El concepto japonés de los videojuegos roza la lírica interactiva. Es un contraste espectacular.
Por si quieren practicar el zen de la diversión geométrica, les dirijo a las dos partes del juego «Hoshi saga», en el que, pantalla tras pantalla, lo único que hay que conseguir es una estrella.
Es sencillo pero muy, muy adictivo. Y muy inteligente, porque cuando se lo he enseñado a terceros, han realizado los mismos pasos en el mismo orden en la búsqueda de la solución. Pura sicología lírica.
Minimalismo adictivo. Y una forma de crear que está en las antípodas de nuestra idea del videojuego. Echenle un ojo.
Parece que ya les estoy oyendo. ¿Cómo es que Raúl Sensato ha escrito un libro sobre Héroes del Silencio? Si no es particularmente fan de la banda, ni habla con frecuencia de su música, ¿a qué viene este interés? Probablemente pensarán que es una forma de hacer caja aprovechando el tirón de su regreso. No es cierto. O no del todo, porque este texto ha sido motivado por el regreso del grupo; nació exactamente allí. Es consecuencia de ese tirón. Y ójala el tirón sirva para prodigar el mensaje que pretendo transmitir.
Ustedes me han visto en Reflexiones de Repronto condensar tesis en cinco minutos. Para explicar ésta, necesito tres horas de su atención. Entenderán que es una idea relevante y compleja.
Si quieren el enunciado en hipertelegráfico, vean esta cita de Raoul Vaneigem, que aparece en el último libro de Kiko Amat: «No deseo una secuencia de instantes, sino un gran momento.»
El fenómeno de los héroes, que es algo que está más allá de su discografía y sus conciertos y sus canciones y sus entrevistas, ha sido ese «gran momento» que apunta Vaneigem, pero no para la música en concreto, sino para la cultura popular urbana española. Y explicarlo requiere tiempo. Y dedicación.
En ello he estado esta temporada que han visto que el blog ha bajado el pistón (aunque compensado por las apariciones del Doctor Repronto), tecleando y tecleando y borrando hasta eliminar todo lo que no era esencial para la tesis.
Este no es un libro de música estándar. Ni lista todas las canciones de cada disco, ni aborda los significados de cada letra de canción, ni narra qué hacía la banda en tal o cual grabación. Es un libro distinto, sin morralla, sin paja, en el que todo lo que hay redunda específicamente en la tesis que presentamos. En cierta medida, es un libro dirigido a los que no son seguidores de la banda. No para convencerles de que deberían gustarles -que es un objetivo infame- sino para que vean con perspectiva un fenómeno imprescindible para entender la cultura popular moderna.
Curiosamente, mientras estaba dedicado al texto, los chicos de Coloriuris -que protegen este blog y las entregas de Reflexiones de Repronto– me dijeron que iban a iniciar una plataforma de ventas digitales. Dicho y hecho.
El libro está maquetado con formato de caja de DVD, para encajarlo entre sus películas -o conciertos- favoritos, en caso de que deseen imprimirlo.
El proceso de compra de Coloriuris no es cómodo, y pide más datos de lo habitual. Sean comprensivos. La historia que queremos contar vale ese pequeño esfuerzo. Eso, y un euro.
Espectacular: LevelHead es un juego interactivo de memoria espacial, creado por el neocelandés Julian Oliver. Los movimentos de un personaje que se mueve dentro de ambientes proyetados en un cubo, que adapta el 3d a la vision proyectiva, son la referencia para el manejo. Vean, vean:
Ayer en la Fnac de Barcelona, se reunió una mesa de titanes para denunciar el maltrato para las nuevas generaciones de escritores. Moderaba el maestro Eloy Fernández Porta (de cuyo tremendo libro afterpop ya hemos hablado aquí), y le acompañaban Alvy Singer (socio de vuelos en eliTeVisión), el escritor y crítico Vicente Luis Mora (con su recentísima Circular 07) y la poetisa Myriam Reyes, que hace unos experimentos líricos en Flash y audiovisual que la crítica aún no sabe por donde coger.
