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Miércoles, 30 de septiembre de 2009
Raul Sensato a eso de las 1:14 pm
– «Si a la alianza Bush-Barroso-Blair-Aznar evitar la palabra ‘guerra’ le funcionó para que les dijeran que lo suyo era estupendo por mucho que hubiera muertos y torturados, nos tiene que servir a nosotros, por muchos problemas que cree la situación…»
-«¡Bravo! ¡Bravo! ¿Cuándo podemos hacerlo oficial?»
La noticia es de El País
Martes, 29 de septiembre de 2009
Raul Sensato a eso de las 11:17 am
Y luego a los periodistas deportivos Valdano les parece la cumbre del intelecto. Por supuesto.
via eunice
Lunes, 28 de septiembre de 2009
Raul Sensato a eso de las 11:41 am
– Me hace mucha gracia que la historia de la religión es básicamente la historia de «hombres santos» que oían voces, tenían visiones, y se creían perseguidos por sus relaciones personales con lo divino.
Hoy, los llamaríamos esquizofrénicos paranoicos.
– Bueno, en lo que decían debía haber algún tipo de verdad, o si no no habrían tenido tantos seguidores.
– No sabría decirte. Además de ser excesivamente crédulos, esos seguidores han dispuesto de siglos para distorsionar el mensaje original.
Además, los locos son a menudo muy carismáticos.
– ¡Mira quién habla!
– Te lo digo en serio: si el litio hubiera estado disponible hace unos miles de años, el mundo seria un lugar muy distinto.
Una página de Asterios Polyp,
de David Mazzuchelli (Ed. Pantheon, 2009)
Bola extra: Litio, la banda sonora.
Jueves, 24 de septiembre de 2009
Raul Sensato a eso de las 8:16 pm
Efectivamente. Se empieza por fomentar la insensatez, y la bola no puede parar de girar.
Realmente, salir del bucle es tan sencillo como revelar que el primer desacierto, ese que sirve de baremo para ubicar el nuevo, era ya una insensatez.
Pero no, la España moderna tiene su esencia en la perpetuación del disparate.
Y así sigue la bola creciendo. No vaya a ser que.
La captura está sacada
de la edición digital del diario El País
Jueves, 24 de septiembre de 2009
Raul Sensato a eso de las 8:54 am
Recientemente se celebró el Obuxofest, un festival de terror que tenía como uno de sus atractivos, y cito textualmente, «una zona de acampada gratuita en el cementerio».
Uno de los asistentes, Tomás Gómez, vio en una lápida lo que inmediatamente identificó como el cristo de los Donuts. Para dar testimonio, me envía la foto que lo atestigua:
Por si se les escapa, aquí está el anuncio, y aquí la imagen que se prodigó en los carteles.
Miércoles, 23 de septiembre de 2009
Raul Sensato a eso de las 7:31 am
¿Por qué la llamo la conspiración Coca Cola? ¿Qué tiene la Coca Cola?
[público: «cafeína»]
Cafeina; bien. ¿Qué es la cafeina? Es un estimulante suave, cierto, y es también un diurético. Te hace orinar agua limpia. ¿Qué más tiene?
[público: «azúcar»]
Luego hablamos del azúcar. ¿Qué más?
[público: silencio]
Sal. Tiene sal. 55 miligramos de sodio por lata. Es como beberte una pizza.
Así, ¿Qué pasa cuando tomas sodio y orinas agua? Tienes más sed. Entonces, ¿por qué hay tanto azúcar en la Coca Cola?
[público: silencio]
Para esconder la sal.
¿Alguien recuerda la «New Coke», en 1985? Más sal, más cafeina. Sabían lo que hacían. Esa es la prueba fehaciente.
Lo saben. Por eso lo llamo la conspiracion Coca Cola.
Robert Lustig, pediatra endocrinólogo,
en esta conferencia sobre el sobrepeso
en el canal de la Universidad de California
(min. 13)
Bola extra: No se pierdan las consecuencias de la tendencia de las comidas bajas en grasas, en el minuto 38:
«¿Qué hicimos en 1982? Optamos por la dieta alta en carbohidratos. Se suponía que era una dieta baja en grasas. Se extendió como la espuma. Porque en la comida que cocinas en casa puedes controlar el contenido en grasas.
Pero cuando procesas la comida, sabe a cartón. Sabe a mierda. Las compañías productoras de comida lo sabían. ¿Y como conviertes en comestible algo que no tiene grasas? Añades… azúcar. Y ya hemos mostrado que es lo peor que podías hacer. Pues eso es lo que hicimos. Y lo que seguimos haciendo. Hoy mismo.»
