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post Los regímenes y lo que ocultan

Miércoles, 9 de marzo de 2011

Raul Sensato a eso de las 12:56 am

Los gobiernos militares
intentan ocultar el carácter económico
de la violencia,

y los gobiernos parlamentarios
intentan ocultar el carácter violento
de la economía.

Autor desconocido,
citado por Franco Engrassia en la revista Calameo

Clasificado como: citas,contestatarios,filosofia

post Los paliativos

Sábado, 12 de febrero de 2011

Raul Sensato a eso de las 12:33 pm

La vida, tal como la experimentamos, es demasiado dura para nosotros; acarrea demasiados dolores, demasiadas decepciones y demasiadas tareas imposibles. Debemos contar con algún paliativo… No podemos prescindir de construcciones auxiliares, como dijo Theodor Fontane. Estas serían tres: una desviación significativa del interés, que nos despreocupa de nuestra miseria; gratificaciones sustitutorias que la aminoran, y sustancias intoxicantes, que nos vuelven insensibles a ella. Es indispensable contar con algo de este tipo.

Sigmund Freud, en El malestar de la cultura

Noten cómo encajan las prohibiciones de nuestra época con estas directrices, desde la medicina sin receta hasta la licencia para canales de tv.

Clasificado como: citas

post Manuel Delgado retrata el reprontismo

Miércoles, 19 de enero de 2011

Raul Sensato a eso de las 12:24 pm

Lo que hace el Doctor Repronto no es otra cosa que explicar las cosas. Es decir, se nos coloca ante una parcela de lo dado que nos produce o nos debería producir perplejidad, por cuanto o es absurda o debería antojársenos absurda. Luego lo que hace es, en efecto, explicarla. Pero, ¿qué es explicar algo? Explicar una cosa no consiste sino en poner de manifiesto que esa cosa tiene que ver con otra cosa, conformando algo así como un orden de relaciones en las que es posible reconocer un cierto orden todo él hecho de conexiones.

Pero, atención, no se trata de ver con claridad que un determinado elemento de la realidad sólo es comprensible en relación con otro elemento, sino como la relación con ese otro elemento. Dicho de otro modo, lo que Raúl nos desvela no es que una cosa esté en relación con otra cosa, sino que es esa relación. Lo que resulta: un mapa, una cartografía, un orden de diagramas relacionales entre cosas absurdas, de las que el precipitado final presenta un cierto orden; es más: es un orden, una estructura lógica, un cosmos organizado…, absurdo, por supuesto.

La moraleja a la que nos conduce: descubrir los hilos que unen en secreto las cosas dispersas para confeccionar con ellas todo lo que damos por supuesto, sin preguntarnos nunca por qué ni de qué. Es así que caemos en la cuenta de los materiales extraños y monstruosos de que está hecho el mundo que tomamos por evidente, esa sustancia alucinada en la que, como en un líquido amniótico, nos sumergimos al despertar. Creemos en realidades cuya virtud reside no en su verdad, sino en su lógica, una lógica que Raúl Minchinela no desvela, ahora, de sopetón, como delirante, como una estructura perfecta pero desquiciada. Ese sistema de representación en que habitamos y al que concedemos el título de “lo real”, reconocido ahora como una contorsión, un espasmo, una mueca.

Manuel Delgado habla de Reflexiones de Repronto en su blog .

Manuel Delgado es el autor de “El animal público” y “Sociedades movedizas”; sus libros, aquí.

Bola extra: La cita forma parte ya de nuestro rincón de autores que admiramos.