La reunión la condensó F.Porta en una historia que tituló «la popización forzosa del nuevo escritor«, en la que contaba que, para poder publicar su colección de relatos, tuvo que sustituir el evocador título original por otro hacía un doble juego con el orden universal: «Caras B de la música de las esferas», y que en las críticas era sistemáticamente rebautizada como «caras B». En los múltiples relatos entrelazados del volumen, adoptaba formas de narración romana, medieval, etc, entre ellos había uno, anecdótico, adoptando narración actual. De nuevo las críticas se centraron sobre ese tramo y obviaron -probablemente por severa ceguera literaria- los demás textos, la trama que urdían juntos y el monumental tramo final que le daba la vuelta a un conocido texto y en lugar de resistir las tentaciones, el personaje alcanza la virtud a través de los vicios. Todo eso fue ignorado. Los críticos en bloque -con una excepción que detallaba don Eloy- se cegaron en lo pop. Porque el título tenía un detalle pop, obligado para su publicación, se cegaron con el pop e ignoraron la materia literaria de la obra. Para publicar, tienes que titular pop: si no no publicas. Y te etiquetan como pop, porque el título debe condensar el alma de la obra. Lo hacía, claro, pero si no caías en la trampa de las caras B. Un desastre. Esta es la situación, forzosa, a fecha de hoy.
Estuvieron todos a un gran nivel, Porta repartiendo juego, Mora definiendo las reglas de la partida -muy grande, Mora-, Alvy mostrando la perspectiva de los que llegan -Alvy es muy joven, y muy interesante- y Myriam en el espacio que los demás dejaron sin pisar. Hasta hubo un detalle para mi ego: Porta me sacó como ejemplo, de refilón, sin saber que yo estaba en la sala. Lo que mostró que lo hacía con sinceridad.
Tuve el privilegio de tomar unas cañas con nuestros protagonistas. En un arranque de sociabilidad, don Eloy me apunto las directrices de su siguiente obra, y me enganchó de inmediato. Estoy impaciente por poder sumergirme en ella. Gran tarde. Con cena y copas y música siniestra, o afterpunk que dicen los puristas. Da gusto ver que los titanes, son personas que dan gusto.
Dos:
Esta noche hablaré en la radio del videoblog Reflexiones de Repronto, en la emisora icatfm, junto con Absence. Lo pueden seguir por internet, incluso por video. No tienen excusa. Las instrucciones las detallo aquí.
Hay proyectos a los que te abalanzas en cuanto te invitan. Elitevisión es uno de esos. Un grupo de avezados hombres de la blogosfera, que saben pulsar el momento en que viven, se dan cuenta de que algo falla. A fecha de hoy, la ficción televisiva es más interesante que la cinematográfica, y utiliza unos códigos -por extensión y dosificación- que el cine no puede desarrollar. Y sin embargo, los comentarios sobre televisión se realizan siguiendo criterios puramente cinematográficos. Una injusticia, y un desastre. Para poner una pica en Flandes, decidieron llamar a los blogueros que consideraban más lúcidos a la hora de comentar cultura popular, y les lanzaron la propuesta: ¿quieren ser los pioneros para desarrollar un nuevo tipo de comentario audiovisual?
Contra todo pronóstico, dijeron sí. Y así nació eliTeVisión, la élite de los titanes de la blogosfera pulsando la historia de la televisión. El manifiesto fundacional se resumía así de telegráficamente:
EliTeVisión da la espalda, así, a los blogs sobre televisión que han heredado todos los vicios de la crítica cinematográfica y analizan las series en función de criterios que solo funcionan en ciclos de noventa minutos.
EliTeVisión reivindica el análisis detallado de la avalancha de argumentos simultáneos e independientes; de las historias-río que duran días, semanas, meses; de los personajes tan complejos que necesitan años para ser estudiados en profundidad.
Por eso, EliTeVisión establece las siguientes reglas para el análisis de la producción seriada televisiva:
– Cada serie será analizada capítulo a capítulo, a razón de un post por entrega
– Cada serie será analizada cronológicamente
Yo sé que ustedes son personas inquietas, que saben estar donde hay que estar, y que pulsan el momento. Ahora tienen un rincón donde esa pulsación toma cuerpo. Un proyecto mastodóntico donde se aunan el talento, el conocimiento, el humor y una absoluta falta de miedo.
