En el contexto del desprecio que la televisión emite como normalidad se ha formulado una moneda inesperada y no falta la gente que incluso termina tatuándosela:
En el suplemento Cultura|s que acompaña al ejemplar de hoy del diario La Vanguardia, participo en el especial dedicado a la serie Black Mirror comentando el capítulo «15 millones de méritos».
Ahora que ha quedado claro que la cultura de los jóvenes en España solo tiene el espacio que le permiten antes de venir con nuevas prohibiciones, es bueno recordar este contraste de 1967. En Londres se producía el «14-Hour Technicolor Dream«, mientras en España los conciertos «había que enmascararlos un poco, porque las reuniones numerosas estaban prohibidas» y se celebraban para Atades, la asociación en ayuda de los subnormales (que era el término que se usaba en la época).
Tracen ustedes mismos las paralelas con el momento actual.
Ayer estuve en la televisión pública TV3 hablando en riguroso directo sobre los lemas y consignas del movimiento 15M. Evidentemente, me habían invitado a causa de esta conferencia que impartí en el CCCB. El profesor de la UOC Lluis Pastor me acompañó en el temporal que nos preparó el programa diario Divendres («todos los días son viernes»), con el presentador Xavier Coral, el colaborador Pere Mas y un hierático público octogenario.
El resultado, tal y como salió por antena, aquí abajo:
En la web Qvemos me han sometido a un interrogatorio sobre las series, películas y piezas audiovisuales que me han afectado. Las mismas exactas preguntas que en netregas anteriores ya han respondido perfiles tan dispares como Ricky Rubio, Oriol Jara, Joan Canyellas, Guillem Martínez o Luis Bustos. Que como»alineación dispar» realmente son un rato. Aquí les dejo la entrevista.
El duelo de youtubes que fue la sesión de Hilomental celebrada en los Cines Girona de Barcelona junto a Mery Cuesta, resumida en 15 minutos en un video confeccionado por los organizadores. Que lo disfruten:
Noviembre de 2004. En un bar de Sao Paulo, el partido de fútbol comienza en la pantalla gigante. Los clientes siguen con su conversación y con sus copas, porque no tenían noción de que hubiera partido de la selección. Pero bueno, ahí queda de fondo. Además, Brasil va a jugar contra México, que siempre se le ha dado muy bien. Sin embargo, todo empieza mal: Brasil encaja dos goles en los primeros minutos. Los locutores se regocijan porque es la señal mexicana. Las voces son las de los retransmisores oficiales, ese timbre inconfundible de los partidos internacionales. El partido se estanca, pero al cuarto de hora llega el tercero. El cuarto. El quinto.La gente del bar no sale de su asombro. Llega la media parte y México gana nueve a cero. Cuando termine el partido, el resultado en pantalla será México 17-Brasil 0. Los clientes quedarán estupefactos. Ninguno de ellos sabe que en Sao Paulo se celebra la bienal de arte, y lo que aparecía en el bar era una obra fabricada por el artista Miguel Calderón. Él fue quien recopiló todos los enfrentamientos en color entre Brasil y México, y produjo ese partido remezclado que incluía todos los goles mexicanos y ninguno brasileño, con un contador y un reloj que los relacionaba inexorablemente. La guerra de los Mundos de Orson Welles no se atrevió a tanto: una cosa es que nos ataquen los alienígenas y otra que el equipo nacional del deporte nacional se derrumbe de una manera silenciosamente estrepitosa. La realidad en la televisión del bar es la mayor realidad que existe. Su desastre, el mayor desastre.
Vi parte del partido en el Xcentric que celebra el CCCB (José Luis Marzo vs. Félix Pérez Hita). Art of the Prank lo narra aquí. Qué bonito sería verlo en una emisión sorpresa en Teledeporte.