Clasificado como: citas,repronto

post Las cruzadas

Lunes, 17 de enero de 2011

Raul Sensato a eso de las 5:05 pm

Las Cruzadas no se han contado aún bien. Son una de las cosas más extravagantes que se han hecho en el planeta. Fueron un fracaso para los hombres y los pueblos que las emprendieron, pero, sin presumirlo, produjeron resultados magníficos para los hombres del futuro. El europeo tomó en ellas pleno contacto con la civilización árabe, que entonces llevaba dentro de sí la griega. Cuando los cruzados en resaca se retrajeron a sus glebas occidentales, arrastraron a ellas el légamo de la ciencia arábigo-helénica. Un torrente de nuevo saber penetra en Europa, en la Europa cristiana, mística, casi puramente religiosa y bélica, apenas intelectual, por lo menos, muy poco científica. Es la fecha en que rebrota dentro de la vida medieval el hontanar inquietante de Aristóteles -que es la ciencia como tal, la razón pura ya secas, lo otro que la fe religiosa. El cristianismo se encuentra entonces con este dilema: o dar la batalla a la ciencia con el intelecto religioso o integrar la fe con la ciencia aristotélica, o aniquilar al enemigo o tragárselo. Lo primero era imposible: el intelecto cristiano no había podido hacerse por sí mismo lo bastante vigoroso para poder luchar con la maravilla de la mejor inteligencia de Grecia. Sólo cabía la segunda solución: Alberto Magno y Santo Tomás adaptaron el cristianismo a la ideología griega; es la segunda helenización del espíritu cristiano. La otra, si se cuenta hasta San Agustín, tuvo lugar en su misma cuna; nace en medio de la cultura grecorromana y no tiene más remedio que filtrar hasta su médula elementos extraños. No es fácil imaginar dos inspiraciones más antagónicas que la cristiana y la griega. Sin embargo, aquélla no tiene más remedio que adaptarse a ésta, adaptarse desde su raíz misma. El cristianismo ha tenido en este orden un destino trágico. No ha podido hablar nunca su idioma: en su teo-logía -su hablar de Dios- el theos es cristiano y el logospredominantemente de Grecia. Y mirando las cosas con un poco de rigor se advierte que el lógos griego traiciona constantemente e inevitablemente la intuición cristiana. Para no citar sino lo más reciente, vea quien se interese en el tema el libro que hace unas semanas ha publicado lean Guitton con el título El tiempo y la eternidad en Plotino y San Agustín. El griego es ciego para el trasmundo, para lo sobrenatural: el cristiano, por su parte, es ciego para el intramundo, para la naturaleza. Y el cristiano tiene que hacerse explicar lo que él ve pero no puede decir, por el griego, que está ciego para lo que ve el cristiano. Casi, casi es el famoso diálogo en que el ciego pregunta al tullido: «¿Cómo anda usted, buen hombre?» y el tullido responde: «¡Como usted ve, amigo!»

Ortega y Gasset, En torno a Galileo, 1933

Clasificado como: citas

post Hazme una perdida: los billetes de los años treinta

Martes, 14 de diciembre de 2010

Raul Sensato a eso de las 9:59 am

Los ‘Billetes’ eran pequeñas notas escritas a mano, dentro de la misma ciudad, que alguien dejaba personalmente en el buzón de otra persona para una cita. Podían ser citas de amor, o simplemente citas de amigos para ir al cine… Lo que hoy sería un mensaje de móvil.

Y con esos mensajes, con esos billetes, era como te hacían una perdida.

La cita está sacada de este relato de «cómo se grabó Omega de Morente & Lagartija Nick», que les recomiendo leer mientras lo escuchan grabado (spotify) o en su estreno en directo (Rne).

Clasificado como: citas

post 1880 y lo más caro del mundo

Lunes, 13 de diciembre de 2010

Raul Sensato a eso de las 8:22 pm

El presente caso es particularmente instructivo. (…) Por medio de hábiles estratagemas, [el valor de los títulos] ascendió a fantásticas cumbres: todos los poseedores se volvieron inversosímilmente millonarios. Siguieron comprando más títulos en la ingenua creencia de que esos trocitos de papel de colores seguirían representando un fabuloso numerario. De repente, no sé por qué, el papelito perdió todo valor. Todo el mundo se arruinó, incluso los que no tenían nada. Así fue.(…)

Uno se vuelve loco cuando pretende imaginarse cómo una empresa desconocida, que pide dinero al público para inconfesadas especulaciones disimuladas tras un honrado pretexto (…), cómo puede, tras una locura de los agiotistas [=especuladores], alcanzar tasas fabulosas.

Las operaciones son ficticias, los beneficios son ficticios, el valor es ficticio. Se trata de una simple convención.(…)

Sin embargo, el desastre de estos últimos tiempos estaba previsto, anunciado hacía meses. Se veía, se sentía venir, era inevitable como el invierno tras el verano. Lo que no impidió que atrapara a todo el mundo. (…)

Lo que en absoluto comprendo es, por ejemplo, el resultado de ese desastre para la prosperidad general, como se ha dicho con altisonancia. Miles de millones perdidos. O bien están en otros bolsillos -¿qué nos importa?- o eran ficticios Es ese caso, ¿a qué viene todo este griterío?