Sigan un poquito más, y lleguen a la parte sobre la fibra, que ofrece un precioso titular que les marco en negrita:
¿Por qué hemos eliminado la fibra de nuestra dieta? Cuesta tiempo de cocinar, Cuesta tiempo en digerir… y dura muy poco en la estantería. ¿Cuál es la definición de comida rápida?
Comida rápida es alimento sin fibra.
Les reto a que en un restaurante de fast food encuentren un alimento con más de un gramo de fibra, fuera de las ensaladas. No hay. Y es a propósito. Si quitas la fibra, puedes congelarlo, enviarlo a todas partes, y cocinarlo rápido.
Martes, 22 de septiembre de 2009
Raul Sensato a eso de las 10:55 am
Esta mañana, en mi televisor, la periodista Pilar Cernuda defendía que las líneas de Nazca eran de origen sobrenatural. Para eliminar toda duda, ha contado que una matemática se fue para allá y pasó nosecuantos años intentando averiguar una forma de conseguirlo. Y como no lo consiguió, eso implica que la cosa vino del espacio exterior, o de otra dimensión, o de ángeles asexuados, o de unos grifos barra unicornios con ganas de hacer manualidades.
Aunque nos arranque una sonrisa, es trágico. «Una matemática no lo consiguió» es un argumento lamentable, una proposición que sólo se da en los creyentes. Un argumento que cree y transmite la patraña de que el conocimiento es indistinto e intercambiable.
Pongamos un único ejemplo: el tercer teorema de Fermat. Einstein lo intentó demostrar. Fracasó. Leibniz lo intentó demostrar, y tampoco. La mayoría de los estudiantes de matemáticas de facultades de todo el mundo se han asomado, algunos dedicando décadas en exclusiva, y no lo pudieron demostrar. Y tras esos siglos de búsqueda infructuosa, llegó Wiles, y lo demostró, como quien dice antes de ayer.
En otras palabras: que uno, o que miles de matemáticos no logren desentrañarlo, no significa que es falso.
El ejemplo de Cernuda es aún más sonrojante, claro, porque va más allá de las matemáticas y entra en la ingeniería. Y miles de ingenieros pasaron por el mundo antes de que se inventara el tornillo. No vale cualquiera para tener una buena idea. Y es dificilísimo que dos personas tengan la misma idea genial.
Y al otro lado del monitor, me imagino a esos espectadores dando por bueno ese argumento de papel mojado, mientras veían al resto de participantes del programa asintiendo como los perros de los salpicaderos de los coches. Y me sube el mismo rubor que a ellos les falta.
Viernes, 18 de septiembre de 2009
Raul Sensato a eso de las 10:50 am
Una historia de generosidad artística que ya no se ve, ni de lejos. No sé si por los tiempos o por que la protagonista tenía un perfil extraordinario. Creo que es lo primero: ya nadie da la alternativa a lo grande. El texto del cartel, lo que sucedía dentro del teatro… para quitarse el sombrero.
La cuenta Héctor Roberto Chavero, que tal vez conozcan mejor como Atahualpa Yupanqui. Empieza en el min 7:40
Jueves, 17 de septiembre de 2009
Raul Sensato a eso de las 9:24 am
La mitología del valor añadido llevada hasta cierto extremo muestra la asombrosa facilidad que tiene todo lo económico para convertirse en grotesco. El valor añadido es un término descriptivo (esto tiene mucho, esto poco) que se ha convertido en un término ético. Los productos con mucho valor añadido parecen ser las croquetas de jamón en ese mundo de croquetas congeladas que llamamos economía.
Sin embargo, el que sea añadido o intrínseco no delata, no debería condicionar, la utilidad real del producto. Pensemos en una manzana. Parece ser que una manzana (a pesar de su alto valor simbólico entre los cristianos) no es un producto con un gran valor añadido entre los economianos. Al fin y al cabo, según explican los técnicos del ramo, una vez plantado el árbol o fábrica de manzanas, sólo se trata de lograr que sobrevivan, recogerlas y trasladarlas. Puro Neolítico.
Pero resulta que, por azar, tanto las autoridades sanitarias como el ciclo de la moda se han puesto de acuerdo en recomendar, exigir bajo riesgo de exclusión social el consumo de abundantes piezas de fruta, manzanas entre ellas.
Lo lógico sería que la gente, siempre obediente, comiese más manzanas. Pero no. Eso puede ser una afirmación lógica e incluso beneficiosa en el mundo real, en el plano filosófico e incluso desde el punto de vista de las encías o el colon, pero no lo es para un economista.
La manzana tiene poco valor añadido y eso, en economía, es como si tuviese gusanos.
Por eso, los economistas y los economistas caros (esto es, los publicistas) decidieron que si era inevitable que la gente comiese manzanas en lugar de donuts, al menos debían quitarle la mugre: ofrecer valor añadido. Y aquí empieza la metáfora, paradoja o parida. Veamos.
