Por alguna extraña razón, guardé para siempre una escena del tebeo «RanXerox en Nueva York». RanXerox en aquella época era de lo más comentado que se publicaba en la revista el Víbora. Este tebeo ultraviolento protagonizado por un cyborg musculado, escrito por Tamburini y magistralmente dibujado por Tanino Liberatore, ha quedado marcado en la mente de mucha gente. Al parecer, nada menos que Chris Cunningham ha movido ficha para llevarlo a la gran pantalla.
La escena en cuestión era tan tonta como esto: Ranxerox pasea por un barrio marginal de nueva york en el que un radiocassette (que los alemanes describen mucho mejor con su término guettoblaster) reproduce a todo volumen una canción del grupo Joy Division. Ranx se pone a bailar, y la banda local se pone a golpearle porque, atentos, «Joy Division no se baila».
Con la cantidad de cosas interesantes que he olvidado en la vida, llama la atención acordarse de semejante tontería, ¿verdad?
Pues el otro día estaba repasando listas ajenas con «las mejores canciones de 2007» (que es una cosa que me gusta hacer cada cambio de año), y me quedé clavado cuando escuché en el estribillo de una:
«He vuelto a Liverpool
y todo parece igual
pero se me ocurrió algo anoche
que me cambió la forma de pensar
un pequeño consejo que ha tardado 22 años en formularse
os lo revelo a continuación
aprended de mis errores:
Bailemos al ritmo de Joy Division
y celebremos la ironía
todo está yendo a peor
pero somos felices
Bailemos al ritmo de Joy Division
levantemos nuestra copa
todo está yendo a peor
pero somos felices»La canción de los Wombats es un temazo BritPop que suelta como gran revelación lo que el tebeo italiano ya había dicho más de veinte años antes. Huelga decir que el italiano quería bailar, y los ingleses, pegarle. Supongo que el término operativo aquí es ironía, que es algo que solo subrayan quienes no lo tienen con frecuencia, del mismo modo que se señala mucho más la nieve en los lugares donde no suele caer.La cuestión es que esta canción no sólo no me ha resuelto el principal misterio (¿por qué el «bailar al ritmo de Joy Division» se me ha quedado en la mente más de veinte años?) sino que ha añadido un misterio más: ¿Cómo puede funcionar el mismo chiste friqui dos décadas despues?
Bola Extra: Igual que he tenido en bucle el tema de arriba unos cuantos días, confieso aquí abajo otro bucle de muchas repeticiones: Yeah Yeah de BodyRox.
Ayer volví a casa nervioso y sonriente. Hay veces que deseas cosas pequeñas con fuerza, y se cumplen. Son pequeños milagros de andar por casa. Ayer tuve uno de esos. Entre las inmensas estanterías de una conocida librería de segunda mano, se escondía una de esas joyas que crees que nunca tendrás en las manos. Cuando lo ví, cuando lo abrí, cuando lo hojeaba, no daba crédito. Era verdad. Estaba allí.
Eran tres tomos, encuadernados en tapa dura, con el lomo en letras doradas, el estándar del bum de la encuadernación por entregas de los setenta. En los lomos, se leía sólamente «El DDT». En el interior, los números íntegros, del 41 al 80, del 81 al 120, y del 121 al 160. El DDT contra las penas. Del año cincuenta y uno en adelante.
Minutos más tarde, los repasaba sentado en una cafetería. Legítimos Bruguera de los cincuenta, una piedra angular de la historieta española. Los repasaba con un cuidado y un respeto absolutos. Si quieren ver páginas escaneadas, el excelente blog Lady Filstrup las tiene a puñados. El milagro enloquecido era que aparecieran en mis manos, porque estas piezas sólo las manejan los coleccionistas concienzudos. Sin embargo, en un rincón, por sorpresa, ahí estaba el pequeño cáliz. Era arqueología parda. Indiana Jones desempolvando legajos de los mejores años de Cifré, Conti y Peñarroya. Un milagro de andar por casa. Aún tengo la sonrisa en la boca.
«El superhéroe es un símbolo, un icono, que ha sobrevivido desde su creación hasta nuestros días. Que es un símbolo, está claro. Lo que no está tan claro es de qué es un símbolo.»
La respuesta la tienen en el vídeo que encontrarán pulsando la imagen:
La portada esconde un mensaje, con retraso, para la sociedad de editores
La primera entrada de este blog en 2007 reunía (no físicamente) a los responsables de Malavida y al espectacular cantautor Manolo kabezabolo. Y diez meses despues, aquí tienen otro con los mismos protagonistas. Prometo que ha sido casual.