¿Qué decir de esa invocación al Gobierno al que los especuladores de Lyon llaman «papá» mientras se sientan sobre sus rodillas?

Papá, paga mis deudas. No lo volveré a hacer, te lo prometo, te lo juro, paga mis deudas, me portaré bien.

¿Qué tiene que ver el gobierno con la locura de esa gente?  Están arruinados, ¡peor para ellos! Ya vendrán otros a reemplazarles.

Pues no, no vinieron otros. Y se repitió, y se repitió; la última vez, antesdeayer.

Todo la cita está extraida de un único artículo de prensa, firmado por Guy de Maupassant, publicado -pásmense- en enero de 1882.

Redondeando, uno ve con nuevos ojos el célebre eslogan navideño: «1880, el turrón más caro del mundo». Uno que hemos vuelto a pagar, y que seguiremos pagando en el futuro, hasta que nos pongamos firmes y dejemos de hacerlo.

Todas las negritas de la cita son mías.

El artículo, titulado «¿De quién es la culpa?»
aparece incluido en el libro
«Sobre el derecho del escritor
a canibalizar la vida de los demás»

(Ed. El Olivo Azul, 2010),
que me regaló Fran Nixon.

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post En memoria del notario de mis entretelas

Jueves, 7 de octubre de 2010

Raul Sensato a eso de las 8:53 pm

Eduardo Galán me remite este recorte, extraído de las Cartas al Director del diario asturiano La Nueva España, en la que una mujer escribe una carta abierta a su marido recientemente fallecido. Es de un altísimo grado en la escala celtibérica. Las negritas son de don Eduardo:

«(…)Tal vez allí adonde te has ido necesiten un Oficial de Notaría, esa profesión que tanto te entusiasmaba y que ejerciste de manera ejemplar. Te gustaba tanto que le dedicaste cincuenta y dos años de tu vida. Tal vez ahí arriba estén pensando en hacer una segregación, o una agrupación de parcelas, o alguien necesite asesoramiento para una adjudicación de herencia, o lo que quieren es encargarte una obra nueva… no sé… me pregunto si el cielo se puede dividir horizontalmente… Seguro que tú tienes la respuesta. Sea cual sea la operación que tengan que hacer, no podrían contar con mejor profesional para confeccionar la escritura.(…)»

No podía pasar la ocasión de incluirla en nuestro museo celtibérico.

Bola extra: Tengo algunas salvas más en el buzón, pendientes de publicar, gracias a envíos de los lectores. Disculpas por el retraso, amigos; sus regalos no caen en saco roto.

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post Delasernas: Gregario pero sintético

Jueves, 23 de septiembre de 2010

Raul Sensato a eso de las 11:24 am

Empujado por la dinámica twitter de mensajes telegráficos y observaciones concretas, he decidido ejecutar en El Butano Popular un remedo actualizado (que no mejorado) de las Greguerías de Ramón Gómez de la Serna, sustituyendo sus nubes y sus árboles por vehículos y anuncios y aparatos tecnológicos.

Se llaman Delasernas, subrayando el homenaje, y las iré desgranando en este rincón. Ahí me encontrarán, siguiendo ciegamente y refiriéndome a lo fabricado de forma escueta. O sea, Gregario pero sintético.

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post La fama, de menos a más

Jueves, 16 de septiembre de 2010

Raul Sensato a eso de las 8:13 pm

Los círculos concéntricos de la fama, de menos a más, son: familiares – amigos – seguidores – fans – detractores. Cuando un grupo tiene detractores, sabes que lo está petando pero bien.

Yo, por ejemplo, en toda mi vida sólo he conocido detractores de Bisbal, La Oreja de Van Gogh, Alejandro Sanz, etc. No he conocido ni a un solo fan suyo. ¡Ni a uno! Sólo detractores, que llenan bares y plazas, y hacen cola en el súper.

Francisco Nixon, en su blog

Bola extra: Nixon en El Butano Popular.