No sé si podría afirmar que Stereolab son mi grupo favorito. Pero sí que puedo afirmar que el concierto que más he disfrutado en mi vida fue un concierto de Stereolab, en un teatro de San Petersburgo. En una de esas tardes extrañas, todo se alinea, y estás pasándolo mejor que nunca.
Los discos de Stereolab son sobresalientes, pero más extraordinario es su espíritu musical. El matrimonio Tim Gane- Laetitia Sadier son eclécticos en sus gustos, hasta límites que uno debería exigir a cualquier músico profesional. Y -a esto venía- no se lo quedan para ellos.
La mejor forma de compartir sus hallazgos es el equivalente internetero de las casetes: una recopilación de temas ajenos. Pero mientras Nick Hornby decía en «Alta Fidelidad» que las casetes de regalo era «una forma de expresarte a través de la poesía de otros», las cintas de Stereolab son hallazgos musicales, extraordinariamente variados, y en ocasiones extraordinariamente raros. Tanto, que se toman años para hacer una nueva entrega.
No se lo piensen. Pueden escucharlas aquí. Música seleccionada por los grandes. Consuman hasta degustar lo inexplorado.
bola extra: maldita idea que ha tenido de obligar a oírlo por el lamentable realplayer, ¿verdad?
Leído en la sección de la web de Microsoft llamada irónicamente «Ayuda y servicio técnico»:
«Microsoft no se hace responsable de la calidad lingüística de las traducciones ni de la calidad técnica de los contenidos de los artículos así como tampoco de cualesquiera problemas, directos o indirectos, que pudieran surgir como consecuencia de su utilización por los lectores.»
Normalmente, los servicios técnicos no se responsabilizan de que apliques mal sus instrucciones. Microsoft va más allá, y no se responabiliza de sus propios consejos.
Pues muchas gracias por la ayuda, y por el servicio técnico. Y olé vuestras narices.
En plata: «no sea tan idiota de hacernos caso». Pues gracias.
Este es el motivo de secuestro. Pero el motivo de verdad es que fue largamente comentada en programación de sobremesa en el sangrante programa «Aquí hay tomate». Como ven, no solo en los campos de futbol se presiona a los árbitros para que piten de cierta manera.
No sé si lo he comentado anteriormente en este blog, pero desde que Manel Fontdevila y Albert Monteys son los directores de la revista, cada semana compro la revista El Jueves.
Primero, porque es el único tebeo de autor múltiple que queda vivo en los quioscos (se fueron el Víbora, el Comix, el Cairo, el Cimoc y los demás).
Y segundo, porque la alineación que sacan cada semana es de vértigo. Los propios Fontdevila y Monteys, Mauro Entrialgo, Bernardo Vergara, Darío Adanti, Miguel Brieva, Pedro Vera,… son maestros que serán recompensados tarde porque los periódicos siguen anclados en la generación de Forges y Gallego & Rey (que también publican cada semana en El Jueves).
La revista lleva unos años verdaderamente espectaculares. Los viejos lectores de la revista echan de menos el humor al cuello que ejercían Ivá y Perich, dos colosos del humor contestatario. Las nuevas generaciones hacen otra cosa, igual o más fina, tanteando un nuevo tipo de humor que vendrán otros a identificar y a valorar.
Hacía mucho que no se veía el secuestro de una revista en España.
Pero sí que hacía bastante menos que se prohíben tebeos en España.
Así que compren el Jueves. Dejen claro que las prohibiciones no molan. Y háganlo dando su dinero a los atacados. Conviertan las prohibiciones en beneficio comercial.
Bola extra: El último tebeo que «me secuestraron en la cara», es decir, que vi en tienda y que días después no pude comprar es el extraordinario «Hitler=SS» de Vuillemin, que hace humor salvaje en los campose concentración nazi.
Sé que ustedes son personas formadas y no idiotas que se quedan en la superficie y juzgan el tebeo como una cosa insultante. A fecha de hoy conseguir un ejemplar ronda los 60 euros.
Lo pueden descargar -en francés original no prohibido y de éxito- pulsando este link.