Por una parte: cuando les narraba mi experiencia en el concierto de Manolo Kabezabolo, echaba de menos no poder compartir ejemplos de la especialidad del autor: cambiar las letras de canciones conocidas. Les hice un par de transcripciones, pero, claro, era un poco pobre. Pero Manolo sabe lo que más nos gusta de él, y ha sacado al mercado un disco que recopila exclusivamente sus versiones. Se titula Aversiones, y RockArmy lo comparte aquí.
(Si son gente con prisa, acudan directamente a los cortes «Narco», «Nino Gramo» y «De Verde». Lamentablemente no está la chica ye-ye: «Ey, José María Aznar, ye-ye, yo no te fui a votar, ye-ye-ye-ye…». Y más tristemente aún, no han tenido valor de ponerlas a capella, que es como las interpreta en el cierre de los conciertos, y como mejor le quedan…)
Curiosamente, a ambos los conozco de la misma época. En 1996 le hice una entrevista a Manolo Cabezabolo, tirados por el suelo, de madrugada. En los mismos días, dibujaba páginas (malas) para la primera encarnación de Malavida. Hay un vínculo ahí. Musiquen las fotos con el disco. Kabezabolo es la música zeleshtial para las santas imagenes malavideras. Tengan fe.
Es difícil a fecha de hoy recordar lo que significó Akira en el mundo de los tebeos. Fue la gota que colmó el vaso, el último empujón que acabó por derribar los diques. Casi, él solo dio pie a la invasión del manga japonés en todo el mundo. Y es un tebeo bueno del copón.
El blog Bibliotech lo comparte íntegro en este rincón. Lo hermoso de la lectura digital es que no asusta el número de páginas. El grosor de los lomos de Akira asusta al más valiente, pero se lee en un suspiro. Te agarra por las solapas, te monta en una moto que vuela a toda hostia y, para cuando te quieres enterar, Neo-Tokio ha cambiado mucho, mucho.
Hay pocas cosas que se lean tan rápido y tan bien. Una obra maestra. Aquí mismo.
Como muestra la imagen de arriba, en las ediciones originales españolas, «Batman y Robin» cambiaban sensiblemente el orden de importancia. Robin era el protagonista, y a sus órdenes estaba el pervertido ese que se disfrazaba de murciélago.
Con esa idea en la cabeza, construyan el origen de la pareja utilizando el argumento y el desarrollo de la película Hard Candy.
El día que se cuente esa historia, la escalofriante portada de La Broma Asesina, en la que el Joker fotografiaba la tortura del comisario y su hija con un escueto y mordaz «sonreíd», se convertirá en una imagen suave y tolerante. Robin es el que manda y somete. El niño pobre que seduce y domina al millonario con sus tretas sucias.
Ah, no puedo quitarme la historia de la cabeza. Y nadie la ha escrito.
El tamaño es exactamente el de un LP de vinilo, pero con 124 páginas.
«René Goscinny era uno de mis mejores amigos y fracasó en todo lo que intentó en Nueva York, así que terminó alzando las manos y se volvió a París [Pasó la mayor parte de su vida en Argentina]. La cuestión con René, mi mujer y yo íbamos mucho a casa de su madre -él y su madre estaban muy unidos- para cenar, casi cada semana alterna, y ellos venían a cenar a nuestra casa, y lo peculiar de René era que tenía un flujo imparable de humor calmado e inteligente [droll humor]. Podía seguir y seguir y seguir con un monólogo interminable. Y notabas como te apoderaba el sueño simplemente escuchando el volumen de René.
Pero era bueno, era listo, y cuando volvió a París su material se convirtió en oro porque aplicado al formato del tebeo funcionaba muy bien. René fue crucial en la formación de Pilote. René era un editor y un dibujante y un escritor: una combinación perfecta. No se cuál era su acuerdo con el editor, Dargaud. Ojalá lo supiera. De cualquier modo, Dargaud le dio la responsabilidad, y René contrató a todos esos grandes artistas. Giraud [Moebius], Druillet, Gotlib, Uderzo… contrató a todos los que importaban. Lo que quiero decir es que Piolte tenía control de calidad artística. El medio lo llevaba la mano firme de un artista. Y ese medio se expandió y ahora [en 1981] tienes Métal Hurlant, Fluide Glacial, (A Suivre) y un montón de cosas más por Europa… todos medios sensibilizados artísticamente.Pero aquí en los EUA tienes todos estos tebeos ¡que han sido construidos esencialmente por contables! No sé cuantos contables había involucrados en los inicios del tebeo aquí. El hombre de la DC…
[entrevistador: ¿Leibowitz?]
¿No era un contable?
[entrevistador: sí, lo era.]»
El que habla es el maestro Harvey Kurtzman desde una entrevista de 1981. En esta entrada les intenté explicar por qué Kurtzman ha sido esencial en el humor contemporáneo.