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post Noches de BV-80

Martes, 7 de septiembre de 2010

Raul Sensato a eso de las 5:36 pm

Noches de BV80

Ustedes ya saben de mi pasión por lo celtibérico, por lo de aquí. Es un interés que me han construido por oposición: lo español es sistemáticamente despreciado (y en consecuencia ignorado) por los propios españoles. El dibujo que nos hacen (nos hacemos) los medios es muy representativo: si hay un informe de varias páginas sobre twitter o facebook, se centra en usuarios extranjeros. Los españoles no salen por ningún lado. Igualmente, no hay retratos de la calle. Rtve emitía recientemente una crónica de la transición en la que todo el mundo estaba de acuerdo y las vías principales eran las vías únicas. La calle española es un problema, un silencio. No pasa nada. Circulen. Esto ha sido así, y sigue así.

En consecuencia, he disfrutado con la lectura de Noches de BV-80, de Valtueña. Un tochaco de mil y pico páginas que narra la Zaragoza subterránea, la del teatro improvisado y los grupos de rock incipientes y los chavales de sexo, drogas y volumen alto. Lo hace desde la barra de un bar del que se sale para ir de putas, ser atracado a punta de navaja y comprar discos, que empezaban a aparecer las tiendas. Si fuera Nueva York, estarían todos babeando. Pero habla de aquí, les explica a ustedes. Le da marco al contexto en el que estamos, que creemos que ha caído del cielo.

El privilegio del BV80 es que fue un vórtice. Mientras en otras ciudades los punks iban por su lado y los jevis por su otro y los pintores por allá y los poetas por el suyo, en Zaragoza entre 1981 y 1983 todos pasaban por ese lugar, porque no había otro. Allí tenías performances y guitarreros y recitados y cante jondo, con los consiguientes conflictos entre tipologías de público, porque les recuerdo que en los ochenta las diferencias de tribu se resolvían a palos. La historia del BV-80 puede ser la historia canon de la Transición subterránea porque no separa ni encapsula: están todos en el mismo lugar, los conflictos y las relaciones están a la vista. El bar, ese bar, es el modelo a escala de todas las calles en la máxima efervescencia.

Mil páginas dan para mucho, y por ahí verán a mucha gente que les sonará. Aparece Sabina, y Krahe, y Loquillo, y Miguel Ríos, y Manolo García, todos como actores secundarios, como cameos insignificantes, en una historia que tiene el centro en otro lado, en ese lugar que nunca aparece en los documentales. Que explica lo que luego, en los estudios, se reconstruye teorizando.

La cultura de la ciudad se propaga en los bares, y se revela donde solo había uno. Allí tocó por primera vez un quinceañero colegial que sería Enrique Bunbury, allí pululaba el malogrado Mauricio Aznar, hacía la suya La Polla Records. Allí meaba a la concurrencia Dionisio Sánchez, epataba el Grifo invadiendo de Guardia Civiles. Allí pasaba todo, en un imprevisto diario, que es el ideal de la vida urbana fuera de programa.

Así que ahí les dirijo, a ese Juan Valdivia que no se atrevía a tocar, a ese Félix Romeo que mareaba con su tumulto de tertulianos, a ese Alfredo Saez que entró en la espiral que desembocó en el Butoh y el Premio Nacional, a esos estudiantes de medicina que se iban de marcha armados con navaja, a los gitanos que asaltaban la caja empuñando recortada, a los quinquis («payos agitanados», los define) que lo mismo eran el mal que eran lo peor.  Querrán entrar buscando nombres, que es lo que tienen ustedes por costumbre, y encontrarán la locura coral, metropolitana, donde se cruzaban los delincuentes y los políticos y los estetas. Donde todos son tan protagonistas como secundarios.

Procuraré presentarles algunos extractos en este rincón, como este tomado de la pág 210:

En el 68, Alfonso pertenecía a Los Cheyenes, primera tribu urbana de Zaragoza, más broncas que The Warriors. Fueron detenidos en su guarida durante un guateque (donde cobraban entrada) el cabecilla, diecisiete de sus rockeros y veintidós «tontitas» de entre catorce y diecinueve años, hijas de la alta burguesía.
Lo que más llamó la atención fue descubrir el sistema de sorteo empleado para ver cuál se tiraba cada quien. Las nenas, gustosas, se quitaban las braguitas nada más entrar, metiéndolas en un cesto. Sólo era cuestión de cerrar los ojos y escarbar.

Eso era en los sesenta. En los ochenta llegó la locura. Esa es la historia que polariza el BV-80.

Lo publica Libros del Innombrable.

el cartel icónico del bv80

Bola extra: el blog sobre el BV-80.

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