de la expresión corporal- el Canon de Pachelbel no se baila.

Yo tengo un baremo parcial y personal para «la canción del verano», más perjudicial si quieren que los anteriores. Para mí, la canción del verano es la que florece por sorpresa. Es decir: el wakawaka de Shakira en 2010 queda fuera de mi clasificación, porque se estableció como canción del verano por decreto. Se repetía en los múltiples telediarios, se multiplicaba en las rotaciones, y las constantes alusiones al campeonato mundial de fútbol incluían necesariamente la canción oficial del torneo. Establecer como canción del verano la que aparece con más frecuencia en los medios de comunicación es como decir que el alimento favorito en Haití son las cajas que se donan en paracaídas: un insulto al grupo, y un loor al de las alturas.

Así, para mí la canción del verano -y verán ahora que no todos los veranos la han tenido- ha cumplido una característica específica: ha levantado a la gente de las sillas para mi sorpresa. Subrayo el mi en «mi sorpresa». Uno ve los mismos telediarios que el resto de la ciudadanía, lee similares periódicos, atiende a las mismas radios, y está someramente familiarizado con «el carril principal». Las canciones del verano por imposición son así «evidentes sin esfuerzo»: nos las hemos encontrado por necesidad, están omnipresentes en las rotaciones. Cuando aparece una genuina canción del verano, la pregunta primordial es cómo se ha extendido esta pieza en particular. Ha habido una genuina expansión fuera de los moldes impuestos. Pura diversión en transmisión directa.

Para mí el ejemplo central de canción del verano fue Tengo un tractor amarillo, de Zapato Veloz. Estaba en una boda donde sonaban canciones conocidas, una tras otra, sin mayor respuesta de la concurrencia, hasta que sonó ese tema desconocido. De repente, el grueso de los asistentes corrieron a llenar la pista y a marearse bailando la conga. Hasta entrado el otoño, la canción no aparecería en las televisiones. Eran dos mundos separados: Zapato Veloz había entrado en la pantalla mediante las pistas de baile, en un mundo donde lo normal es llegar a las pistas de bailes mediante la pantalla.

Este año, y perdón por el rodeo, la canción del verano está siendo un reguetón que, ahora que me he puesto a mirarlo, considero que tiene miga digna de estudio. Probablemente no lo han oído en sus emisoras -aunque en las últimas semanas han ido cediendo a la evidencia- a menos que frecuenten ondas latinas o radios de música de discoteca, ambas alejadas de «la obigación a la vía principal». El tema, ahora omnipresente en fiestas de pueblo y discomóviles de barrio, es Danza Kuduro, de Don Omar más Vincenzo:

La respuesta de las pistas de baile en las plazas donde la he oído sonar me ha dejado tan sorprendido como en aquella boda con Zapato Veloz. Habrá quien diga que esta canción no tiene el mérito de Tractor amarillo porque tuvo el privilegio de sonar durante las escenas culminantes de la quinta entrega de la serie cinematográfica Fast & Furious, como pueden ver aquí. Pero insisto en que, en nuestro contexto actual en el que se habla de «la canción del verano» en los medios con meses de antelación -como si fuera la primavera de El Corte Inglés-, ver a la concurrencia elegir un tema para bailar por encima de los otros y a espaldas de la corriente catódica es siempre un soplo de aire fresco. Porque esta Danza Kuduro no apareció en ninguna de las quinielas que propusieron los periodistas (y eso que youtube cuenta en ese vídeo que les he puesto arriba por encima de 200 millones de reproducciones, que se dice pronto).

Esta entrada está titulada «Danza Kuduro Inc.» y ya va siendo hora de afrontar la curiosidad por la que me he acercado al teclado.

La canción del verano ha tenido añadida una cualidad importante. Por centenares de poblaciones, las orquestas interpretan (lo han hecho en el pasado, lo harán en el futuro) los éxitos pertinentes para llenar de movimiento las verbenas. Repasar el repertorio de esas orquestas nómadas es el verdadero baremo, porque a ellos se les reclama que toquen ciertas canciones. Hay una comisión, un encargo. Se da porque se pide. Frente a todos ellos, que interpretan la canción del verano, hay una gira de privilegio, un artista que es el de la canción del verano. El genuino intérprete del tema genuino. Eso vale oro, cada verano. (En pocos días, Don Omar actúa en Barcelona, y las entradas tienen estos precios: 30, 40, 70 y 100 euros. Ahí queda)

La cuestión es que en Danza Kuduro, no sólo hay una gira de «el artista genuino». Hay cuatro.

Por un lado, está Don Omar, el portorriqueño del Dale Don Dale, que es quien firma la original y quien canta el estribillo ganador, con su mano arriba y su cintura sola.

Por otro está su invitado, el francés de origen portugués Lucenzo, que quizá como premio a su atinadísimo «oy-oy-oy» del tema, tiene su propia versión para girarla por su cuenta:

Aparentemente, la cosa venía a completar mercados: Omar para el hispanoparlante, Lucenzo para el brasileño-portugués, y pelea de gatos para el reto de países, donde lo mismo les da no entender el uno que no entender el otro.