Tras esa entrada me compré el número 7 de The Comics Journal Library, dedicado íntegramente a Kurtzman, con decenas de entrevistas. De todo, lo que más me ha asombrado es que René Goscinny, la otra pieza crucial, la que revolucionó el humor europeo con Asterix y Lucky Luke y El Pequeño Nicolás e Iznogud, tuvo una larga y constante amistad con Kurtzman. Cenaban repetidamente unos en casa de los otros, antes de construir sus grandes obras. Esas cenas con Goscinny soltando todo su humor en una cascada interminable solo a veces puntuadas por las intervenciones de Kurtzman, son el ejemplo perfecto de «cosas que lamento haberme perdido«.
Hay gente que se fascina viendo fotos de Humphrey Bogart montando fiestas con Marilyn y Rita Hayworth. Esas fiestas eran un coñazo que pueden reproducir en cualquier hotel de cinco estrellas, si tienen billetera. Pero esas reuniones Kurtzman-Goscinny… en ellas verdaderamente se forjó el espíritu del siglo veinte, y el veintiuno.
Como sé que creen que exagero, les pongo una cita más. La escribe Art Spiegelman, autor del único tebeo que ha ganado el premio Pulitzer: Maus. Un tebeo que si no han leido deben correr a la biblioteca para consumirlo ya. Spiegelman, en el volumen homenaje a Spiegelman, hace dos páginas de tributo al genio en la que dice lo siguiente. Agarrense porque es para ponerlo en bronce:
«[La revista Mad en la época en la que la creó, dirigió y escribió Kurtzman] era un collage de basura urbana que decía «¡prestad atención! ¡¡Los medios de comunicación os están mintiendo…incluyendo este mismo tebeo!!
Creo que el Mad de Kurtzman fue más importante que la hierba o el LSD al definir la generación que protestó la guerra del vietnam.»
En otras palabras, la persona que supo cómo articular la rebeldía como artefacto pop, fue Kurtzman. Cada vez que vean una revisión irónica que critica usando los propias herramientas de lo que pretendes criticar (y eso incluye el punk, el pop, el prank,… pufff… la lista es infinta)…
…todo eso tiene origen en Kurtzman. Y también en Goscinny, que estuvo allí desde el principio. En esas cenas nació mucho de lo que tenemos y de lo que somos. Levanto mi copa.
Harvey Kurtzman, John Severin y René Goscinny.
El espejo humorístico y tenaz de Dalí-Buñuel-Lorca.
Lo tengo en la recámara desde hace semanas, pero no he encontrado sitio para comentar el extraordinario libro Afterpop, de Eloy Fernández Porta. Lo guardaba para hacer uno de esos comentarios largos y extensos que debían servir como anzuelo para leerlo. Y sigo sin encontrar el hueco para hacerlo, pero deben ustedes agenciarse un ejemplar cuanto antes.
Si son ustedes de los que van a la película según el elenco, aquí es insuperable: Baudrillard, Zizek, Mauro Entrialgo, Alan Moore, Burroughs, Walt Disney, Scorsese, Nixon… todos los grandes salen en algún momento. Si son de los que les gustan las lecturas con sustento, ya les digo que el maestro Fernández Porta refríe los posmodernistas con un saber hacer y una soltura envidiables.
Dos citas para atraerles definitivamente:
La posición simbólica del aficionado a la cultura pop mainstream: sabe que sus gustos suelen coincidir con los de todo el mundo y hace como si fuera igual que todo el mundo, pero en el fondo sabe que es otra cosa. Huelga decir que el estadio Santiago Bernabeu, se llena cada domingo con miles de ciudadanos que simulan ser parte de la manada, cuando en realidad son otra cosa.
O mejor, tomen esta, y reconstruyan a) la decisión, b) el conocimiento y c) el coraje que se necesitan para articular este párrafo:
El Acme Novelty Library de Chris Ware no es inferior a la cultura literaria, sino superior a la concepción de la cultura dominante: su lectura pide, y aun exige, algunas nociones de deconstrucción, historia del cómic underground, teoría de los medios, y no poca sicología. Pero ya se sabe: desde los años setenta, el arte son «sólo bobadas».
Tremendo. Según avanza, cada artículo del libro se dirige progresivamente a los criticos literarios. Cuando se les haga incómodo, pueden saltar sin miedo el restante hasta otro arranque de capítulo. Todo lo que no es intentar convencer a los inmovilistas, simplemente deslumbra. A por el.
Mientras en tebeos autobiográficos como los de Pekar o Crumb
el vacío está dentro, en el de Sáez el vacío está fuera.
