R.M.: Es sabido que en Bruguera se fusilaban de mala manera revistas extranjeras, que se copiaba barbaridad… ¿A quién copiaba Ibáñez?
F.I.: Había temporadas en que era casi obligado, o sea, la propia editorial ya empezaba por fusilar formatos y tal. Mira, aquella famosa revista que fue el DDT, que duró muchísimos años, que tenía muchísimo éxito, no era más que una copia de una revista argentina que se llamaba Rico Tipo: la misma forma de portada, el mismo cuadrito arriba… Entonces había un director que comercialmente era magnífico; ahora bien, artísticamente tenía sus manías, y en un momento dado aquel hombre consideraba que el dibujante que estaba de moda era fulanito de tal, y ese estilo habían de seguirlo todos.
Lo que tienen arriba es un extracto de la entrevista que le realicé a Francisco Ibáñez, el autor de Mortadelo, en febrero de 1996. Ha sido útil para los historiadores, porque es la única confesión publicada sobre el asalto a la revista Rico Tipo; la cita suele aparecer acreditada, eso sí, como «una entrevista publicada en internet».
Yo nunca he tenido en mis manos un ejemplar de Rico Tipo, pero sí que me he agenciado el tomo 5 de la Biblioteca Clarín de la Historieta, dedicado a Leyendas del Cómic Argentino. Ese volumen está centrado en dos autores de los cincuenta: Lino Palacio y Divito.
José Antonio Guillermo Divito fue el fundador y el director de la revista Rico Tipo. Nada menos.
El tomo, insisto, no recoge los contenidos de la revista Rico Tipo, sino que se centra en la sola obra de estas firmas. Y es realmente sorprendente ver, con sólo un recorrido a la pluma de Divito, tantos gemelos originales de series españolas de gran calado.
Su personaje Bombolo es «un gordo ingenuo, crédulo y bondadoso; inocente hasta lo increíble, y capaz de creerse todo lo que le dice». Es decir, es en espíritu y en (voluminosa) carne el Gordito Relleno de Peñarroya:
Aún más sorprendente es la cercanía entre la sección Siempre se exagera de Peñarroya y las series de Divito El otro yo del Dr. Merengue y De tal palo tal astilla, que muestran -todas ellas- dos viñetas relacionadas por una doble intención:
El otro yo del Dr. Merengue:
De tal palo tal astilla:
Por si fuera poco, en el pícaro Fallutelli, que alternaba la picardía de oficina con la picardía en el requiebro a las mujeres, veía también orígenes del Amapolo Nevera de Cifré, del Casildo de Nadal y de los múltiples oficinistas o ligones (porque solían ser una cosa o la otra) de la factoría Bruguera.
Pero nada me había preparado para encontrarme de pronto y sin aviso con -atentos aquí- el papá de Mortadelo: Fúlmine, de Divito.
Fúlmine es un gafe con buena intención, «que no suele estar donde ocurren los hechos: no es él quien protagoniza el último cuadro de su tira —caso curioso— sino las desgracias que provoca», como señala la wikipedia. En espíritu está más cerca de Doña Urraca, a la que probablemente contagió su nariz aguileña -son ciertamente similares en forma y extensión- y su luto riguroso.
Por tanto, Fúlmine es sólo Mortadelo en carne. Pero es, sin duda, el modelo original. Saluden al papá de Mortadelo.
Bola extra- Está implícito, pero es bueno ponerlo en tinta: amigos aficionados al tebeo, tal vez va siendo hora de que reivindiquemos por estos lares a Divito como el Kurtzman de los hispanohablantes. No bromeo.
Actualización: Más y antes en Mortadelón, en Mandorla y en el foro de la T.I.A!