Pero la cosa ha tomado un giro inesperado con esta pieza:

Con esta «remezcla», aparecen dos nuevos intérpretes: el portorriqueño Daddy Yankee, al que recordarán por su memorable Gasolina, y el dominicano Arcángel, al que le tengo bastante cariño porque ha traído por accidente miles de visitas a mi cortometraje-intervención, lo que atestigua que tiene un nutridísimo grupo de seguidores.

El resultado lo tienen en esta actuación de Daddy Yankee en Toronto, hace unas semanas:

Noten la distancia entre el tema «remix» y la interpretación en vivo de Yankee. El cantante deja sonar pregrabado el estribillo original y recita exclusivamente el párrafo que él ha colocado. No es ni una canción ni otra: es una forma de ser uno de los intérpretes genuinos de la Danza Kuduro.

La canción del verano ha tenido, según permite sospechar lo mostrado arriba, un curioso giro: ha habido una especie de «oferta para cabalgarse como intérprete genuino» que ha incluido a dos intérpretes de recorrido que, gracias a la pieza «remix», incluyen el tema del verano en sus giras. Frente al pasado de «yo genuino, los demás rivales», se ha construido un verdadero Danza Kuduro Incorporated.

Ahora el tema encabeza las listas de ventas de media Europa y todos los rankings de música latina. Y ante ese mercado mundial de giras internacionales se ha establecido un sistema de franquiciado, donde varios interpretan el mismo tema, maquillándolo como «lo suyo». Múltiples genuinos, como las tiendas franquiciadas ante un mercado global. La canción del verano, como digo, se cimenta en lo inesperado. Y lo digo con la mano arriba.

post Vórtices urbanos en el Culturas

Miércoles, 27 de julio de 2011

Raul Sensato a eso de las 10:44 am

En el ejemplar de hoy del suplemento Culturas de La Vanguardia, publico un texto sobre el libro Noches de BV80, relato del bar nuclear que aglutinó todas las tribus urbanas y toda la cultura no oficial en la zaragoza de los primeros ochenta. Ya hablé del texto en este rincón.

El artículo incluye una foto inédita (que a estas alturas, tiene valor doble) con un Enrique Bunbury adolescente, ensayando con una de sus bandas primigenias. Esta:

entropico400.jpg

El crédito completo:

El grupo Proceso Entrópico ensayando en el campo
tres meses antes de la I Muestra de Pop Rock y Otros Rollos 1984.
De izquierda a derecha:
Rafael Ortiz de Landázuri, Javier Kühnel (a la batería),
Jorge Bescós y Quique Ortiz de Landázuri.
Foto perteneciente a la colección Valtueña-Lanuza.
Cedida por Javier Kühnel.

post Radiohead les elige música.

Lunes, 14 de febrero de 2011

Raul Sensato a eso de las 3:04 pm

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Soy muy defensor de las mixtapes, las cintas para amigos, las mezclas de una hora, o de 2 x 45 en los tiempos del cromo. El programa de la BBC Essential Mix me tuvo una larga temporada escuchando las cintas que les preparaban autores de renombre. 2 many DJs hicieron una memorable. La de Prodigy me recordó esa manera de pinchar en los noventa que ya no se oye y que me arranca a bailar sin conocimiento. Repasé la de Björk y la de Air (luego comercializada como Deck Safari) más veces de las que puedo contar.

de aquí

Les resucito el párrafo anterior para invitarles a

esta lista spotify,

que incluye las canciones que Radiohead.com lleva listando como «éxitos en nuestra oficina». 197 canciones, 15 horas de música.

Bola extra: Los temas de febrero no aparecen, y espero que sea un «están por incluirse»

Bola extra 2: También las recomiendo encarecidamente las mixtapes de Stereolab. Son raras al extremo, pero me apasionan tanto la banda como lo que les mancha.

Clasificado como: musica

post Joy Division: tres visiones

Viernes, 11 de febrero de 2011

Raul Sensato a eso de las 9:10 am

joy-division.jpg

El segundo vídeo es de Nacho Vigalondo.

Clasificado como: con_video,estética,musica

post Intervenciones en Gijón este fin de semana

Jueves, 11 de noviembre de 2010

Raul Sensato a eso de las 5:26 pm

1) Este viernes y sábado, acudiré al Encuentro Interestelar de Bloggers que organiza en Gijón el LABoral (centro de arte y creación industrial) y que coordina Luna Miguel [Cómo llegar]

Interestelar de Bloggers

Mi intervención será el sábado por la tarde, a eso de las 19:00h.

(Todo apunta a que lo podrán seguir en directo a distancia, por video streaming)

2) El mismo sábado, a medianoche,
estaré en el bar El Baruku [cómo llegar]
impartiendo una versión actualizada de mi conferencia Conspirapop.

Conspirapop

Avisen a sus amigos asturianos. Que luego no digan que nadie les dijo nada.

post La fama, de menos a más

Jueves, 16 de septiembre de 2010

Raul Sensato a eso de las 8:13 pm

Los círculos concéntricos de la fama, de menos a más, son: familiares – amigos – seguidores – fans – detractores. Cuando un grupo tiene detractores, sabes que lo está petando pero bien.