Ayer me leí de un plumazo «Viviendo del cuento» de Juanjo Sáez. A Sáez le tengo cariño desde que acumulaba sin piedad sus flyers del bar Olivia. Mi amigo Tomás todavía llama al bar «hijoputa», pese a que ha cambiado de nombre y probablemente de dueño, por la tarjeta de visita que Saéz diseñó y que simplemente tenía ese rótulo (y las señas del bar).
El libro es probablemente el conjunto de pies de página más grande del cómic español. Quiero decir, todo el libro consiste realmente en explicar y anotar una docena de tiras cómicas publicadas en una revista gratuita. Nada más empezar, descubres que los textos tienen frases como
«Si esto es cierto la verdad es que no le falta razón»
que dan a entender que no están precisamente muy trabajados. Con todo, se ha convertido en un libro con considerables ventas. Es admirable.
La cuestión es que las explicaciones de Saez te enmarcan y desarrollan una serie de personajes en los que el propio Sáez confiesa que no tiene ningún interés. Y efectivamente, una vez que los desarrolla te das cuenta de que los nombres que sonaban y suenan en Barcelona, las celebridades de los círculos modelnos, no tienen ningún interés.
El perfecto negativo del libro de Sáez es otro libro de otro historietista: «La Barcelona de los setenta vista por Nazario y sus amigos». El relato de Nazario te hace asombrarte de la efervescente Barcelona de los setenta, mientras el de Sáez hace el retrato de la Barcelona de los noventa y de hoy como el epítome del pijo aburrido que narra incansablemente sus aventuras de chichinabo en revistas que pagan las marcas de moda.
La Barcelona de Nazario es una chispeante bebida recien abierta, y la de Saez es un refresco esbafadosin gas y caliente del sol.
Los que quieran trazar la muerte de Barcelona, su paso de ser el centro de los inquietos a ser el asilo de los niñatos veintegenarios, podrán usar estos dos volúmenes como arcos del paréntesis.
La historia que hay en medio es la verdaderamente importante, y falta un tercero que la cuente.
¿Cómo pasamos de esto (imagen) a lo de hoy?
Ese es un relato que dificilmente verá imprenta.
Manel y Guillermo. Todos los que les esperaban, les ignoraron. Menos quienes tenían interés.
Esta mañana, Manel Fontdevila y Guillermo Torres han declarado ante el juez como consecuencia del secuestro de la revista el Jueves. El interrogatorio en sí ha sido distendido y ligero, pero ha dado pie a todos estas celtibéricas instantáneas:
1- Amigos (desonocidos) hasta en el infierno:
«Al acabar [su interrogatorio], un fucionario judicial le ha pedido a Manel que le dedique un álbum de PARA TI, QUE ERES JOVEN.»
…que evidentemente no estaba entre los documentos que se mueven por el edificio, sino que fue llevado específicamente para ello.
2- Cubriendo en exceso en busca de la exclusiva
«La salida de los humoristas provocó empujones y empellones entre los periodistas, y obligó a la Policía a despejar la entrada de la Audiencia Nacional, que había quedado colapsada. Fuentes de esta sede judicial comentaron que la expectación de hoy no se había visto con ocasión de otras declaraciones «mediáticas», como la del líder de Batasuna Arnaldo Otegi o la de la cantante Isabel Pantoja, cuando acudió a explicar la adopción de su hija.»
Huelga decir que yo, en televisión, a Manel le he visto en un par de reportajes sobre el Salón del Comic y poca cosa más. Y normalmente con la friolera de una frase. A veces dos. Igual se pensaban que habla a frase por año, y necesitaban dos millones de periodistas para asgurarse de que cuando la dijera alguno tendría la suerte de tener el micro conectado o la libreta dispuesta…
3- Mandar un gran número de periodistas te asegura que alguno habrá bien informado:
«Manel y Guillermo han entrado al edificio sin que los periodistas les hayan hecho preguntas ni sacado una sola foto. De hecho, los periodistas seguían comentando entre ellos que cuándo llegarían los dibujantes, cuando en realidad Manel y Guillermo ya habían entrado pasando por delante de ellos. Los periodistas no sabían qué pinta tenían.»
Ahí lo tienen. Mandan decenas de periodistas y ninguno tiene ni idea de a quién tienen que escuchar. En paralelo, hay un señor que disfruta con la sobresaliente sección «para tí que eres joven» (buenísima en el número prohibido:«cine de serie B»; leanla aquí), que no debería conocer sus caras -porque en sus álbumes suelen salir autorretratos, no fotos- pero que los localiza al vuelo.
Eso es ir y no saber a qué se va, y lo otro es tener interés.
todo visto en con c de arte,
que encima tiene fotos de los autores en la cafetería, justo antes de entrar.
Para más inri.