En esta entrevista que me han hecho para MoneMonkey hablo de Reflexiones de Repronto y, como extra, propongo una recomendación para el verano. Por si les apetece.
El otro día estaba yo de visita cuando en la mesa de mi anfitrión -un hombre de edad avanzada, ya necesitado de complementos nutricionales- vi esta caja:
La comparto en este rincón porque trae incluida una extraña alteración de la jerarquía. Y además de una jerarquía de sabores, que es particularmente firme en sus directrices. Por si no se han dado cuenta del detalle, el sabor del producto era particularmente específico:
Entre los clientes de la salud hay que jugar así de fino: mentar al café entre los pacientes voluntarios es llamar a la tormenta, así que se invoca al café descafeinado, mucho más inocuo e inocente.
Pero aquí se da un giro estupendo y se le invoca como un ideal: estos polvos persiguen el sabor del café descafeinado el cual a su vez persigue el sabor del café pero -y aquí está la metafísica saboril- los polvos no persiguen el sabor del café, se desmarcan voluntariamente. Además se añade, claro, la presencia en el bodegón de granos de café, que pueden ser granos descafeinados -para eso se tratan con CO2 o con triglicéridos- pero que requieren una conceptualización suprema para que evoquen el sabor del café descafeinado y no el del café-café, que se decía en tiempos.
La existencia de dentífricos con «sabor a chicle de fresa», desde luego, no sirve para ubicarse en el giro de jerarquía que supone el «sabor café descafeinado». Es una abstracción que está más allá de mis papilas gustativas.
El pasado 15 de julio impartí en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona esta conferencia sobre los Lemas y Consignas del movimiento 15M que pueden ver en el vídeo:
Como previo a la conferencia se publicó esta entrevista, donde hablo del lenguaje en el 15M:
El CCCB ha publicado los videos de toda la jornada Urgent #2 en este rincón. Notarán que yo he editado el vídeo de mi charla, eliminando problemas informáticos y asegurándome de que todas las pantallas que se proyectaron aparecen en el vídeo.
En el ejemplar de hoy del suplemento Culturas de La Vanguardia, publico un texto sobre el libro Noches de BV80, relato del bar nuclear que aglutinó todas las tribus urbanas y toda la cultura no oficial en la zaragoza de los primeros ochenta. Ya hablé del texto en este rincón.
El artículo incluye una foto inédita (que a estas alturas, tiene valor doble) con un Enrique Bunbury adolescente, ensayando con una de sus bandas primigenias. Esta:
El crédito completo:
El grupo Proceso Entrópico ensayando en el campo
tres meses antes de la I Muestra de Pop Rock y Otros Rollos 1984.
De izquierda a derecha:
Rafael Ortiz de Landázuri, Javier Kühnel (a la batería),
Jorge Bescós y Quique Ortiz de Landázuri.
Foto perteneciente a la colección Valtueña-Lanuza.
Cedida por Javier Kühnel.
Es curioso cómo, aunque uno lea siempre, hay un subconjunto concreto de «lecturas de verano». Un momento en la trayectoria de sofá donde decides el principio de esa frontera; a partir de aquí, estos lomos no son de lectura normal, sino de estío. Desde el momento en el que marqué el inicio, es decir, en lo que llevamos de verano, me he leído el curso de metafísica de Ortega, la autohagiografía de los u2, la biografía de la CIA que Wiener tituló Legado de cenizas, la Telemaquia de Homero, los tomos «oficiales» de Tintín, M7 y Teledeum de Boadella, el X de Everett, el Capitán América de Brubaker, parte del Sentimiento Trágico de Unamuno espolvoreado con algunos de sus artículos, y alguna cosa más que no me viene a la cabeza porque a veces no basta con que sea reciente para tenerla presente, aunque hayas estado sumergido en ella. Lo que te mancha en las lecturas es a veces muy pequeño, en otras grande, y es curioso darte cuenta de que puedes olvidar el envoltorio pero no la mancha; la mancha te es evidente más adelante, con meses de retraso, a veces sin rastro del orígen, como los crímenes perfectos. Me refocilo por las páginas buscando una mancha que sólo tendrá sentido en otoño, o dentro de otoños. Las lecturas de verano son el contrario de las piscinas. El resto del año es cuando estás en la lectura calmante, cómoda como un baño en la parte no profunda, y es en verano cuando te metes en aguas vivas a ver si encuentras una roca que te saque de trayectoria. He pedido a la biblioteca un par de tomos que tienen que traer de nosedónde, cobrando el traslado, y que probablemente devolveré tras las primeras veinte páginas. Hay más lomos de libros recién comprados que saludan desde mi estante. El verano. Manda narices.