Yo, por ejemplo, en toda mi vida sólo he conocido detractores de Bisbal, La Oreja de Van Gogh, Alejandro Sanz, etc. No he conocido ni a un solo fan suyo. ¡Ni a uno! Sólo detractores, que llenan bares y plazas, y hacen cola en el súper.

Francisco Nixon, en su blog

Bola extra: Nixon en El Butano Popular.

Clasificado como: celtiberismo,citas,lo_digital,musica

post Noches de BV-80

Martes, 7 de septiembre de 2010

Raul Sensato a eso de las 5:36 pm

Noches de BV80

Ustedes ya saben de mi pasión por lo celtibérico, por lo de aquí. Es un interés que me han construido por oposición: lo español es sistemáticamente despreciado (y en consecuencia ignorado) por los propios españoles. El dibujo que nos hacen (nos hacemos) los medios es muy representativo: si hay un informe de varias páginas sobre twitter o facebook, se centra en usuarios extranjeros. Los españoles no salen por ningún lado. Igualmente, no hay retratos de la calle. Rtve emitía recientemente una crónica de la transición en la que todo el mundo estaba de acuerdo y las vías principales eran las vías únicas. La calle española es un problema, un silencio. No pasa nada. Circulen. Esto ha sido así, y sigue así.

En consecuencia, he disfrutado con la lectura de Noches de BV-80, de Valtueña. Un tochaco de mil y pico páginas que narra la Zaragoza subterránea, la del teatro improvisado y los grupos de rock incipientes y los chavales de sexo, drogas y volumen alto. Lo hace desde la barra de un bar del que se sale para ir de putas, ser atracado a punta de navaja y comprar discos, que empezaban a aparecer las tiendas. Si fuera Nueva York, estarían todos babeando. Pero habla de aquí, les explica a ustedes. Le da marco al contexto en el que estamos, que creemos que ha caído del cielo.

El privilegio del BV80 es que fue un vórtice. Mientras en otras ciudades los punks iban por su lado y los jevis por su otro y los pintores por allá y los poetas por el suyo, en Zaragoza entre 1981 y 1983 todos pasaban por ese lugar, porque no había otro. Allí tenías performances y guitarreros y recitados y cante jondo, con los consiguientes conflictos entre tipologías de público, porque les recuerdo que en los ochenta las diferencias de tribu se resolvían a palos. La historia del BV-80 puede ser la historia canon de la Transición subterránea porque no separa ni encapsula: están todos en el mismo lugar, los conflictos y las relaciones están a la vista. El bar, ese bar, es el modelo a escala de todas las calles en la máxima efervescencia.

Mil páginas dan para mucho, y por ahí verán a mucha gente que les sonará. Aparece Sabina, y Krahe, y Loquillo, y Miguel Ríos, y Manolo García, todos como actores secundarios, como cameos insignificantes, en una historia que tiene el centro en otro lado, en ese lugar que nunca aparece en los documentales. Que explica lo que luego, en los estudios, se reconstruye teorizando.

La cultura de la ciudad se propaga en los bares, y se revela donde solo había uno. Allí tocó por primera vez un quinceañero colegial que sería Enrique Bunbury, allí pululaba el malogrado Mauricio Aznar, hacía la suya La Polla Records. Allí meaba a la concurrencia Dionisio Sánchez, epataba el Grifo invadiendo de Guardia Civiles. Allí pasaba todo, en un imprevisto diario, que es el ideal de la vida urbana fuera de programa.

Así que ahí les dirijo, a ese Juan Valdivia que no se atrevía a tocar, a ese Félix Romeo que mareaba con su tumulto de tertulianos, a ese Alfredo Saez que entró en la espiral que desembocó en el Butoh y el Premio Nacional, a esos estudiantes de medicina que se iban de marcha armados con navaja, a los gitanos que asaltaban la caja empuñando recortada, a los quinquis («payos agitanados», los define) que lo mismo eran el mal que eran lo peor.  Querrán entrar buscando nombres, que es lo que tienen ustedes por costumbre, y encontrarán la locura coral, metropolitana, donde se cruzaban los delincuentes y los políticos y los estetas. Donde todos son tan protagonistas como secundarios.

Procuraré presentarles algunos extractos en este rincón, como este tomado de la pág 210:

En el 68, Alfonso pertenecía a Los Cheyenes, primera tribu urbana de Zaragoza, más broncas que The Warriors. Fueron detenidos en su guarida durante un guateque (donde cobraban entrada) el cabecilla, diecisiete de sus rockeros y veintidós «tontitas» de entre catorce y diecinueve años, hijas de la alta burguesía.
Lo que más llamó la atención fue descubrir el sistema de sorteo empleado para ver cuál se tiraba cada quien. Las nenas, gustosas, se quitaban las braguitas nada más entrar, metiéndolas en un cesto. Sólo era cuestión de cerrar los ojos y escarbar.

Eso era en los sesenta. En los ochenta llegó la locura. Esa es la historia que polariza el BV-80.

Lo publica Libros del Innombrable.

el cartel icónico del bv80

Bola extra: el blog sobre el BV-80.

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