Solán de Cabras saca al mercado un producto: Fruta Esencial. Según declara Dolores Medio, responsable del producto, a la revista Anuncios: «Fruta Esencial es una monodosis de fruta que proporciona una equivalencia del ciento por ciento con la fruta fresca. Contiene todo lo que tiene una fruta y sólo lo que tiene una fruta».
El envase de Esencial de manzana tiene, más o menos, el tamaño de una manzana y la forma de una manzana, o sea que, si no me equivoco, ocupa el mismo espacio que una manzana monodósica, una apple classic o, como dirían las abuelas, manzana del árbol.
El gusto es más o menos como el de una manzana (contiene un 80 por ciento de fruta, con lo que la empresa puede externalizar un 20 por ciento de manzana para otros usos) y el precio es, más o menos, como el de una caja de manzanas.
Nada en el razonable mundo de las decisiones económicas, en ese mundo que despide trabajadores por exceso de coste y mantiene en la miseria a millones de agricultores, nada, digo, llevaría a una persona sensata a pagar mucho más por un sucedáneo de la manzana pudiendo comer manzanas. Sería una decisión irracional, absurda en el mundo del homo economicus.
Y sin embargo se venden. A pesar de que el susodicho producto alienta los valores contrarios a los que pueda tener un comedor de manzanas, porque para hacer el envase de plástico se necesita petróleo obtenido en países dudosamente democráticos, transporte, refrigeración y una maquinaria especializada. En el proceso de manipulación y envasado se consumen grandes cantidades de energías no renovables (luz, calefacción…) y no hay manera de garantizar el correcto reciclaje del packaging.
¿Qué puede llevar a una determinada cultura a preferir una larguísima, complicada, retorcida, tecnificada y carísima cadena de producción de sucedáneo de manzana habiendo manzanas disponibles?
El valor añadido. Fruta Esencial será menos manzana que una manzana, pero lo que te tomas, te lo aseguro, es un chute de valor añadido.
El hombre antiguo podía vivir de manzanas, pero el hombre del capitalismo tantálico necesita alimentarse de valores económicos: exclusividad, modernidad, sostenibilidad, juventud, dinamismo y… valor añadido.
Antonio Baños Boncompain,
«La Economía no existe»,
Ed. Los libros del lince, pags 165-167
Bola extra: Más sobre el libro aquí
Miércoles, 16 de septiembre de 2009
Raul Sensato a eso de las 9:22 am
Ya saben que el botellón es un fenómeno forzado por las leyes. No nace de los ciudadanos: nace de las normas que se les imponen.
Si hace lustros se creó el botellón juvenil prohibiendo los porros en los bares y en sus baños, ahora el gobierno español, en su consistente secuencia de decisiones nefastas, echa a la calle también a los que no son jovenes.
El gobierno español plantea prohibir fumar en todos los locales públicos
Los no fumadores están muy contentos: conozco unos cuantos que han celebrado en recientes años dos cosas simultáneas: 1) que el bar al que acudían era de no fumadores y 2) que no había ruido, es decir, no tenía clientela. Cuando el bar cerraba, se movían al siguiente. Y da la impresión de que ya se han quedado sin ninguno y que, en lógica consecuencia, han decidido echar a la clientela de los que se mantenían en el negocio.
Todo lo decían celebrando los pulmones y condenando el gasto en sanidad, mientras se embutían de tapas rebozadas, de grasas saturadas, que gastan la misma sanidad… pero no pagan impuestos indirectos.
Es fascinante la abierta mentira de la ministra (que se ha asegurado de incluir la palabra «creo»), frente a los evidentes números de los hosteleros. La nueva disposición retratará lo que recibimos frente a lo que esperábamos: los ciudadanos recibiremos multas por beber en la calle mientras las meretrices de las Ramblas practican felaciones en la acera. Porque en la legislación actual, beber en la calle está penado (en beneficio del ciudadano, por supuesto, que no sabe dónde hacer sus cosas y se le tiene que inducir a porra y euro), y felar no. Les recuerdo que estas normas las hemos elegido nosotros, o sea, que nosotros hemos permitido y apoyado que sucedan.
Afortunadamente, con esta extensión del botellón a las edades a las que no afectaba, no va a hacer falta un llamamiento para salir a las calles. Nos han echado a ellas. Lo más que pueden hacer es negar que sea una manifestación. O negar que los que están en la calle son ciudadanos. O acudir a la mentira más vergonzosa de la política moderna, heredada de los tiempos de la dictadura: «son más los que no se manifiestan». Esa «mayoría silenciosa» otorga, está del lado de los no-manifestantes, porque, al parecer, no puede delegar: está obligada a coger el cercanías y manifestarse en la casa del señor/a que ellos han elegido. Tampoco les está mal.
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