El de arriba es Fernando Muñiz, posando como patriarca gitano, en uno de sus bares. Digo sus bares porque Fernando ha sacado un libro, titulado Barcelona on the Rocks, en el que hace un recorrido por lo más granado de la hostelería de Barcelona y cercanías. No estamos hablando de tapas sibaritas ni de caldos de reserva, sino del calor humano. Como respuesta a la avalancha asfaltadora del turismo que está convirtiendo progresivamente a Barcelona en un homogéneo centro comercial, Fernando -uniendo fuerzas con Sergio Fidalgo- ha levantado acta de existencia de los bares más peculiares de la metrópolis, en un ejercicio de antropología urbana, o incluso de arqueología pre-cog, de conservación consciente de ruinas antes de que queden pulverizadas. El esfuerzo de Fernando es digno de encomio, y retrata asociaciones pajariles lo mismo que bares-museo del cantante más incógnito o del club de futbol menos valorado. Bares que tienen piezas de mayor valor que las de cualquier museo, y bares que serían piezas de un museo que quiera recuperar el antes de la hegemonía de la franquicia.
Fernando es uno de esos hombres que no necesitaría presentación pero que no ha sido suficientemente señalado. Por ejemplo, es muy culpable de que el programa de mayor audiencia de la televisión se llame Sálvame, porque él fue quien recuperó el tema de Bibí Andersen en uno de sus ya míticos recopilatorios titulados Spanish Bizarro. Confeccionó la revista Flandis Mandis junto a Pérez Andújar, estuvo en la órbita de Mondo Brutto -aún se recuerda aquella fiesta con El Payo Juan Manuel- y fue un voluntarioso desenterrador de joyas en la época en la que se pretendía higienizar el recuerdo igual que ahora se higienizan las terrazas a golpe de Starbucks.
Si acuden a Barcelona y quieren hacer visitas que les salven del turismo y les devuelvan a la esencia, tomen el libro de Fernando y Sergio, y dense -como diría Lou Reed- un paseo por el lado salvaje del comercio.
El viernes 15 de julio intervendré en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona con una conferencia sobre los «Lemas y consignas del movimiento 15M».
Un repaso a las pancartas y los rótulos del movimiento, que espero revelará algunas claves que han pasado desapercibidas a los analistas.
El número 224 de la revista Leer es un especial de verano donde encontrarán dos textos míos: uno breve sobre la serie de tv The Wire y otro sobre la mutación de las adaptaciones literarias en el cine, titulado «Me gustó más el libro (adaptarse o morir)». Todo, en las páginas 58 a 61 del ejemplar. Por si les apetece en un rato a la fresca.
En el ejemplar de hoy del suplemento Culturas de La Vanguardia, publico un texto sobre La Economía Sumergida de Bob Esponja, donde son troncales el Neoliberalismo, el Pensamiento Positivo y el reciente movimiento 15M.
Copio y pego de esta entrada de El Blog de Mino: «ese símbolo que creemos tan americano no es más que una representación de…»
No, mejor pego desde un poquito antes:
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El escudo de España con los Reyes Católicos
El escudo se compone de los siguientes símbolos:
– Águila de San Juan, representa la evangelización de San Juan Evangelista y que España intentó llevar a las Indias y a todos sus territorios cristianos.
– Yugo y las Flechas, representan a Isabel y Fernando, son sus emblemas personales.
– Corona Real, representa a España como reino.
– Emblemas de los Reinos de España reunificados: Castilla, León, Aragón, más adelante Navarra y también Granada simbólicamente.
Se añadirían al escudo real y estandartes reales en tiempos de Carlos I de España y V de Alemania los siguientes símbolos:
Columnas de Hércules
– Las Columnas de Hércules coronadas y envueltas con el lema “Plus Ultra”, que significan que existe el “más allá” del mar, antes del descubrimiento de América se decía que no había nada más allá del mar “Non Plus Ultra”.
– El símbolo del dinero ($). Ese símbolo que creemos tan americano no es más que una representación de las monedas españolas en tierras americanas que llevaban las columnas de Hércules con su lema “Plus Ultra”.